"He venido por TODOS mis HIJOS con el deseo de
acercarlos a Nuestros Corazones"




El Señor expuesto las 24  horas del día en vivo y en directo

https://www.youtube.com/watch?v=aHCHbn4abhk&t=145s






LAS HORAS DE LA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
Las veinticuatro horas de la Pasión

 click en imagen

Meditaciones Sobre la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.
Para acompañar a Nuestro Señor Jesucristo, en cada Hora de su Pasión

Por Luisa Picarretta, hija de la Divina Voluntad. 
(En proceso de Beatificación)



HORA DE SAN JOSÉ
Para hacer los:
Domingos a la 21 horas
 Domingos 09:00 PM




Mensajes de Dios y la Virgen María (MDM)
http://kyrieokumbaya.blogspot.com.es/

Presentamos la Asociación por las Almas del Purgatorio. 
¡Inscribe a las tuyas! ¡Reza por todas!
Por RORATE CÆLI -23/11/2014


sábado, 30 de abril de 2011

Festividad de la Divina Misericordia 
Domingo, 1 de mayo de 2011

¡¡¡Oh! Sangre y Agua que brotasteis del Corazón de Jesús, como manantial de Misericordia para nosotros,
Confiamos en Tí!!!

Jesús, en Tí confio

Diario de Santa Faustina

49 Deseo que haya una Fiesta de la Misericordia. Quiero que esta imagen que pintarás con el pincel, sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección; ese domingo deber ser la Fiesta de la Misericordia.

699 Una vez, oí estas palabras: Hija Mía, habla al mundo entero de la inconcebible (138) misericordia Mía. Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias. Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata. Mi misericordia es tan grande que en toda la eternidad no la penetrará ningún intelecto humano ni angélico. Todo lo que existe ha salido de las entrañas de Mi misericordia. Cada alma respecto a mi, por toda la eternidad meditará Mi amor y Mi misericordia. La Fiesta de la Misericordia ha salido de Mis entrañas (139), deseo que se celebre solemnemente el primer domingo después de Pascua. La humanidad no conocerá paz hasta que no se dirija a la Fuente de Mi misericordia.

+ Deseo que los sacerdotes proclamen esta gran misericordia que tengo a las almas pecadoras. Que el pecador no tenga miedo de acercase a Mi. Me queman las llamas de la misericordia, deseo derramarlas sobre las almas humanas.

Jesús se quejó conmigo con estas palabras: La desconfianza de las almas desgarra Mis entrañas. Aún más Me duele la desconfianza de las almas elegidas; a pesar de Mi amor inagotable no confían en Mí. Ni siquiera Mi muerte ha sido suficiente para ellas. ¡Ay de las almas que abusen de ella! 300

+ Pide a Mi siervo fiel [132] que en aquel día hable al mundo entero de esta gran misericordia Mía; que quien se acerque ese día a la Fuente de Vida, recibirá el perdón total de las culpas y de las penas.

+ La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia.

+ Oh, cuánto Me hiere la desconfianza del alma. Esta alma reconoce que soy santo y justo, y no cree que Yo soy la Misericordia, no confía en Mi bondad. También los demonios admiran Mi justicia, pero no creen en Mi bondad.

Mi Corazón se alegra de este titulo de misericordia.

jueves, 28 de abril de 2011

Mensajes de Nuestra Señora.....No:3470



17/04/2011
Mensaje de Nuestra Señora.....No:3470

Queridos hijos, Yo soy vuestra Madre y vine del cielo para ofreceros mi amor. Abrid vuestros corazones a Jesús y Él os hará hombres y mujeres de fe. No permitáis que la llama de la fe se borre dentro de vosotros. Sois pertenencia del Señor. Tranquilizad vuestros corazones y dejad que la gracia de mi Hijo os transforme. No os alejéis de la verdad. Sed defensores del Evangelio de Jesús. La humanidad se hizo ciega espiritualmente y mis pobres hijos caminan hacia un gran abismo. Sufro por aquello que viene para vosotros. Volveos. Arrepentíos y asumid vuestro verdadero papel de cristianos. Aún veréis horrores sobre la tierra. Chetumal cargará la cruz pesada. Semejantes sufrimientos vivirán los habitantes de Valparaíso. Doblad vuestras rodillas en oración. He ahí los tiempos difíciles para la humanidad. Adelante con valor. En la fidelidad a Jesús está vuestra plena felicidad. No crucéis los brazos. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.


16/04/2011
Mensaje de Nuestra Señora.....No:3469

Queridos hijos, os invito a la sincera conversión y al arrepentimiento de vuestros pecados. Abrid vuestros corazones a Jesús. Él quiere hablaros. ESCUCHADLO y seréis felices YA, aquí en la tierra y más tarde Conmigo en el cielo. Acercaos al confesionario y buscad en la Eucaristía la fuerza necesaria para vuestro camino en la fe. Sois del Señor. Estáis en el mundo, pero no sois del mundo. Vosotros sois del Paraíso de Dios. Alegraos y servid al Señor con fidelidad. No os alejéis de la oración. La humanidad está cada día más cerca del abismo de la destrucción que los hombres hicieron con sus propias manos. Mundi gritará por socorro y Granada beberá el cáliz amargo del dolor. España estremecerá y mis pobres hijos han de llorar y lamentar. Sufro por aquello que viene para vosotros. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.


12/04/2011
Mensaje de Nuestra Señora.....No:3468

Queridos hijos, confiad en Jesús. Solamente en Él está vuestra verdadera liberación. Volveos a Él que es vuestro Bien Absoluto y os espera de brazos abiertos. Os invito a acoger mis llamados, pues solamente así podré conduciros a la santidad. Os pido que os acerquéis a Jesús por medio del sacramento de la confesión. Ante de la cruz suplicad la misericordia de Dios para vosotros. Yo soy vuestra Madre dolorosa y sé lo que viene para vosotros. Los habitantes de Halifax y Letonia cargarán la cruz pesada. Rezad. Solamente en la oración encontraréis fuerzas para soportar el peso de la cruz. Coraje. Dios está muy cerca de vosotros. ESCUCHADLO y vivid en su gracia. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.


11/04/2011
Mensaje de Nuestra Señora.....No:3467

Queridos hijos, valorad los tesoros de Dios que están dentro de vosotros. Alegraos, pues vuestros nombres ya están escritos en el cielo. Conozco a cada uno de vosotros por el nombre y os pido que hagáis la voluntad del Señor. En todo imitad Jesús. No permitáis que las cosas del mundo os alejen de Jesús. Sed dóciles. No retrocedáis. Aún tengo cosas nobles que revelaros. Estad atentos. Lo que tenéis que hacer hacedlo hoy y no lo dejéis para el mañana. Llenaos de esperanza, pues soy la Madre de la gracia y de la misericordia. Yo estoy a vuestro lado aunque no Me veáis. Abrid vuestros corazones y no permitáis que las tinieblas de la duda os impida experimentar la gracia de Dios. Yo soy vuestra Madre y sufro a causa de vuestros sufrimientos. No os alejéis de la oración. La humanidad camina para grandes y dolorosos sufrimientos. En la oración encontraréis fuerzas para vuestro camino en la fe. Un hecho doloroso se dará en la Lituania y se repetirá en Brasilia. Doblad vuestras rodillas en oración. Sufro por aquello que viene para vosotros. Valor. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.


10/04/2011
Mensaje de Nuestra Señora.....No:3466

Queridos hijos, os agradezco por estar aquí. No desaniméis. Yo rogaré a mi Hijo Jesús por cada uno de vosotros. Abrid vuestros corazones y sed mansos y humildes de corazón. Yo vine del cielo para conduciros al cielo. Doblad vuestras rodillas en oración. La humanidad está enferma y necesita ser curada. Arrepentíos, pues el arrepentimiento es el primer paso dado en el camino de la conversión. Los hombres caminan como ciegos guiando a otros ciegos y la humanidad está al borde de un gran abismo. Volveos deprisa. Si aconteceros caer, llamad por Jesús. En Él está vuestra fuerza y sin Él nada podéis hacer. Acoged con coraje el Evangelio de mi Hijo Jesús. Yo quiero haceros santos, pero depende de vosotros aquello que Yo hago. Rezad, rezad, rezad. Vancouver cargará la cruz pesada y los que están en Puerto Santo gritarán por socorro. He ahí los tiempos difíciles para la humanidad. Huid del pecado y servid al Señor con alegría. En este momento hago caer sobre vosotros una extraordinaria lluvia de gracias. Adelante. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.


09/04/2011
Mensaje de Nuestra Señora.....No:3465

Queridos hijos, sufro por aquello que viene para vosotros. Arrepentíos sinceramente y volveos al Dios de la salvación y de la paz. Decid a todos que Dios tiene prisa y que no vine del cielo por juego. Los hombres se alejaron de Dios y la criatura es más valorada que el Creador. Aún veréis horrores en vuestra nación (Brasil). Yo quiero ayudaros, pero depende de vosotros aquello que Yo hago. Abrid vuestros corazones y servid al Señor con fidelidad. Tenerife y Olhão: la muerte pasará y será grande la destrucción. Os pido que continuéis firmes en el camino que os señalé al largo de estos años. Sé que tenéis libertad, pero lo mejor es hacer la voluntad de Dios. He ahí el tiempo de los dolores para vosotros. Buscad fuerzas en la Eucaristía y en las palabras de mi Hijo Jesús. Quién está con el Señor jamás será derrotado. Adelante. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.

05/04/2011
Mensaje de Nuestra Señora.....No:3464

Queridos hijos, Piúma cargará la cruz pesada y mis pobres hijos experimentarán grandes sufrimientos. Ayuda gritará por ayuda y Socorro vivirá momentos de angustia. La Isla de la Madera vivirá momentos de grandes tribulaciones. La muerte pasará y los hombres han de llorar y lamentar. Os pido que viváis en la gracia de mi Señor y que os alejéis de todo aquello que es contrario a la VOLUNTAD DE DIOS. Alejaos definitivamente del pecado y vivid encaminados hacia el paraíso para el cual únicamente fuisteis creados. Camináis hacia un futuro de grandes y dolorosas tribulaciones. Doblad vuestras rodillas en oración. Solamente por medio de la oración tendréis fuerzas para soportar el peso de la cruz. Yo soy vuestra Madre y sé lo que viene para vosotros. Escuchadme. Sed dóciles y llevad a todos mis llamados. No retrocedáis. Dios está a vuestro lado aunque no Lo veáis. Tened coraje, fe y esperanza. Quién está con el Señor vencerá. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz

04/04/2011
Mensaje de Nuestra Señora.....No:3463

Queridos hijos, la muerte pasará por la Frontera y mis pobres hijos cargarán la cruz pesada. Doblad vuestras rodillas en oración. Aún veréis horrores sobre la tierra. Yo soy vuestra Madre dolorosa y vine del cielo para llamaros a la conversión. No crucéis los brazos. No retrocedáis. Dios os espera de brazos abiertos. Lo que tenéis que hacer hacedlo hoy y no lo dejéis para el mañana. Vuestro tiempo es corto. En Tarifa se oirán llantos y lamentaciones. Sufro por aquello que viene para vosotros. Abrid vuestros corazones y acoged mis llamados. Lo que digo no es para causaros miedo, sino para alertaros sobre aquello que ha de venir. Ánimo. Volveos al Señor. Él tiene prisa y ya no hay más tiempo que perder. Adelante por el camino del bien y de la santidad. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.

02/04/2011
Mensaje de Nuestra Señora.....No:3462

Queridos hijos, huid del pecado y servid al Señor con alegría. No permitáis que las tinieblas del pecado dominen vuestras vidas. Sois del Señor y Él os ama. Doblad vuestras rodillas en oración, pues solamente así alcanzaréis la paz. Vivís el tiempo de las grandes confusiones espirituales. Amad la verdad y defendedla. Jesús necesita de vuestro testimonio valiente y público testimonio. Abrid vuestros corazones. Yo vine del cielo para señalaros el camino que os conducirá a la salvación. Escuchadme. La humanidad vive fuertes tensiones y está al borde de un gran abismo.Sufro por aquello que viene para vosotros. El sufrimiento pasará por Tapa y Quemados. En Luz se oirán llantos y lamentaciones. Rezad, rezad, rezad. . Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.

martes, 26 de abril de 2011

A la meva Marona, la Moreneta
27 d´Abril 
Festivitat de la Verge de Montserrat- Patrona de Catalunya
  Festividad de la Virgen de Montserrat-Patrona de Cataluña 
Historia de Montserrat (click en imagen)
Virolai
Rosa d'abril morena de la serra,
de Montserrat estel
ilumineu la catalana terra
guieu-nos cap el cel

"Rosa de abril morena de la sierra ,
de Montserrat estrella
iluminad la catalana tierra
guiadnos hacia el cielo"
(Popular Catalana)
                      (Virolai)


CANÇO DE LA MORENETA
Moreneta en sou, és que el Sol vos toca,
és que us toca el Sol,
el Sol de la Glòria.
Moreneta en sou,
moreneta i rossa...

                                                                                                            (Mn, Jacint Verdaguer)
Canción de la Morenita (popular catalana)
Morenita soís, es que el Sol os toca,
           es que os toca el Sol,
            el Sol de la Gloria.
               Morenita soís,
             morenita y rubia...

Urgente mensaje -911- de JESÚS al más pequeño de los siervos

 22 de abril de 2011


ESTOY dando este mensaje al más pequeño de los siervos para avisar a MIS niños de la GRAN CRISIS que está llegando a MI IGLESIA.

Los lobos han rodeado al PASTOR de MI IGLESIA y ahora están listos para ATACAR y DESTRUIRLO. YO ESTOY para decir nada y permitir a MIS OVEJAS ser esparcidas en confusión.

YO SOY EL BUEN PASTOR Y CONOZCO A MIS OVEJAS Y MIS OVEJAS ME CONOCEN. No he dejado a MIS OVEJAS sin PASTOR pero les he dado a MI PEDRO (el PAPA). MI PEDRO (el PAPA) es su PASTOR y el conduce a MIS OVEJAS a VERDES PASTOS y ESCÚCHENLO EN SEGURIDAD (la IGLESIA). Y NO A OTROS PORQUE ÉL HABLA CON MI AUTORIDAD. NO ESCUCHEN a aquellos quienes ATACAN SU AUTORIDAD. ELLOS NO SON DE MÍ. Es MI PEDRO (el PAPA) quien va a GUIARLOS AL PUERTO SEGURO DE SALVACIÓN. Aquellos quienes lo atacan son los lobos quienes desean DESTRUIRLO Y A MI IGLESIA. NO ESCUCHEN A ESOS DENTRO DE LA IGLESIA QUIENES INTENTARÁN DE PERSUADIRLOS PARA OPONERSE A MI PEDRO (el PAPA).

SUS ARGUMENTOS SON FALSOS Y LOS CONDUCIRÁN A USTEDES A LAS PUERTAS DEL INFIERNO. NO SE OPONGAN A MI PEDRO (el PAPA) SINO QUE APÓYENLO.

¡¡¡ÉL ES SU PASTOR!!! NO LO ABANDONEN!

¡¡¡APÓYENLO!!!

¡¡¡APÓYENLO!!!

¡¡¡APÓYENLO!!!

¡¡¡ SEAN CAPACES DE DAR SU VIDA POR APOYARLO A ÉL!!! ¡¡¡MIS OVEJAS DEFIENDEN A SU PASTOR!!!

PRONTO SABRÁN EL PORQUÉ LES HE HABLADO ESTAS PALABRAS.

lunes, 25 de abril de 2011

Cuando el sufrimiento os llegue no os hunda, porque Yo he puesto sufrimiento en los grandes acontecimientos de la Humanidad

22 abril, 2011


Hijos Míos, todo lo que hagáis por Mí si va abonado con el sufrimiento, se multiplica el valor de la obra, a veces, en dimensiones inimaginables, porque el sufrimiento en las obras de apostolado, hacen que éstas sean más fructuosas y su valor ante Mis ojos aumente muchísimo, muchísimo más. Yo, Jesús, os hablo.

Se que esto algunas almas no lo entienden porque el sufrimiento es muy rechazable a la naturaleza humana, pero ved que Yo he puesto sufrimiento en los grandes acontecimientos de la Humanidad. Puse sufrimiento en Mi Redención, puse sufrimiento en Mi Santa Madre, puse sufrimiento en Mi santo padre José, puse sufrimiento en el nacimiento de la Iglesia con Mis mártires, puse sufrimiento en el alumbramiento de la vida humana, puse sufrimientos (penitencia y sacrificios) para vuestra santificación, pongo sufrimientos en el tránsito de esta vida a la otra, porque Yo hijos Míos, riego los grandes acontecimientos con sufrimientos por el valor tan valioso y estimado por Nosotros: La Santísima Trinidad. Yo, Jesús, os hablo.

Me diréis que las cosas de Dios os cuestan lágrimas y pesares, pero hijos, también os dan muchos gozos, y de esta forma, equilibro la balanza del sufrimiento y la del gozo. Así el gozo en el alumbramiento del hijo que nace, Mi gozo en la Redención de las almas, el gozo de Mi Madre al ver que cumplí Mi misión fielmente al igual que Ella, el gozo de Mi padre José al saber que sería el padre del Mesías, el gozo de Mis mártires al regar con su sangre la Iglesia naciente, y así podría seguir diciendo más cosas. ¿Lo entendéis, hijos?

Lo que hagáis por Mí y las almas, en la medida que sea más valioso y más importante, así será vuestro sufrimiento, porque es el abono para el fruto de las obras. Por eso hijos, mentalizaros y sed conscientes de esto, para que cuando el sufrimiento os llegue no os hunda y recordéis que Yo, Jesús, os lo advierto y os lo recuerdo. Yo, Jesús, Vuestro Salvador, os hablo.

sábado, 23 de abril de 2011

¡¡El Señor ha resucitado. Aleluya. A El la Gloria y el Poder por toda la Eternidad, Aleluya...
Aleluya!!



        (Haendel - El Mesias, Aleluya)

El anuncio de la Resurrección

Mc. 16. 1-8 Lc. 24. 1-10 Jn. 20. 1-2
28 1 Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a visitar el sepulcro. 2 De pronto, se produjo un gran temblor de tierra: el Ángel del Señor bajó del cielo, hizo rodar la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella. 3 Su aspecto era como el de un relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. 4 Al verlo, los guardias temblaron de espanto y quedaron como muertos. 5 El Ángel dijo a las mujeres: «No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado. 6 No está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde estaba, 7 y vayan en seguida a decir a sus discípulos: “Ha resucitado de entre los muertos, e irá antes que ustedes a Galilea: allí lo verán”. Esto es lo que tenía que decirles». 8 Las mujeres, atemorizadas pero llenas de alegría, se alejaron rápidamente del sepulcro y corrieron a dar la noticia a los discípulos.


616-Glorificación de Jesús y María.
(Revelaciones de Jesus a María Valtorta)

La mañana de la Resurrección. Oración de María.

Las mujeres reanudan sus labores con los ungüentos, que durante la noche, con el fresco del patio, se han solidificado para formar una manteca densa. Juan y Pedro piensan que es conveniente ordenar el Cenáculo, limpiando las piezas de la vajilla y luego poniendo todo como si hubiera acabado de terminar la Cena. -Él lo dijo - dice Juan. -También había dicho: "¡No durmáis!". Había dicho: "No seas soberbio, Pedro. ¿No sabes que la hora de la prueba está a las puertas?". Y... y dijo: "Me negarás..." - Pedro llora de nuevo, mientras dice con desmesurado dolor: -¡Y lo he negado! -¡Basta, Pedro! A1 presente, eres de nuevo tú. ¡Basta de ese tormento! -Jamás, jamás bastará. Aunque me hiciera tan viejo como los primeros patriarcas, aunque viviera los setecientos o los novecientos años de Adán y de sus primeros descendientes, jamás dejaría de tener este tormento.
-¿No esperas en su misericordia? -Sí. Si no creyera en ello, sería como el Iscariote: un desesperado. Pero aunque Él de hecho me perdona desde el seno del Padre a donde ha vuelto, yo no me perdono. ¡Yo! ¡Yo! Yo que dije: “No lo conozco”, porque en ese momento era peligroso conocerlo, porque sentí vergüenza de ser discípulo suyo, porque tuve miedo a la tortura… Él iba a la muerte y yo... pensé en salvar mi vida(...)

sigue...

(...)Entra, atraída por los gritos, María Magdalena. -No grites ese modo. María te oye. ¡Está verdaderamente agotada! No tiene fuerzas para nada. Todo le hace daño. Tus gritos inútiles y descomedidos le traen de nuevo el tormento de lo que fuisteis... -¿Ves? ¿Ves, Juan? Una mujer puede imponerme silencio. Y tiene razón. Porque nosotros, los varones consagrados al Señor, hemos sabido sólo mentir o huir. Las mujeres se han comportado como es debido. Tú, poco más que una mujer por tu gran juventud y pureza, has sabido permanecer. Nosotros, nosotros, los fuertes, los varones, hemos huido. ¡Oh, cómo debe despreciarme el mundo! ¡Dímelo, dímelo, mujer! ¡Tienes razón! Pon tu pie en esta boca que ha mentido. En la suela de la sandalia hay quizás algo de su Sangre. Y sólo esa Sangre mezclada con el barro del camino, puede dar un poco de perdón, poco de paz a este hombre que abjuró. ¡Debo empezar a acostumbrarme al desprecio del mundo! ¿Qué soy yo? ¡Decidlo, venga: ¿qué soy?-Una gran soberbia - responde tranquila la Magdalena - ¿Dolor? También dolor. Pero, créeme, de diez partes de tu dolor, cinco -por no ofenderte diciendo seis- son del dolor de ser un hombre que puede ser despreciado. ¡Y verdaderamente yo te voy a despreciar, si sigues sólo gimiendo y entregándote a histerias, justo como hace una mujer necia! Lo hecho, hecho está. Y no son los gritos descomedidos los que lo reparan y lo borran. Lo único que hacen es llamar la atención y mendigar una compasión no merecida. Sé viril en tu arrepentimiento. No grites. Haz. Yo... tú sabes quién era yo... Pero, cuando comprendí que era más despreciable que el vómito, no me entregué a convulsiones. Hice. Públicamente. Sin indulgencias conmigo misma y sin pedir indulgencia. ¿Que el mundo me despreciaba? Tenía razón. Me lo había merecido.(...)

sigue...

(...)El mundo tuvo que convencerse de que María la pecadora ya no existía. Con los hechos he convencido al mundo. Haz tú lo mismo, y calla.
-Eres severa, María - objeta Juan. -Más conmigo que con los demás. Lo reconozco. No tengo la mano suave de la Madre. Ella es el Amor. Yo... ¡Oh, yo! He quebrantado mi carnalidad con el azote de mi voluntad. Y más que lo haré. ¿Tú crees que me he perdonado el haber sido la Lujuria? No. Pero sólo me lo digo a mí. Y me lo seguiré diciendo siempre. Consumida moriré en este secreto, doloroso recuerdo de haber sido la corruptora de mí misma, en este inconsolable dolor de haberme profanado y de no haberle podido dar a Él otra cosa sino un corazón pisoteado... ¿Ves?... he trabajado más que todas en los bálsamos... Y con más coraje que las otras le quitaré la mortaja... ¡Oh, Dios, cómo estará ya! (María de Magdala, sólo de pensarlo, se pone pálida). Y lo cubriré con nuevos bálsamos,(...)

sigue...

(...)Quisiera... quisiera tener la mano de la Madre Virgen para llevar a cabo la última unción...María ahora llora quedo, sin convulsiones. ¡Qué distinta de la Magdalena teatral que siempre nos presentan! Es el mismo llanto silencioso que tuvo el día de su perdón en la casa del fariseo(...)

Del libro: Glorificación de Jesús y María.
(Revelaciones de Jesus a María Valtorta)
Isaías 53:7-12

"Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como un cordero fue llevado al matadero; como una oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, no abrió su boca(...)

 "Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como un cordero fue llevado al matadero; como una oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, no abrió su boca. Por medio de violencia y de juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue arrancado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte. Aunque nunca hizo maldad ni hubo engaño en su boca, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándolo a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá descendencia, vivirá por largos días y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará sobre sí las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los poderosos repartirá el botín; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores"



La sepultura de Jesús

Mc. 15. 42-47 Lc. 23. 50-55 Jn. 19. 38-42
57 Al atardecer, llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se había hecho discípulo de Jesús, 58 y fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato ordenó que se lo entregaran. 59 Entonces José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia 60 y lo depositó en un sepulcro nuevo que se había hecho cavar en la roca. Después hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, y se fue. 61 María Magdalena y la otra María estaban sentadas frente al sepulcro.


Información sobre la Sábana Santa (click en imagen)


62 A la mañana siguiente, es decir, después del día de la Preparación, los sumos sacerdotes y los fariseos se reunieron y se presentaron ante Pilato, 63 diciéndole: «Señor, nosotros nos hemos acordado de que ese impostor, cuando aún vivía, dijo: “A los tres días resucitaré”. 64 Ordena que el sepulcro sea custodiado hasta el tercer día, no sea que sus discípulos roben el cuerpo y luego digan al pueblo: “¡Ha resucitado!”. Este último engaño sería peor que el primero». 65 Pilato les respondió: «Ahí tienen la guardia, vayan y aseguren la vigilancia como lo crean conveniente». 66 Ellos fueron y aseguraron la vigilancia del sepulcro, sellando la piedra y dejando allí la guardia.

612-La noche del Viernes Santo. Lamento de la Virgen. El velo con el Rostro del Redentor.

María, ayudada de las mujeres, que lloran, vuelve en sí, y llora; su única fuerza consiste en llorar y llorar. Parece, verdaderamente como si su vida, hubiera de pasar y consumirse toda con ese llanto.
Quieren ofrecerle algo que le devuelva las fuerzas: Marta le ofrece un poco de vino; la dueña de la casa quisiera que tomara al menos un poco de miel; María de Alfeo, de rodillas delante de Ella, le ofrece una taza de leche tibia, diciendo: -Yo misma la he ordeñado, de la cabrita de la pequeña Raquel (será una hija de estos que están en casa de Lázaro, no sé si como inquilinos o como guardas). Pero María no quiere nada. Llorar, sólo llorar; y pedir y oír la promesa de que serán buscados apóstoles y discípulos, que serán buscadas lanza y vestiduras, y que, cuando sea de día -dado que ahora, de ninguna manera, quieren dejarla entrar- la dejarán entrar en la habitación del Cenáculo.
-Sí. Si estás un poco tranquila, si descansas un poco, te llevaré a es habitación - dice la cuñada - Nosotras dos entraremos y, de rodillas, buscaré para ti cualquier señal de Jesús... - dice María de Alfeo con un sollozo. -Fíjate. Aquí tienes la copa y el pan que Jesús partió usado por Él para la Eucaristía. ¿Qué recuerdo más santo que este? ¿Ves? Juan te los ha traído ya desde esta mañana, para que los vieras esta noche... Pobre Juan que está allí llorando, y con miedo… -¿Miedo? ¿Por qué? Ven, Juan.



(...)Juan sale de la sombra (es que esta pequeña habitación hay sólo una lamparilla, colocada encima de la mesa, junto a los objetos de la Pasión). Se arrodilla a los pies de María, la cual lo acaricia y le pregunta:
-¿Por qué tienes miedo?
Y Juan, besándole las manos y llorando:
-Porque tú estás mal. Tienes fiebre y jadeas... Y no te tranquilizas. Y si sigues así, morirás como ha muerto Él...
-¡Ah, si fuera verdad!
-¡No, Madre! ¡Mamá! ¡Es más dulce decir "Mamá"! Como a la mía. Deja que te llame así... Pero, de la misma manera que no encuentro diferencia entre mi madre y tú -es más: te quiero más que a ella porque eres la Madre que Él me ha dado y eres su Madre-, tú no hagas demasiada diferencia entre el Hijo que ha nacido de ti y el que te ha sido dado... Y ámame un poco como lo amas a Él... ¿Si fuera Él el que te dijera: "Tengo miedo de que mueras" responderías: “¡Ah!, si fuera verdad"? No. No lo dirías. Es más, te dolería marcharte y dejarlo a Él, a tu Cordero, en un mundo de lobos... ¿Y no te apenas por mí?... Soy mucho más cordero que Él: no por bondad y pureza, sino por ingenuidad y miedo. Si me faltas, el pobre Juan será despedazado por los lobos sin haber sabido dar un balido que hable de su Maestro... ¿Quieres que muera así, sin haberle servido? ¿Atolondrado en la muerte como en la vida? No, ¿verdad? Entonces, Mamá, trata de tranquilizarte... Por Él... ¡Oh! ¿No dices que resucita? Sí, lo dices y es verdad. ¿Y entonces quieres que cuando resucite encuentre sin ti la casa? Porque seguro que vendrá aquí... ¡Pobre, pobre Jesús, si en vez de tu grito de amor oyera los nuestros de pésame; si en vez de encontrar tu pecho en el que reclinar su cabeza martirizada y gloriosa encontrara el cierre de tu sepulcro!... Debes vivir. Para saludarlo cuando vuelva... no digo "a nuestro amor" –nosotros merecemos todos los reproches, por la manera como hemos obrado-digo "a tu amor". ¿Qué será este encuentro? ¿Y Él, qué aspecto tendrá? Madre de la Sabiduría, Mamá del ignorantísimo Juan, tú que lo sabes todo, dinos qué aspecto tendrá cuando aparezca resucitado. -Lázaro tenía las heridas cerradas de las piernas; pero se veían las señales. Y apareció envuelto en vendas llenas de podre - dice Marta.
-Tuvimos que lavarlo y lavarlo... - añade María.
-Y estaba débil y tuvimos que reconfortarlo, por orden suya - termina Marta. -El hijo de la viuda de Naím estaba como ofuscado y parecía un niño incapaz de andar y hablar con soltura; tanto fue así, que Él se lo devolvió a la madre para que le enseñara a usar de nuevo de las cosas buenas de la vida. Y a la hijita de Jairo Él mismo la guió en sus primeros pasos... - dice Juan. -Pienso que mi Señor nos enviará a un ángel a decirnos: "Venid con una túnica limpia". Y mi amor la ha preparado ya. Está en el palacio. No la he podido hilar yo, pero se la di a hilar a mi nodriza, que ahora vive tranquila respecto a mi futuro, y no llora ya. Tomé el más precioso lino. Plautina me proporcionó la púrpura y Noemí tejió su orla. Yo hice el cinturón, la bolsa y el taled, bordándolos de noche para que no me vieran. He aprendido de ti, Madre. No es perfecto, pero recibe la hermosura, más que de las perlas que componen su Nombre en el cinturón y en la bolsa, de mi llanto de amor y de mis besos: cada puntada es un latido de devoción por Él. Le llevaré esa túnica Lo permites, ¿no? -¡Oh!... No creía que le fueran a privar de su túnica... No estoy habituada a los usos del mundo y a su crueldad... Creía conocerlos ya... (y las lágrimas ruedan de nuevo por las mejillas céreas) pero me doy cuenta de que todavía no sabía nada... Y pensaba: "Tendrá también después la túnica de su Madre". ¡Le gustaba tanto...! Él la había querido así. Y me lo había dicho mucho tiempo antes: "Harás una túnica así y así. Me la llevarás para la Pascua... Porque Jerusalén me debe ver vestido con purpúrea túnica de rey...".



¡Oh, esa lana, más cándida que la nieve, mientras la hilaba se volvía roja ante los ojos de Dios y los míos, porque mi corazón recibió una nueva herida por aquellas palabras... Las otras, después de años o meses, habían dejado de rezumar sangre, aunque no se hubieran cerrado. ¡Pero ésta...! Todos los días, cada hora que pasaba, me removía la espada el corazón: "¡Un día menos! ¡Una hora menos! ¡Y luego morirá!". ¡Oh!... Y el hilado en el huso o en el telar se me volvía rojo... Se ha materializado luego en el color, por causa del mundo... Pero ya era rojo...
María llora de nuevo(...)

sigue...

(...)Sí, Jesús, yo perdono, yo los amo. ¡Ah, se me parte el corazón en este perdón, en este amor! ¿Me oyes? ¿Oyes que los perdono y los amo? Ruego por ellos. Sí: ruego por ellos... Cierro los ojos para no ver estos objetos de tu tortura, para poder perdonarlos, para poder amarlos, para poder orar por ellos. Cada uno de estos clavos sirve para crucificar el movimiento mío de no perdonar, de no amar, de no orar por tus verdugos(...)

sigue...

(...)Esperando tu nacimiento, te preparaba fajos y pañales, hilando el hilo más suave de la Tierra. No tenía en cuenta su precio, con tal disponer de la hebra más lisa. ¡Qué lindo estabas envuelto en los fajos hechos por tu Mamá! Todos me decían: "¡Es hermoso tu Niño, Mujer!” ¡Eras hermoso! Asomaba tu carita rosada bajo el blancor del lino. Tenías dos ojitos más azules que el cielo, y la cabecita parecía - de tan rubio y esponjoso como tenías el pelito- envuelto en una niebla de oro; tenían tus cabellos sabor a flor de almendro recién abierta. Creían que te perfumaba. No. Mi tesoro tenía sólo el perfume de los fajos lavados por su Mamá, calentados en su corazón, besados con sus labios. Nunca me sentía cansada de trabajar para ti... ¿Y ahora? Ya no tengo nada que hacer para ti. Hacía tres años que estabas lejos de casa, pero seguías siendo el objeto de mis días. Pensar en ti, en tu ropa, en tu comida: amasar la harina y hacer pan, cuidar las abejas para darte la miel, tener cuidado de los árboles para que te dieran fruta. ¡Cómo amabas las cosas que te llevaba tu Madre! Ninguna comida de rica mesa, ningún indumento de tela preciosa, eran para ti como estas cosas tejidas, cosidas, cuidadas, recogidas por las manos de tu Madre. Cuando iba a donde Tú estabas, mirabas enseguida mis manos, como cuando eras pequeño y yo y José te dábamos modestos regalos para que sintieras que eras "nuestro" Rey. Nunca fuiste antojadizo, Niño mío. Lo que buscabas era el amor, que era tu alimento, y lo encontrabas en nuestras atenciones a ti. Ahora también hallabas, buscabas, lo mismo, ¡pobre Hijo mío tan poco amado del mundo!(...)

Del libro: Pasión y Muerte de Jesús (revelaciones de Jesús a María Valtorta)
http://www.santisimavirgen.com.ar/obra_maria_valtorta.htm

-----------------------------------------------------------------
Revelaciones sobre la Pasión, ver:

Revelaciones de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, a Ana Catalina Emerich
http://www.capillacatolica.org/AnaCatalinaEmerich.html

Las Horas de la Pasión de  Nuestro Señor Jesucristo (revelación de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo) a la S.D. Luisa Piccarreta :
http://www.passioiesus.org/es/horasdelapasion/distribucion.htm

Relato de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, revelado por el Mismo Jesús a Catalina Rivas:
http://www.reinadelcielo.org/estructura.asp?intSec=2&intId=21&intIdP=63

Revelaciones sobre la vida de la Virgen María, a María de Jesús de Ágreda: en el libro "La Mística Ciudad de Dios"
hthttp://www.reinadelcielo.org/estructura.asp?intSec=2&intId=54

viernes, 22 de abril de 2011

La muerte de Jesús 

Mc. 15. 33-39 Lc. 23. 44-48 Jn. 19. 29-30
45 Desde el mediodía hasta las tres de la tarde, las tinieblas cubrieron toda la región. 46 Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó en alta voz: «Elí, Elí, lemá sabactani», que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». 47 Algunos de los que se encontraban allí, al oírlo, dijeron: «Está llamando a Elías». 48 En seguida, uno de ellos corrió a tomar una esponja, la empapó en vinagre y, poniéndola en la punta de una caña, le dio de beber. 49 Pero los otros le decían: «Espera, veamos si Elías viene a salvarlo». 50 Entonces Jesús, clamando otra vez con voz potente, entregó su espíritu.
51 Inmediatamente, el velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo, la tierra tembló, las rocas se partieron 52 y las tumbas se abrieron. Muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron 53 y, saliendo de las tumbas después que Jesús resucitó, entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a mucha gente. 54 El centurión y los hombres que custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y todo lo que pasaba, se llenaron de miedo y dijeron: «¡Verdaderamente, este era Hijo de Dios!».


609-La crucifixión, la muerte y el descendimiento.
Del libro :Pasión y Muerte de Jesús (revelaciones de Jesús a María Valtorta)


(...)María: la nueva Eva. Ella os enseña la nueva religión que lleva el amor hasta el punto de perdonar a quien mata a un hijo. No seáis como Judas, que cierra su corazón ante esta Maestra de Gracia y se desespera diciendo: "Él no me puede perdonar", poniendo en duda las palabras de la Madre de la Verdad, y, por tanto, mis palabras, que siempre habían repetido que Yo había venido para salvar y no para condenar. Para perdonar a aquel que, arrepentido, viniera a mí(...)

sigue..
(...)Es ahora el turno de Jesús. Él se extiende mansamente sobre el madero. Los dos ladrones se rebelaban tanto, que, no siendo suficientes los cuatro verdugos, habían tenido que intervenir soldados para sujetarlos, para que no apartaran con patadas a los verdugos que los ataban por las muñecas. Pero para Jesús no hay necesidad de ayuda. Se extiende y pone la cabeza donde le dicen que la ponga. Abre los brazos como le dicen que los abra. Estira las piernas como ordenan que lo haga. Sólo se ha preocupado de colocarse bien su velo. Ahora su largo cuerpo, esbelto y blanco, resalta sobre el madero oscuro y el suelo amarillo. Dos verdugos se sientan encima de su pecho para sujetarlo. Y pienso en qué opresión y dolor debió sentir bajo ese peso. Un tercer verdugo le toma el brazo derecho y lo sujeta: con una mano en la primera parte del antebrazo; con la otra, en el extremo de los dedos. El cuarto, que tiene ya en su mano el largo clavo de punta afilada y cuerpo cuadrangular que termina en una superficie redonda y plana de1 diámetro de diez céntimos de los tiempos pasados, mira si el agujero ya practicado en la madera coincide con la juntura del radio y el cúbito en la muñeca. Coincide. El verdugo pone la punta del clavo en la muñeca, alza el martillo y da el primer golpe. Jesús, que tenía los ojos cerrados, al sentir el agudo dolor grita y se contrae, y abre al máximo los ojos, que nadan entre lágrimas. Debe sentir un dolor atroz... el clavo penetra rompiendo músculos, venas, nervios, penetra quebrantando huesos...María responde, con un gemido que casi lo es de cordero degollado, al grito de su Criatura torturada; y se pliega, como quebrantada Ella, sujetándose la cabeza entre las manos. Jesús, para no torturarla, ya no grita. Pero siguen los golpes, metódicos, ásperos, de hierro contra hierro... y uno piensa que, debajo, es un miembro vivo el que los recibe. La mano derecha ya está clavada. Se pasa a la izquierda.


El agujero no coincide con el carpo. Entonces agarran una cuerda, atan la muñeca izquierda y tiran hasta dislocar la juntura, hasta arrancar tendones y músculos, además de lacerar la piel ya serrada por las cuerdas de la captura. También la otra mano debe sufrir porque está estirada por reflejo y en torno a su clavo se va agrandando el agujero. Ahora a duras penas se llega al principio del metacarpo, junto a la muñeca. Se resignan y clavan donde pueden, o sea, entre el pulgar y los otros dedos, justo en el centro del metacarpo. Aquí el clavo entra más fácilmente, pero con mayor espasmo porque debe cortar nervios importantes (tanto que los dedos se quedan inertes, mientras los de la derecha experimentan contracciones y temblores que ponen de manifiesto su vitalidad). Pero Jesús ya no grita, sólo emite un ronco quejido tras sus labios fuertemente cerrados, y lágrimas de dolor caen al suelo después de haber caído en la madera. Ahora les toca a los pies. A unos dos metros -un poco más- del extremo de la cruz hay un pequeño saliente cuneiforme, escasamente suficiente para un pie. Acercan a él los pies para ver si va bien la medida. Y, dado que está un poco bajo y los pies llegan mal, estiran por los tobillos al pobre Mártir. Así, la madera áspera de la cruz raspa las heridas y menea la corona, de forma que ésta se descoloca arrancando otra vez cabellos, y puede caerse; un verdugo, con mano violenta, vuelve a incrustársela en la cabeza...Ahora los que estaban sentados en el pecho de Jesús se alzan para ponerse sobre las rodillas, dado que Jesús hace un movimiento involuntario de retirar las piernas al ver brillar al sol el larguísimo clavo, el doble de largo y de ancho de los que han sido usados para las manos. Y cargan su peso sobre las rodillas excoriadas, y hacen presión sobre las pobres tibias contusas, mientras los otros dos llevan a cabo la operación, mucho más difícil, de enclavar un pie sobre el otro, tratando de hacer coincidir las dos junturas de los tarsos. A pesar de que miren bien y tengan bien sujetos los pies, por los tobillos y los dedos, contra el apoyo cuneiforme, el pie de abajo se corre por la vibración del clavo, y tienen que desclavarlo casi (desclavar invirtiendo la posición, o sea, poniendo debajo el pie derecho y encima el izquierdo), porque después de haber entrado en las partes blandas, el clavo, que ya había perforado el pie derecho y sobresalía, tiene que ser centrado un poco más.


Y golpean, golpean, golpean... Sólo se oye el atroz ruido del martillo contra la cabeza del clavo, porque todo el Calvario es sólo ojos atentísimos y oídos aguzados, para percibir la acción y el ruido, y gozarse en ello...Acompaña al sonido áspero del hierro un lamento quedo de paloma: el ronco gemido de María, quien cada vez se pliega más, a cada golpe, como si el martillo la hiriera a Ella, la Madre Mártir. Y es comprensible que parezca próxima a sucumbir por esa tortura: la crucifixión es terrible: como la flagelación en cuanto al dolor, pero más atroz de presenciar, porque se ve desaparecer el clavo dentro de las carnes vivas; sin embargo, es más breve que la flagelación, que agota por su duración.


Para mí, la agonía del Huerto, la flagelación y la crucifixión son los momentos más atroces. Me revelan toda la tortura de Cristo. La muerte me resulta consoladora, porque digo: « ¡Se acabó!». Pero éstas no son el final, son el comienzo de nuevos sufrimientos.Ahora arrastran la cruz hasta el agujero. La cruz rebota sobre el suelo desnivelado y zarandea al pobre Crucificado. Izan la cruz, que dos veces se va de las manos de los que la levantan (una vez, de plano; la otra, golpeando el brazo derecho de la cruz) y ello procura un acerbo tormento a Jesús, porque la sacudida que recibe remueve las extremidades heridas.Y cuando, luego, dejan caer la cruz en su agujero -oscilando además ésta en todas las direcciones antes de quedar asegurada con piedras y tierra, e imprimiendo continuos cambios de posición al pobre cuerpo, suspendido de tres clavos-, el sufrimiento debe ser atroz. Todo el peso del cuerpo se echa hacia delante y cae hacia abajo, y los agujeros se ensanchan, especialmente el de la mano izquierda; y se ensancha el agujero practicado en los pies. La sangre brota con más fuerza. La de los pies gotea por los dedos y cae al suelo, o desciende por el madero de la cruz; la de las manos recorre los antebrazos, porque las muñecas están más altas que las axilas, debido a la postura; surca también las costillas bajando desde las axilas hacia la cintura. La corona, cuando la cruz se cimbrea antes de ser fijada, se mueve, porque la cabeza se echa bruscamente hacia atrás, de manera que hinca en la nuca el grueso nudo de espinas en que termina la punzante corona, y luego vuelve a acoplarse en la frente y araña, araña sin piedad. Por fin, la cruz ha quedado asegurada y no hay otros tormentos aparte del de estar colgado. Levantan también a los ladrones, los cuales, puestos ya verticalmente, gritan como si los estuvieran desollando vivos, por la tortura de las cuerdas, que van serrando las muñecas y hacen que las manos se pongan negras, con las venas hinchadas como cuerdas. Jesús calla. La muchedumbre ya no calla; antes bien, reanuda su vocerío infernal. Ahora la cima del Gólgota tiene su trofeo y su guardia de honor. En el extremo más alto, la cruz de Jesús; a sus dos lados, las otras dos. Media centuria de soldados con las armas al pie rodeando la cima. Dentro de este círculo de soldados, los diez desmontados del caballo jugándose a los dados los vestidos de los condenados.
En pie, erguido, entre la cruz de Jesús y la de la derecha, Longinos que parece montar guardia de honor al Rey Mártir. La otra media centuria, descansando, está a las órdenes del ayudante de Longinos, en el sendero de la izquierda y en el rellano más bajo, a la espera de ser utilizados si hubiera necesidad de hacerlo. Los soldados muestran una casi total indiferencia; sólo alguno,de vez en cuando, alza la cabeza hacia los crucificados. Longinos, sin embargo, observa todo con curiosidad e interés, compara y mentalmente juzga: compara a los crucificados -especialmente a Cristo- con los espectadores. Su mirada penetrante no se pierde ni un detalle, y para ver mejor se hace visera con la mano porque el sol debe molestarle. Es, efectivamente, un sol extraño; de un amarillo-rojo de llama Y luego esta llama parece apagarse de golpe por un nubarrón de pez que aparece tras las cadenas montañosas judías y que corre veloz por el cielo para desaparecer detrás de otros montes. Y cuando el sol vuelve a aparecer es tan intenso, que a duras penas lo soportan los ojos.
Mirando, ve a María, justo al pie del escalón del terreno, alzado hacia su Hijo el rostro atormentado. Llama a uno de los soldados que están jugando a los dados y le dice: -Si la Madre quiere subir con el hijo que la acompaña, que venga. Escóltala y ayúdala. Y María con Juan -tomado por hijo- sube por los escalones incididos en la roca tobosa -creo- y traspasa el cordón de los soldados para ir al pie de la cruz, aunque un poco separada, para ser vista por su Jesús y verlo a su vez.
La turba, enseguida, le propina los más oprobiosos insultos, uniéndola a su Hijo en las blasfemias. Pero Ella, con los labios temblorosos y blanquecidos, sólo busca consolarlo con una sonrisa acongojada en que se enjugan las lágrimas que ninguna fuerza de voluntad logra retener en los ojos. La gente, empezando por los sacerdotes, escribas, fariseos, saduceos, herodianos y otros como ellos, se procura la diversión de hacer como un carrusel: subiendo por el camino empinado, orillando el escalón final y bajando por el otro sendero, o viceversa; y, al pasar al pie de la cima, por el rellano inferior, no dejan de ofrecer sus palabras blasfemas como don para el Moribundo. Toda la infamia, la crueldad, el odio, la vesania de que, con la lengua, son capaces los hombres quedan ampliamente testificadas por estas bocas infernales. Los que más se ensañan son los miembros del Templo, con la ayuda de los fariseos.-¿Y entonces? Tú, Salvador del género humano, ¿por qué no te salvas?(...)



sigue... 

            

(...)Pero el mal ladrón continúa sus imprecaciones. Jesús calla. Jadeante por el esfuerzo de la postura, por la fiebre, por el estado cardiaco y respiratorio, consecuencia de la flagelación sufrida en forma tan violenta, y también consecuencia de la angustia profunda que le había hecho sudar sangre, busca un alivio aligerando el peso que carga sobre los pies suspendiéndose de las manos y haciendo fuerza con los brazos. Quizás lo hace también para vencer un poco el calambre que ya atormenta los pies y que es manifiesto por el temblor muscular. Pero las fibras de los brazos -forzados en esa postura y seguramente helados en sus extremos, porque están situados más arriba y exangües (la sangre a duras penas llega a las muñecas, para rezumar por los agujeros de los clavos, dejando así sin circulación a los dedos)- tienen el mismo temblor. Especialmente los dedos de la izquierda están ya cadavéricos y sin movimiento, doblados hacia la palma. También los dedos de los pies expresan su tormento; sobre todo, los pulgares, quizás porque su nervio está menos lesionado: se alzan, bajan, se separan.
Y el tronco revela todo su sufrimiento con su movimiento, que es veloz pero no profundo, y fatiga sin dar descanso. Las costillas, de por sí muy amplias y altas, porque la estructura de este Cuerpo es perfecta, están ahora desmedidamente dilatadas por la postura que ha tomado el cuerpo y por el edema pulmonar que ciertamente se ha formado dentro. Y, no obstante, no son capaces de aligerar el esfuerzo respiratorio; tanto es así, que todo el abdomen ayuda con su movimiento al diafragma, que se va paralizando cada vez más. Y la congestión y la asfixia aumentan a cada minuto que pasa, como así lo indican el colorido cianótico que orla los labios, de un rojo encendido por la fiebre, y las estrías de un rojo violáceo que pincelan e1 cuello a lo largo de las yugulares túrgidas, y se ensanchan hasta las mejillas, hacia las orejas y las sienes, mientras que la nariz aparece afilada y exangüe y los ojos se hunden en un círculo que, donde no hay sangre goteada de la corona, aparece lívido.
Debajo del arco costal izquierdo se ve la onda -irregular pero violenta- propagada desde la punta cardiaca, y de vez en cuando, por una convulsión interna, se produce un estremecimiento profundo del diafragma, que se manifiesta en una distensión total de la piel en la medida en que puede estirarse en ese pobre Cuerpo herido y moribundo.
La Faz tiene ya el aspecto que vemos en las fotografías de la Síndone, con la nariz desviada e hinchada por una parte; y también el hecho de tener el ojo derecho casi cerrado, por la hinchazón que hay en ese lado, aumenta el parecido. La boca, por el contrario, este abierta, y reducida ya a una costra su herida del labio superior.
La sed, producida por la pérdida de sangre, por la fiebre y el sol, debe ser intensa; tanto es así que Él, con una reacción espontánea bebe las gotas de su sudor y de su llanto, y también las de sangre que bajan desde la frente hasta el bigote, y se moja con estas gotas la lengua...La corona de espinas le impide apoyarse al mástil de la cruz para ayudarse a estar suspendido de los brazos y aligerar así los pies. La zona lumbar y toda la espina dorsal se arquean hacia afuera, quedando Jesús separado del mástil de la cruz del íleon hacia arriba por la fuerza de inercia que hace pender hacia adelante un cuerpo suspendido, como estaba el suyo. Los judíos, rechazados hasta fuera de la explanada, no dejan de insultar, y el ladrón impenitente hace eco. El otro, que mira con piedad cada vez mayor a la Madre, y que llora, le reprende ásperamente cuando oye que en el insulto está incluida también Ella(...)

sigue...


(...)Los otros soldados, que estaban jugando a los dados, han dejado de hacerlo y se han puesto en pie; se han puesto también los yelmos, que habían servido para agitar los dados, y están en grupo junto a la pequeña escalera excavada en la toba, silenciosos, atentos. Los otros están de servicio y no pueden cambiar de postura. Parecen estatuas. Pero alguno de los más cercanos, y que oye las palabras de María, musita algo entre los labios y menea la cabeza.
Un intervalo de silencio. Luego nítidas en la oscuridad total las palabras:
-Todo está cumplido! - y luego el jadeo cada vez más estertoroso, con pausas de silencio entre un estertor y el otro, pausas cada vez mayores.
E1 tiempo pasa al son de este ritmo angustioso: la vida vuelve cuando el respiro áspero del Moribundo rompe el aire; la vida cesa cuando este sonido penoso deja de oírse. Se sufre oyéndolo, se sufre oyéndolo... Se dice:
-¡Basta ya con este sufrimiento! - y se dice: -¡Oh, Dios mío, que no sea el último respiro!
Las Marías lloran, todas, con la cabeza apoyada contra el realce terroso. Y se oye bien su llanto, porque toda la gente ahora calla de nuevo para recoger los estertores del Moribundo.
Otro intervalo de silencio. Luego, pronunciada con infinita dulzura y oración ardiente, la súplica:
-¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! Otro intervalo de silencio. Se hace leve también el estertor. Apenas es un susurro limitado a los labios y a la garganta. Luego... adviene el último espasmo de Jesús(...)



Del libro: Pasión y Muerte de Jesús (revelaciones de Jesús a María Valtorta)http://www.santisimavirgen.com.ar/obra_maria_valtorta.htm

jueves, 21 de abril de 2011

Para iniciar el Viernes Santo a las 3:00 p.m.

FIESTA DE LA DIVINA MISERICORDIA
    Domingo siguiente al Domingo de la Pascua de Resurrección

“La humanidad no encontrará la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia” (Diario, 300)
Del libro : Pasión y Muerte de Jesús (revelaciones a María Valtorta) 
602-Hacia el Getsemaní con once apóstoles. La agonía y el prendimiento

 
(Palabras de Jesús a Mons. Ottavio Michelini: He dictado a María Valtorta, alma víctima, una obra maravillosa. Yo soy el autor de esta obra)

(...)-Simón: es mi hora de pasión. Para que sea más completa, el Padre, a medida que ésta se va aproximando, me retira la luz. Dentro de poco tendré sólo tinieblas y la contemplación de lo que son tinieblas: o sea, todos los pecados de los hombres. No puedes, no podéis entender. Ninguno, excepto el llamado por Dios a ello por especial misión, comprenderá esta pasión en la gran Pasión; y, dado que el hombre es material incluso en el amar y en el meditar, habrá quien llore y sufra por mis golpes, por las torturas del Redentor; pero no se medirá esta espiritual tortura que -creedlo vosotros que me escucháis- será la más atroz...(...)

sigue...
 
(...)-Ahora vamos a separarnos. Yo voy arriba, a orar. Quiero conmigo a Pedro, Juan y Santiago. Vosotros quedaos aquí. Y si os vierais en grave apuro, llamad. Y no temáis. No os tocarán ni un pelo. Orad por mí. Deponed el odio y el miedo. Será sólo un momento... Luego el júbilo será completo. Sonreíd. Que lleve Yo en mi corazón vuestras sonrisas. Y, una vez más, gracias por todo, amigos. Adiós. Que el Señor no os abandone...Jesús se echa a andar y se separa de los apóstoles, mientras Pedro pide la antorcha a Simón, después de que éste ha encendido con ella ramas secas resinosas, que arden crujiendo en el extremo del olivar y expanden olor de enebro. Me aflige ver a Judas Tadeo mirar a Jesús con tan intensa y doliente mirada, que Jesús se vuelve buscando al que lo ha mirado. Pero Judas Tadeo se esconde detrás de Bartolomé y se muerde los labios para contenerse.
Jesús hace un gesto con la mano, entre una bendición y un adiós, y luego prosigue su camino. La Luna, ya bien alta, envuelve con su luz la alta figura de Jesús, y parece hacerla más alta incluso, espiritualizándola, haciendo más clara la túnica roja y más pálido el oro de sus cabellos. Detrás de Él, aceleran el paso Pedro -con la antorcha- y los dos hijos de Zebedeo. Prosiguen hasta el límite del primer desnivel del rústico anfiteatro del olivar, cuya entrada sería el calvero irregular y cuyas gradas serían las terrazas, que ascienden formando escalones de olivos en el monte. Luego Jesús dice: -Deteneos, esperadme aquí mientras oro. Pero no os durmáis. Podría necesitaros. Y os lo pido por caridad: ¡orad!
Vuestro Maestro está muy abatido.
En efecto, su abatimiento es ya profundo. Parece ya bajo un peso que lo oprime. ¿Dónde está ese Jesús vigoroso que hablaba a las multitudes, hermoso, fuerte, de mirada dominadora, sonrisa serena, voz sonora y bellísima? Parece ya apoderarse de Él la congoja. Es como uno que hubiera corrido o llorado. Tiene voz cansada, entrecortada. Está triste, triste, triste...
Pedro responde por los tres:
-Puedes estar tranquilo, Maestro. Vigilaremos y estaremos en oración. Sólo tienes que llamarnos e iremos.
Y Jesús los deja mientras los tres se agachan para recoger hojas y ramos secos y encender así una hoguerita que sirva para mantenerlos despiertos y combatir el relente, que empieza a descender abundante. Camina, dándoles la espalda, de occidente a oriente; de forma que tiene de frente la luz lunar. Veo que un gran sufrimiento dilata aún más sus ojos. Quizás es un bistre de cansancio lo que los agranda, o quizás es la sombra del arco superciliar; no lo sé. Sé que tiene los ojos más abiertos y hundidos. Sube cabizbajo. Sólo de vez en cuando alza la cabeza, suspirando como si le costara esfuerzo y jadeara, y entonces recorre con su mirada tristísima el plácido olivar. Sube algunos metros. Luego tuerce por detrás de una elevación que queda entre Él y los tres dejados más abajo.
Este saliente de la ladera, que al principio tiene una altura de pocos decímetros, es cada vez más alto, y, después de un pequeño trecho tiene ya una altura de más de dos metros, de forma que resguarda completamente a Jesús de toda mirada más o menos discreta y amiga. Jesús prosigue hasta una voluminosa piedra que en un determinado punto corta el senderillo (una roca que quizá ha sido puesta como sostén de la vertiente que hacia abajo cae más inclinada y desnuda hasta un inerte cúmulo de piedras que precede a los muros tras los que está Jerusalén, y que hacia arriba sigue subiendo con más terrazas y más olivos).
Junto a esta voluminosa piedra, justo un poco más arriba, prominente, hay un olivo todo nudoso y retorcido: parece un caprichoso signo de interrogación puesto por la naturaleza para preguntar algún porqué. Sus tupidas ramas en la cima de su copa responden a la pregunta del tronco, diciendo ora "sí" plegándose hacia el suelo, ora "no" moviéndose de derecha a izquierda, al son de un leve viento que sopla a intervalos entre las frondas, y que a veces huele sólo a tierra, a veces a ese olor amargoso de los olivos, y a veces trae una mezcla de perfume de rosas y muguetes que quién sabe de dónde pueda venir(...)
 
sigue...

(...)Es una larga, ardiente oración. De vez en cuando, un suspiro y alguna palabra más nítida. No es un salmo, no es un Pater; es una oración hecha del amor y necesidad que de Él brotan: verdadera elocución dirigida a su Padre. Lo comprendo por las pocas palabras que capto: «Tú lo sabes... Soy tu Hijo... Todo. Pero ayúdame... Ha llegado la hora... Yo ya no soy de la Tierra.
Cesa toda necesidad de ayuda a tu Verbo... Que el Hombre te aplaque como Redentor, de la misma forma que la Palabra te ha sido obediente... Lo que Tú quieras... Para ellos te pido piedad. ¿Los salvaré? Esto te pido. Así lo quiero: salvados del mundo, de la carne, del demonio... ¿Puedo pedir aún? Es una petición justa, Padre mío. No para mí. Para el hombre, que es creación tuya y que quiso transformar en barro también su alma. Yo echo en mi dolor y en mi Sangre ese barro, para que vuelva a ser esa incorruptible esencia del espíritu grato a ti... Y está por todas partes. Él es rey esta noche. En el palacio y en las casas. Entre los soldados y en el Templo... La ciudad está henchida de él, y mañana será un infierno...Jesús se vuelve, apoya su espalda en la roca y cruza los brazos. Mira a Jerusalén. La cara de Jesús va tomando una expresión cada vez más triste. Susurra: -Parece de nieve... y es toda ella un pecado. ¡A cuántos he curado también en ella! ¡Cuánto he hablado!... ¿Dónde están los que parecían serme fieles?...Jesús agacha la cabeza y mira fijamente al suelo, cubierto de hierba corta, brillante de rocío. Pero, aunque tenga la cabeza baja, comprendo que está llorando, porque algunas gotas, al caer de la cara al suelo, brillan. Luego levanta la cabeza, separa los brazos y une las manos más arriba de la cabeza, y las mueve manteniéndolas unidas.
Luego anda. Regresa donde los tres apóstoles, que están sentados alrededor de su hoguerita de hornija. Los encuentra medio dormidos. Pedro ha apoyado su espalda en un tronco, y, cruzados los brazos, cabecea, envuelto por las primeras brumas de un fuerte sueño. Santiago está sentado -también su hermano- encima de una gruesa raíz que sobresale del suelo y sobre la cual han extendido los mantos para sentir menos las protuberancias; pero, a pesar de estar más incómodos que Pedro, también están adormilados. Santiago tiene su cabeza relajada sobre el hombro de Juan, y éste tiene la suya apoyada en el de su hermano, como si el duermevela los hubiera inmovilizado en esa postura. -¿Dormís? ¿No habéis sabido velar una hora tan sólo? ¡Tengo mucha necesidad de vuestro consuelo y vuestras oraciones!
Los tres se sobresaltan, confundidos. Se restriegan los ojos. Susurran una disculpa. Atribuyen la primera causa de este estado suyo de duermevela al esfuerzo de digerir:
-Es el vino... la comida... Pero se pasa ahora. Ha sido un momento. No sentíamos ganas de hablar y esto nos ha llevado al sueño. Pero ahora vamos a orar en voz alta y no se va a repetir esto.
-Sí. Orad y velad. También para vosotros lo necesitáis.
-Sí, Maestro. Te obedeceremos.
Jesús se marcha de nuevo. La Luna de tan fuerte claror de plata, que va haciendo ver cada vez más pálida la túnica roja, como si la cubriera de un blanco polvo brillante-, ilumina su rostro y me lo muestra desconsolado, doliente, envejecido. Sus ojos siguen bien abiertos, pero parecen empañados; su boca presenta un frunce de cansancio(...)

Del libro : Pasión y Muerte de Jesús
http://www.santisimavirgen.com.ar/obra_maria_valtorta.htm