Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Acto de contrición:
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador Padre, Redentor mío; en quien creo, en quien espero, a quien amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido, por ser Vos quien sois, Bondad infinita; también me pesa porque podéis castigarme con las penas eternas del infierno. Ayudado de Vuestra Divina Gracia y por los méritos de Vuestra Preciosa Sangre, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta. Amén.
Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza,
a ti, celestial, Princesa,
Virgen Sagrada María,
yo te ofrezco desde este día,
alma, vida y corazón.
Mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía.
Oración
Acordaos, oh! piadosísima Virgen
María, que jamás se ha oído decir, que ninguno de los que ha acudido a vuestra
protección, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro, haya
sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza a Vos también acudo, oh!
Virgen, Madre de las vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis
pecados me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. No desechéis,
oh! Madre de Dios, mis humildes súplicas, antes bien escuchadlas y acogedlas
benignamente. Así sea.
Pidamos las gracias... que deseamos
alcanzar, por intercesión de Nuestra Madre.
Deprecaciones:
M- Madre mía amantísima, en todos los instantes de mi
vida, acordaos de mi, miserable pecador/a.
(Se reza el Avemaría)
A- Acueducto de la divinas gracias, concédedme
abundancia de lágrimas, para llorar amargamente mis pecados.
(Se reza el Avemaría)
R- Reina de cielos y tierra, sed mi amparo y defensa en
las tentaciones de mis enemigos.
(Se reza el Avemaría)
I- Inmaculada hija de Joaquín y Ana, alcanzadme de vuestro
Santísimo Hijo las gracias que necesito para mi salvación.
(Se reza el Avemaría)
A- Abogada y refugio de los pecadores, asistidme en el
trance de mi muerte y abridme las puertas del Cielo.
(Se reza el Avemaría)
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo; como era el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Oración final
Oh! Señora mía, oh Madre mía!. Yo
me ofrezco del todo a Vos; y en prueba de mi filial afecto os consagro en
este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra todo mi
ser. Ya que soy todo vuestro, oh! Madre de bondad, guardadme y defendedme como
cosa y posesión vuestra.
Amén.
Amén.
(Para rezar todos los días del mes de mayo)
Reeditado
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