domingo, 26 de marzo de 2017
"Alma mía, toma la cruz con gran consuelo que ella sola es el camino para
el cielo", decía santa Teresa la Grande. Pero hoy nadie quiere ya la cruz.
A Cristo lo han dejado solo, pendiente del madero. Sí, solo...porque nadie
quiera ahora ya la cruz. Ahí está solitario y abandonado. El hombre
moderno no quiere saber más de Él y todo lo centra en sí mismo. La sociedad se
volvió antropocéntrica. No fue de un día a otro, sino paso a paso, como toda
conjura. Aún aquellos que se dicen sus amigos lo han abandonado también y han
dejado de predicar la cruz para predicar al hombre. Y cuando se predica al
hombre se deja de predicar a Dios. Y si Dios estorba hay que adecuar su
doctrina a las máximas del mundo. Y hasta muchos de sus propios ministros
traicionan la doctrina perenne e inmutable y olvidan esa cruz que hoy tanto
molesta y estorba. Dicen que se ha vuelto obsoleto el sacrificio para
convertirlo en algo gozoso. No es menester para ellos repetirlo incruentamente,
mejor es -dicen- realizar un mero memorial, solo el recuerdo de una cena
protestante. Pero eso sí, un memorial festivo. Un ágape fraternal donde todo es
gustoso regocijo. Sin embargo, el cordero sigue ahí pendiente de ese madero.
Solo, olvidado, desechado por el hombre de hoy. Su sangre vertida es rechazada
por muchos y la hacen infértil para sí mismos. Han despreciado su sacrificio y
ya muchos no creen en su eficacia ni que el sacrificio del altar es el mismo
del Calvario. Por ello bailan, aplauden y tocan música ensordecedora propia de
un cabaret y no de la Casa santa de Dios. Por eso muchos comulgan
sacrílegamente en pecado grave, porque han perdido la fe de lo que hacen. Por
lo mismo, tantos y tantos que se dicen creyentes han dejado de creer las
verdades más básicas y fundamentales de su fe y han hecho de la moral una
medida a su gusto y conveniencia.
Y, sin embargo, Señor, Tú sigues ahí esperando nuestra
conversión. Permíteme -pese a mis tantas fallas- ser un Cirineo que te
acompañe, mi Dios y Creador. Quiero -como decía el apóstol- predicar a Jesús y
a Jesús crucificado. Porque la Cruz es el verdadero y único camino para el
Cielo.
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