3 DE DICIEMBRE DE 2015
Hijos Míos, muchos, muchos males
por no decir casi todos, vienen de la soberbia del hombre que quiere estar por
encima de Dios y anteponer sus criterios a los de Él. Yo, Jesús, os hablo.
Debéis ser humildes, pero humildes de corazón no de apariencia. Debéis aceptar las humillaciones no solo con resignación sino con alegría. Nunca nadie está más cerca de Mí que cuando acepta la humillación y Me la ofrece. Aceptarlas, insisto, con alegría, no con desagrado ni encono. Esto os lo digo a todos en general y a cada uno en particular. Yo, Jesús, os hablo.
La verdadera humildad la
entendéis muy mal y muy pocos la amáis como la amaron Mis grandes santos. Ahí
tenéis a Santa Margarita Mª de Alacoque que amaba su propia abyección (bajeza),
pero vosotros hijos, os rebeláis contra las circunstancias adversas que os
vienen y aun hasta Me echáis en cara a Mí todo lo que os sale mal, como
queriendo que Yo sea quien os sirva a vosotros y no vosotros a Mí. Yo, Jesús,
os hablo.
La soberbia Me repugna
profundamente. Fue el pecado de Satanás y de muchos herejes. Tratad de
practicar la humildad y para saber en qué grado de humildad estáis, basta con
que analicéis como recibís las humillaciones. Invocad amorosamente y con fe a
Mi Santa Madre en las tentaciones de soberbia, pero también poned vosotros lo
que esté de vuestra parte, porque si seguís el juego a Satanás cada vez que os
tiente de soberbia, perderéis una a una todas las batallas, y cada vez serán
más asiduas y más fuertes. Así que hijos, Yo Me abajo a vosotros y os hablo y
os instruyo, pero estáis todavía muy lejos de ser la clase de cristianos que Yo
quiero que seáis, fuertes en todas las virtudes, pero sobre todo en la
humildad, madre de todas ellas. La humildad Me atrae tanto que un alma humilde
consigue de Mí muchísimas gracias para ella y para sus familiares. Yo, Jesús,
os hablo.
Nunca pierde la paz quien es
verdaderamente humilde porque sabe que todo lo permito para que crezca en
santidad. La humildad es someterse al prójimo siempre que no os mande nada
contrario a Mi gloria. A muchos de vosotros servirme a Mí les resulta fácil,
pero no les resulta fácil servir a los demás. Se humillan ante Mí pero no lo
hacen ante el hermano. Ser humildes es serlo en todo momento y aceptar con
agrado lo bueno que os reconozcan y lo malo que os corrijan. Hijos, aprended de
Mi Santa Madre y de San José que fueron humildísimos en todo momento y pedidme
esta virtud constantemente, Yo Jesús os hablo.
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