4 DE ABRIL DE 2013
Que doloroso es para el
Cielo, para vuestros santos patronos o santos de vuestra devoción y para
vuestros Ángeles custodios, ver que en tantas y tantas almas es inútil el
llamado a la gracia. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Ni un solo instante cesa
Mi acción para que al alma que vive en pecado vuelva a la vida de la gracia,
pero en tantas y tantas ocasiones Mi acción se ve nula por las malas disposiciones
de las almas. Y así, van sucediendo los años, los meses, los días y las horas,
y las almas siguen anegadas en su propia inmundicia y débiles para salir de
ella. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Que doloroso es para
vuestra Madre amantísima ver que la Sangre del Cordero Inmaculado no es
provechosa para muchos pecadores, no porque su poder no borre el pecado, sino
porque el pecador no quiere salir de su situación, y así, hay quienes se salvan
por muy poco y otros ni siquiera se salvan porque ni aun a última hora
quisieron pedir perdón. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Todos nuestros mensajes
tienen la misma finalidad, moveros a la conversión, a la vida de la gracia, a
los sacramentos, al fervor que tuvisteis un día, pero es trágico, calamitoso,
ver el efecto nulo de las intervenciones del Cielo en cantidad de almas, que no
quieren para nada la comunión con Dios. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Esto va también para los
sacerdotes que algunos han hecho de su ministerio una cloaca de pecados a cual
más aberrante y luego celebran la Santa Misa como si tuvieran una vida
intachable de servicio y entrega a Dios. Pero os advierto hijos de Dios y
sacerdotes corruptos, la justicia de Dios se hará notar y no escapareis al
castigo que merezcáis, porque no solo no atraéis a las almas a Dios sino que la
vuestra está contaminada e infectada de toda clase de pecados y
obscenidades. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Paz a todo aquel que lee
y cree estos mensajes y si los mismos os horrorizan acudid a María Santísima que
es refugio de pecadores, Madre de la Iglesia y de todas las almas,
también de los sacerdotes aunque sean pecadores. Yo, Espíritu de Dios, os hablo
y os instruyo.