Atormentadas viven muchas almas que Me son fieles, pensando
en el día de la tribulación. Yo, Jesús, os hablo.
Hijos Míos, lo que tenga que ser, será, pero quien vive unido a Mí y
a Mi Santa Madre, pasarán la tribulación con Nosotros que no los dejaremos
en momentos tan angustiosos. Eso no quiere decir que os relajéis, quiere decir
que estéis preparados porque no sabéis ni el día, ni la hora, pero que confiéis
plenamente en Nosotros que os amamos y no os dejaremos en las pruebas que os
esperan.
Aunque a veces os parecerá que no os oímos, que no respondemos a vuestras súplicas. Hijos, no perdáis la fe, que Nosotros somos inmutables y no abandonamos a quienes nos sirven con amor y fidelidad. Confiad en Mí hijos, confiad en que Yo estoy con vosotros y ofreced todas las angustias por la salvación de tantas y tantas almas que no están preparadas para ninguna prueba, porque viven como la cigarra, alegremente cantando, sin proveerse nada para la tribulación. Yo, Jesús, os hablo.
Aunque a veces os parecerá que no os oímos, que no respondemos a vuestras súplicas. Hijos, no perdáis la fe, que Nosotros somos inmutables y no abandonamos a quienes nos sirven con amor y fidelidad. Confiad en Mí hijos, confiad en que Yo estoy con vosotros y ofreced todas las angustias por la salvación de tantas y tantas almas que no están preparadas para ninguna prueba, porque viven como la cigarra, alegremente cantando, sin proveerse nada para la tribulación. Yo, Jesús, os hablo.
No dramaticéis, sed coherentes con las Escrituras y no inventéis
nada, lo escrito, escrito está. Y si oráis, todo se os suavizará
porque la oración es un tributo a Dios que calma su justa cólera. Pruebas las
ha habido siempre a lo largo de la historia de la Humanidad. Yo siempre he
tenido que intervenir por causa del pecado que coge dimensiones
atroces, pero en esta época el pecado no sólo ha cogido dimensiones atroces en
todos los campos, sino que se le denomina como un derecho del hombre qué puede
disponer de su cuerpo y libertad a su antojo. No, hijos, no. No permitiré que
contravengáis Mi palabra, lo que Dios dice vale para siempre y para todas las
generaciones y lo que era pecado en el principio de la Humanidad, lo es también
ahora, porque el pecado no está justificado ni con las modas, ni con el mundo.
Por eso, no os engañéis, los Mandamientos siguen vigentes y quienes los
quebranten, allá él o ella, porque tendrán que pagar por ello atrozmente. Yo,
Jesús, os hablo.
Las virtudes siguen siendo virtudes también en esta época y
lo que antes era bueno, sigue siéndolo ahora. Por tanto, no hagáis
distinciones, la castidad sigue siendo santa ahora igual que antes y quien
peque contra ella peca mortalmente y será juzgado severamente. Yo, Jesús,
os hablo. Las leyes divinas prevalecen a las humanas, las diga quién las diga.
Los Diez Mandamientos son actuales y debéis enseñarlos en las Parroquias y
a vuestros hijos. Yo, Jesús, hablo y os aviso. Paz a todo aquel que leyendo
este mensaje lo cree y lo pone en práctica.
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