Rosario vespertino - Mensaje ÚNICO.
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Mensaje de Dios Padre a J. V.
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Primer Misterio. Habla Dios Padre.
Sobre: Os lo vuelvo a implorar, ya no a pedir, a implorar,
Mis pequeños, breve es el tiempo, antes de éstos acontecimientos, en que muchas
almas se pueden perder. No desperdiciéis vuestro tiempo, que es Mi Tiempo a
través de vosotros.
Hijitos Míos, os lo he repetido varias veces, que estos son
tiempos en que el trigo y la cizaña serán separados y cada quien tendrá su
premio o su castigo.
Sé que los que estáis Conmigo, estáis ya cansados por todo
lo que está sucediendo contra Mí. Estáis aterrorizados, hasta podría decirlo
así, al ver todos los cambios que se están dando a vuestro alrededor y que Me
atacan a Mí, como Dios, como el Amor Increado, como el Amor Divino. Y digo
aterrorizados, porque Me amáis y porque veis cómo el hombre puede atacar a su
Dios.
Tenéis que ver ante todo, Mis pequeños, que es satanás, a
través de vuestros hermanos, el que Me está atacando. Lo visteis con Mi Hijo en
Su Pasión, satanás tomando las almas de los verdugos, tomando las almas del
pueblo, tomando las almas de todos aquellos que Le rodeaban y aun a aquellos
que, en un momento dado, recibieron alguna curación o Milagro de parte de Él.
El hombre es muy ingrato, se deja llevar por las multitudes,
se deja llevar fácilmente por lo que dicen los demás. Son pocos los que se mantienen
en sus creencias y las defienden hasta la muerte y de ahí es de donde nacen,
precisamente, los santos, que son aquellos que defienden en lo que creen, que
defienden en lo que os he enseñado, que defienden el ideal de regresar Conmigo
al Reino de los Cielos.
Los que estáis Conmigo sabéis valorar, perfectamente, lo que
es vivir en el Amor, lo que es transmitirlo, lo que es cambiar a un alma
pecadora a un alma justa, a un alma que se puede salvar. Ese es un gozo que
solamente lo pueden gozar aquellos que están Conmigo, aquellos que buscan
esparcir Mi Reino entre los hombres. Pero son tan pocos, tan pocos, los que,
realmente, quieren estar Conmigo. Son tan pocos los que en estos tiempos saben
entender los signos de los tiempos. Son tan pocos los que realmente quieren
regresar al Reino de los Cielos.
Satanás os ha desviado tanto, os ha hecho creer que estáis
en la Tierra para gozar, que es un tiempo que se os ha dado para que gocéis al
máximo en vuestra sensualidad, en vuestro gozo indebido, vuestro gozo carnal.
Yo fui muy claro a través de Mi Hijo, que en el Mundo no se
viene a gozar y Mi Hijo os dijo: el que quiera seguirMe, que tome su cruz y Me
siga. La Cruz no os está hablando de gozo, al menos del gozo que el hombre
entiende, como os dije antes, para los que están Conmigo, sí es un gozo luchar
contra el mal y volver a la vida a aquellos que se han desviado. A veces se
sufre tanto, que hasta la vida se da por salvar a un alma y eso produce un gozo
Divino, un gozo santo, que solamente los que están Conmigo saben entenderlo y
el dolor se convierte en alegría en ese gozo Divino que os digo y Divino,
porque Yo estoy con esas almas que se saben dar por los demás, como Mi Hijo se
dio por vosotros.
Hay tanto, tanto mal a vuestro alrededor, que ya el mismo
hombre no sabe discernir entre lo bueno y lo malo y, especialmente, cuando de
la misma Iglesia salen tantas malas explicaciones, que producen dudas porque
ya, prácticamente, no hay verdaderos ministros que transmitan las Verdades que
tenéis en las Sagradas Escrituras. Todo se ha vuelto un caos, un caos social,
un caos religioso, un caos en vuestras creencias, ya no sabéis qué es bueno,
qué es malo y, sobre todo, porque no sabéis discernir lo que Mi Santo Espíritu
os avisa en vuestro interior. Sabéis acallar, fácilmente, a Mi Santo Espíritu,
para que vosotros caminéis en el libertinaje de la vida y así, vosotros no os
sintáis mal en ningún momento.
Pero ese engaño, que vosotros mismos os propiciáis, no dura
mucho, porque Yo amo a las almas y os insisto, continuamente, a que vayáis a
recibir el Sacramento de la Penitencia y así, vuestra alma, vuelve a estar
Conmigo, pero son muy pocos los que creen todavía en Mis Sacramentos, en la
oración, en Mi Presencia real en la Santa Eucaristía. Vivís una mentira
continua a vuestro alrededor.
Los gobernantes de la Tierra se han vuelto instrumento de
satanás, prometen y prometen, no cumplen y satanás los manipula a su antojo y
los lleva a la desesperación.
Las familias se destruyen, no se respetan dentro del hogar y
eso causa los problemas sociales que veis a vuestro alrededor. Si en el
interior de vuestro hogar hay luchas, hay faltas de respetos, hay grosería, hay
mentira, hay maldad, hay error, hay golpes, hay asesinatos, ¿qué podéis esperar
fuera del hogar, que es a donde lleváis todos vuestros problemas? y ¿qué hacéis
vosotros para remediar todo esto que estáis viviendo? No hacéis gran cosa, os
quejáis, pero no ponéis de vuestra parte para ir remediando todos los males que
día a día se multiplican. Ya no tenéis el apoyo espiritual que Yo os pudiera
dar para que resolvierais vuestros problemas en el Amor, pero no Me invocáis,
porque no confiáis en Mi Amor ni en Mi Perdón, buscáis solamente, una paz
efímera, que os da la droga, el alcohol o relaciones extramaritales que os
hacen olvidar, por un momento, vuestro error en el hogar, pero que luego se
multiplica, se potencializa con más errores que vosotros mismos os estáis
causando.
No vivís en la Verdad, no vivís en la Virtud, no vivís el
Verdadero Amor que debéis vivir y que os daría una paz verdadera dentro de
vuestro hogar pero, especialmente, dentro de vuestro corazón.
Lo que no tengáis en vuestro corazón, no lo podréis dar a
los demás. Si vuestro corazón está lleno de conflictos, de maldad, de error, de
mentira, eso es lo que transmitiréis a vuestros hermanos. Dad a los demás, lo
que queráis recibir de ellos. El hombre sigue siendo niño, al hombre, aún a
pesar de su extensa edad, se le puede enseñar y puede cambiar y esto se logra
con el ejemplo, Mis pequeños.
Por eso os mandé a Mi Hijo, no para hablarles desde un
púlpito y luego encerrarse en un cuarto, Le pedí que caminara entre los
hombres, que mostrara lo que todo un Dios puede hacer, puede enseñar. Los
hombres, vieron a Mi Hijo, Me vieron, a Mí en Él, actuando; en aquél tiempo Lo
vieron Personalmente. En estos tiempos, Me tenéis, también, a Mí, en las
Sagradas Escrituras y podéis seguir, paso a paso, Mi Presencia entre los
hombres a través de Mi Hijo y podéis aprender y cambiar, primeramente, vosotros
y así poder ayudar a vuestros hermanos, viviendo como Mi Hijo.
Queréis grandes cambios, pero exigís que sean los demás los
que empiecen primero. Y ¿cómo van a aprender, si vosotros no les enseñáis? Hay
tantos hermanos vuestros que no han tenido ningún tipo de enseñanza espiritual,
no nacieron en un hogar en el cual se les hablara de Mí, ¿cómo podéis
exigirles, cuando no Me conocen?, por eso os he hablado de que algunos de
vosotros sois hermanos mayores y otros hermanos menores.
Los hermanos mayores son aquellos que Me conocen, que Me han
escuchado, que Me han seguido, porque han tenido esa educación espiritual desde
pequeños y sois necesarios para estos tiempos, sois vida para muchos que están
muertos en lo espiritual. Os necesito, Mis pequeños, necesito de vuestras
palabras, para dárselas a vuestros hermanos, necesito de vuestro ejemplo, para
que mováis corazones, necesito de vuestra oración, para que intercedáis por
aquellos que no quieren escuchar, pero que vuestra oración pueda mover su
corazón para una conversión, al menos, necesaria, para su salvación.
Graves acontecimientos se avecinan y hay tantas almas que se
pueden condenar. Necesito tanto de vosotros, esas almas necesitan de Mí, pero
os he dicho que ya Mi Hijo no vendrá en estos tiempos a Evangelizar entre los
hombres, ahora sois vosotros los que estáis Conmigo, los que moveréis almas
hacia la conversión.
Vivid para Mí, como Mi Hijo lo hizo, vivid una vida más
profunda en Mi Amor, muchas almas Me necesitan, os lo pidió, al final de Su
Vida sobre la Tierra, Mi Hijo, en la Cruz: “DadMe almas”, os lo pidió y
nuevamente os lo pido a vosotros, Mis pequeños.
Os repito continuamente esto, porque no os dais cuenta de la
realidad que se os avecina, no meditáis lo suficiente ni Me lo pedís, para que
Yo os dé una explicación profunda y os haga entender la realidad que estáis
viviendo y que viviréis.
A vosotros os he concedido el estar Conmigo, el ser
bendecidos en múltiples formas, pero poneos en el lugar de vuestros hermanos,
que no Me conocen o que no les intereso. Aquellos que no Me buscan, aquellos
que viven en pecado grave, ¿cómo van a reaccionar en los momentos drásticos y
difíciles de la Purificación?, poneos en su lugar y tratad de entenderlos y,
así, comprenderéis el por qué ellos necesitarán de vuestra compañía espiritual,
de vuestra intercesión en esos momentos difíciles. No sabrán qué decir ni qué hacer,
a quién invocar ni cómo ganar su salvación eterna.
Entended eso, Mis pequeños, no saben y vosotros sí sabéis,
os he dado el Conocimiento y os he pedido que lo compartáis, es una necesidad
imperante el que vosotros os deis para la salvación de infinidad de almas.
Os he dicho que ya son momentos graves, momentos muy
difíciles que pasará la humanidad pero, sobre todo, momentos de vida o muerte
eterna. Y vosotros, con vuestra donación, con vuestro ejemplo, con vuestra
intercesión, podéis salvarMe tantas almas.
Os lo vuelvo a implorar, ya no a pedir, a implorar, Mis
pequeños, breve es el tiempo, antes de éstos acontecimientos, en que muchas
almas se pueden perder. No desperdiciéis vuestro tiempo, que es Mi Tiempo a
través de vosotros. Vosotros, en estos momentos, estáis haciendo el trabajo de
Mi Hijo, Se dio por vuestra conversión y por vuestra salvación, haced, pues, lo
mismo por vuestros hermanos.
Gracias, Mis pequeños.
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