Mensaje del 2 de abril 2017
“Queridos hijos, apóstoles de mi amor, está en ustedes
difundir el amor de mi Hijo a todos aquellos que no lo han conocido.
Está en ustedes, pequeñas luces del mundo, a las que yo con
amor maternal les enseño a brillar con claridad en todo su esplendor.
La oración los ayudará, porque la oración los salva a
ustedes, la oración salva al mundo.
Por eso, hijos míos, oren con palabras, con sentimiento, con
amor misericordioso y con el sacrificio.
Mi Hijo les ha mostrado el camino, Él, que se ha encarnado y
ha hecho de mí el primer cáliz, Él, que con su supremo Sacrificio les ha
mostrado cómo se debe amar.
Por eso, hijos míos, no tengan miedo a decir la verdad.
No tengan miedo, ustedes mismos, de cambiar y de cambiar el
mundo difundiendo el amor y haciendo todo para que mi Hijo llegue a ser
conocido y amado, al amar a los demás en Él.
Yo, como Madre, estoy siempre con ustedes.
Oro a mi Hijo para que los ayude a que en su vida reine el
amor: el amor que vive, el amor que atrae, el amor que da la vida.
Ese es el amor que les enseño, un amor puro.
Está en ustedes, apóstoles míos, reconocerlo, vivirlo y
difundirlo.
Oren con sentimiento por sus pastores, para que con amor
puedan testimoniar a mi Hijo.
Les doy las gracias”.
Mensaje del 25 de marzo 2017
“Queridos hijos, en este tiempo de gracia los invito a todos
a abrir sus corazones a la misericordia de Dios.
Para que a través de la oración, la penitencia y la decisión
por la santidad, comiencen una vida nueva.
Este tiempo primaveral los estimula en sus pensamientos y
corazones a una vida nueva, a la renovación.
Por eso, hijitos, yo estoy con ustedes para ayudarlos a que,
con determinación, digan SÍ a Dios y a los Mandamientos de Dios.
Ustedes no están solos, yo estoy con ustedes por medio de la
gracia que el Altísimo me concede para ustedes y sus descendencias.
¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”
Mensaje Especial del 18 de marzo 2017, Aparición Anual
a Mirjana
“Queridos hijos, mi deseo maternal es que sus corazones
estén llenos de paz y que sus almas sean puras, para que, en la presencia de mi
Hijo, puedan ver su Rostro.
Porque, hijos míos, yo como Madre sé que están sedientos de
consuelo, de esperanza y de protección.
Ustedes, hijos míos consciente o inconscientemente buscan a
mi Hijo.
También yo, mientras vivía en el tiempo terreno, me
alegraba, sufría y soportaba con paciencia los dolores, hasta que mi Hijo, en
toda su gloria, los suprimió.
Y por eso digo a mi Hijo: “Ayúdalos siempre”.
Ustedes, hijos míos, con un amor verdadero, iluminen la
oscuridad del egoísmo, que envuelve cada vez más a mis hijos.
Sean generosos: que sus manos y su corazón estén siempre
abiertos.
No tengan miedo, abandónense a mi Hijo con confianza y
esperanza. Mirándolo a Él, vivan la vida con amor.
Amar significa darse, soportar y nunca juzgar.
Amar significa vivir las palabras de mi Hijo.
Hijos míos, como Madre les digo que solo el amor verdadero
lleva a la felicidad eterna.
¡Les doy las gracias!”
Fuente: Centro María Reina de la Paz Montevideo-Uruguay
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No se admiten comentarios que sean descalificativos e irrespetuosos. Estos mensajes serán eliminados o sujetos a moderación.