Por Amigos de Irak | marzo 20, 2015 |
El gobierno de Pakistán ha
levantado completamente la moratoria que regía sobre la pena de muerte. Lo que
significa que los presos que permanecen en el corredor de la muerte podrían ver
agilizados los plazos para la ejecución de sus sentencias. Entre ellos, la
cristiana Asia Bibi, condenada a la horca en aplicación de la ley de la
blasfemia.
El ministerio de Interior
pakistaní ha ordenado a las provincias que procedan a ahorcar a los prisioneros
que hayan agotado los recursos de apelación y clemencia.
El sangriento atentado talibán
del pasado mes de diciembre contra una escuela militar del noroeste de
Pakistán, en la que murieron cerca de 150 personas, la mayoría niños, activó
parcialmente la pena de muerte, que se hallaba suspendida por una moratoria.
En medio de un país conmocionado
por la tragedia, en duelo permanente por las víctimas y sumido en funerales
multitudinarios, el gobierno decidió usar la pena capital para castigar
únicamente los delitos de terrorismo, a pesar de que la medida no fue bien
recibida por la ONU, la Unión Europea (UE) y diversas organizaciones de
derechos humanos.
Desde entonces han sido
ejecutados 24 condenados.
Ahora, el ministerio de Interior
quiere hacer extensiva la pena capital a todos los reos en el corredor de la
muerte.
8.000 prisioneros a la espera de
ser ejecutados
Hasta el levantamiento
provisional de la moratoria en diciembre, en Pakistán no se registraban
ahorcamientos de civiles desde 2008. Durante ese periodo solo fue ejecutado un
soldado, juzgado por una corte marcial.
“La facilidad con la que el
gobierno reniega de sus compromisos, tomados hace solo dos meses es
estremecedora”, dijo la abogada de la organización Justice Project Pakistan
(JPP), que defiende los derechos de los condenados a muerte.
Según la organización de derechos
humanos Amnistía Internacional, en Pakistán hay más de 8.000 prisioneros a la
espera de ser ejecutados.
Los defensores de la pena capital
en Pakistán argumentan que es la única forma efectiva para luchar contra el
terrorismo de los rebeldes.
El sistema judicial pakistaní es
tremendamente lento, y muchos casos se extienden durante años. Los procesos
penales otorgan mucha importancia a los testimonios y no hay garantías de
seguridad para jueces y fiscales. Esto implica que los casos en los cuales hay
involucrados grupos armados son difíciles de llevar, debido a las
intimidaciones que reciben los participantes, que son disuadidos para que
levanten los cargos.
5 años en el corredor de la
muerte
El largo y tortuoso proceso de
defensa legal contra Asia Bibi estaba a la espera de presentar, el próximo mes
de abril, una nueva petición de apelación a la sentencia de muerte, después de
que la Corte Suprema paquistaní la rechazara el pasado 22 de diciembre. De
acuerdo al sistema judicial paquistaní, este procedimiento de apelación podría
llegar a prolongarse hasta 3 años.
Ahora, con la pena de muerte de
nuevo activada, nadie sabe qué puede pasar.
Mientras, desde su celda en la
cárcel de Multán, Asia sigue afrontando su sufrimiento con fe: “Me veo en la
Cruz de Cristo, en la certeza de que muchos hermanos y hermanas en todo el
mundo están cerca y están rezando por mí”. “Rezo y espero que un juez reciba la
luz de Dios y tenga la valentía para ver la verdad”.
El caso de Asia Bibi se remonta a
2009, cuando trabajaba en el campo con otras mujeres musulmanas. Al ir al pozo
a tomar un poco de agua, fue acusada por sus compañeras de haber hecho impura
el agua para el resto de trabajadores por su condición de cristiana.
Al día siguiente esta madre de
familia fue atacada por una turba y llevada a una comisaría “por su seguridad”,
donde fue acusada de blasfemia contra Mahoma. En 2010 fue condenada a morir en
la horca bajo la ley de blasfemia. Sin embargo, Bibi ha expresado siempre que
es inocente y que nunca ha insultado al Islam.
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