octubre 23, 2019
El cardenal Gerhard Müller, ex prefecto de la Congregación
para la Doctrina de la Fe, ha declarado su aprobación de una fuerte crítica del
Sínodo del Amazonas y su documento de trabajo que fue publicado la semana
pasada por el profesor Douglas Farrow en First Things. Mientras alababa el
artículo de Farrow como "muy apropiado", el Cardenal continuó
lamentando a los líderes de la Iglesia que parecen no darse cuenta de que las
fronteras del "viejo paganismo" de la "idolatría y superstición",
se están cruzando actualmente.
Declaración de Müller:
Aquí [en Roma], uno no escucha nada. Nada se libera al
exterior, excepto que existe una inmensa presión sobre quienes piensan de
manera ortodoxa y católica. Qué situación es ésta que ni siquiera los obispos
se dan cuenta cuando se cruza la frontera con el viejo paganismo.
Ahí es donde están los verdaderos "conservadores"
o "archirreaccionarios", cuando (éstos) interpretan estos términos en
el sentido propio de Cristo, que es la nueva novedad de Dios que no puede ser
superada.
Por ejemplo, antes y durante la época de San Ireneo de Lyon,
que nos ha dado sus cinco libros "Contra las herejías", que hoy son
nuevamente muy relevantes, algunos se dejaron "cautivar erróneamente por
la llamada Gnosis. Algunos que la profesaron, se han equivocado y se han
alejado del camino de la Fe ”(1 Tim. 6:21). Ireneo había pasado algún tiempo en
Roma y había luchado allí contra las herejías cristiano-gnósticas. En el siglo
II, es el defensor más importante de la primacía romana, pero eso no le impidió
pedir personalmente al papa Eleuterio y al papa Víctor I que elijan enfoques
más sabios y más justos.
El hombre solo está obligado a obedecer a Dios interior y
exteriormente, mientras que la obediencia hacia los superiores
y
civiles es meramente condicional con respecto a su propia autoridad para la
comunidad que lideran y de la cual deben rendir cuentas ante Dios. Es por eso
que puede ser necesario en conciencia negarse a obedecer una orden concreta,
sin poner en duda la institución de los superiores eclesiales (Tomás de Aquino,
S. Th. II-II q. 104 a. 5).
Cuando San Pablo resistió a San Pedro, quien era claramente
superior jerárquicamente, no era una correctio fraterna en el ámbito privado,
sino que era una defensa pública de la Fe en su plenitud y a la luz de sus
consecuencias internas y externas. Dado que, en lo que respecta a la defensa de
la Fe, todos los apóstoles y obispos tienen las mismas responsabilidades, el
mismo San Pablo podía, como Apóstol, corregir públicamente al Apóstol San Pedro
en un mismo nivel, sin poner en cuestión su cargo, que le fue confiado por
Cristo. (Tomás de Aquino, S. Th. II-II q. 33 a. 4)
“Pensar que uno es mejor que el superior parece ser un
orgullo presuntuoso. Pero considerarse mejor en ciertos aspectos no tiene nada
que ver con la presunción, porque, en esta vida, no hay nadie que no tenga
ninguna deficiencia. También debe notarse que el que amonesta a su superior en
el amor de Dios, no se considera
superior (véase Ibid, II-II q. 33 a. 4 ad 4); sino, más bien, él solo ayuda a
quien, cuanto más alto está, está en mayor peligro ", como dice San
Agustín (Epístola 211)".
Digamos con respecto a la moda actual de los ignorantes para
dividir a la Iglesia en dos campos: los enemigos del Papa y los amigos del
Papa, como si la relación personal-privada con un Papa en particular fuera la
base de la primacía romana, con respecto a la doctrina de la fe y la moral, y
dada la comunión jerárquica de los obispos con el papa.El papado es de derecho
divino y, por lo tanto, no se basa en el número de seguidores de Facebook ni en
la aprobación inconstante de periodistas y oportunistas.
La clara distinción entre la fe en Dios y el paganismo según
San Pablo no debe pasarse por alto: porque las personas "intercambiaron la
gloria del Dios inmortal por imágenes que se asemejan a un ser humano mortal o
pájaros o animales de cuatro patas o reptiles ... cambiaron la verdad acerca de
Dios por una mentira y adoraron y sirvieron a la criatura en lugar del Creador
"(Rom. 1:23 seq.)
La adoración de Dios es la verdadera teología de la
liberación del miedo, el miedo y la inseguridad que nos llegan del mundo
material y de nuestros semejantes. Y solo con la ayuda del Evangelio y la
Gracia de Cristo puede una cultura desarrollar su influencia positiva y ser
liberada del poder del mal. Objetivamente, la idolatría y la superstición son
los pecados más grandes de todos, basados en una confusión entre el Creador y
la criatura (Tomás de Aquino, S. Th. II-II q. 94 a. 3.), que solo puede ser
superada por la herejía de aquellos que ya han recibido la verdadera Fe a
través de la proclamación de la Iglesia, en contraposición a los paganos que,
sin su propia culpa, todavía no conocen el Evangelio.
Sobre la tumba de San Pedro, la religión católica siempre
debe irradiar verdad y claridad, porque este Apóstol [Pedro], en sus seguidores
(junto con todos los obispos y fieles), responde a la pregunta "¿quién
dices que soy Yo?": " Tú eres Cristo, el Hijo del Dios viviente. ”(Mt
16:16). Y esto no le ha sido dado a través de un diálogo con personas de ideas
afines o consigo mismo, sino, más bien, a través de la Revelación del Padre por
el Hijo. La Fides Petri [la fe de Pedro] es la base de la Iglesia católica.
La profesión de fe no debe reinventarse, adaptarse a voluntad
o reinterpretarse siempre que parezca necesario. La fe es el poder de la
Palabra de Dios en el corazón de la Iglesia y, por lo tanto, no es un fósil de
un pensamiento humano obsoleto. La revelación está en Cristo para siempre
presente en toda su plenitud en la Fe de la Iglesia. No podemos agotar esta
fuente hasta que Él regrese al final de los tiempos. Pero tampoco debemos
querer mejorarlo mediante enmiendas humanas supuestamente necesarias. Esa sería
la peor contaminación ambiental que haría inhabitable nuestro planeta. Si el
Verbo Encarnado, quién estuvo con Dios y es Dios, ya no morara entre nosotros y
dentro de nosotros, ¿dónde habría todavía lugar para nosotros?
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