Hijos de Dios, indignos sois de llamaros así porque no
tenéis semejanza a vuestro Padre, ya que el pecado os deforma toda semejanza
con El, pero por el bautismo sois hijos de Dios, aunque la distancia entre Él y
vosotros sea infinita. Yo, Espíritu de Dios, os hablo,
Cuanto afán ponéis en las cosas transitorias y que poco en
las eternas. Cuanto os preocupan las cosas materiales y nada las espirituales.
Solo acudís a vuestro Padre Celestial cuando tenéis algún familiar enfermo o
grave a pedirle ayuda, aunque no creéis que esa ayuda se os vaya a dar, y
entonces, ni fe tenéis ante la necesidad. Si acudís al Padre Celestial en la
gravedad de vuestros asuntos, es porque sabéis que Dios existe y que es bueno y
poderoso, luego si eso lo sabéis ¿por qué no vivís entregados a Su servicio y
porqué dudáis de Su bondad cuando os dirigís a Él? Hijos de Dios, sed al menos
coherentes con vuestras ideas y tratad de darle gusto a vuestro Padre
Celestial, para que El os tenga en consideración en las pruebas que pasáis y en
las situaciones caóticas de vuestra vida. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Un padre tiene la obligación de ayudar a sus hijos en caso
de necesidad, si esto lo hacen los padres terrenales, ¿creéis que no lo hará
vuestro Padre Celestial? ¿O acaso dudáis porque sabéis en vuestro subconsciente
que sois pecadores y os consideráis indignos de ser escuchados por Dios? Dios
no es como vosotros, mezquino e intolerante, El os ama a pesar de
vuestros pecados y aberraciones. Id a El aunque sea por vuestros intereses y
humillaos ante el Altísimo que es el único merecedor de ser amado y adorado.
Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Cuando la prueba llame a vuestra casa y os veáis impotentes
ante la angustia del sufrimiento, acudid a vuestro Padre Celestial
cuya bondad es infinita y está deseando de ayudaros. Tened fe en Él y si os
falta la fe, humillaos y abajaos a Él cómo lo hizo el hijo pródigo ante su
padre terrenal. Pedid ayuda a quien todo lo puede, y tened confianza de que El
es ayudará según os convenga. Yo, Espíritu de Dios, os hablo y os instruyo. Paz
y bendición en nombre de la Santísima Trinidad.
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