El sábado pasado (25 de mayo) en un funeral,
el arzobispo de Génova y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana,
Mons. Ángelo Bagnasco, delante de los fotógrafos, dio
la comunión al transexual Vladimir Luxuria, haciendo así, un gesto que fue recogido el
domingo por los medios de comunicación de Italia, España y
media Europa. En muchos de ellos se ha repetido la misma idea:
“¡Por fin! La Iglesia se acerca a la
caridad” “¡Por fin un signo de apertura!”
El despliegue de medios recogiendo la
noticia y las consignas multiplicadas y llenas de comentarios, para conducir a
su terreno la polémica, muestran claramente la existencia de un montaje
preparado: Una maquinación para “crear ambiente” entre los fieles, favorable a
que se supriman las exigencias mínimas de respeto hacia Cristo Eucaristía.
Lo peor es que la mayor parte de los
fieles en todo el mundo se encuentra desprevenida ante estas trampas y montajes
que confunden el concepto de “caridad”, hasta el punto de que incluso gente
piadosa acaba pensando que es “poco caritativo negar la comunión a un pecador”,
aunque no exista en él el menor signo de arrepentimiento o de enmienda.
Y flaco favor se le hace a un pecador,
si por respetos humanos se le permite comulgar y aun más, si esta es una figura pública que ha
sancionado leyes monstruosas como la del aborto, sin que previa
y públicamente exista rectificación de sus infames actuaciones:
“Quien
coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del
Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma así
el pan y beba de la copa. Pues quien come y bebe sin discernir el
Cuerpo, come y bebe su propio castigo.”
Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma así
el pan y beba de la copa. Pues quien come y bebe sin discernir el
Cuerpo, come y bebe su propio castigo.”
San
Pablo en Corintios 11, 27-29
Vivimos un tiempo de oscurecimiento de las
conciencias y de estrago en las inteligencias, por
efecto del ambiente corrompido y de las falsas espiritualidades. Esta
perversión de la caridad es gravísima, porque excluye por completo el verdadero Amor que consiste
en hacer la voluntad de Dios (Jn
14, 15), y no en maltratar a Cristo vivo y presente en la Eucaristía, so
pretexto de una supuesta caridad humana.
Se utiliza deliberadamente a un
transexual – un pobre hombre de vida desorientada – para confundir las
conciencias con argumentos capciosos: Defender la Eucaristía significaría
juzgarle… Pero esa no es la realidad. No juzgamos a nadie, ni nos creemos
mejores o peores que este transexual. Lo que nos preocupa, por el contrario, es
que se le engañe dándole el Pan de Vida sin exigirle que ordene su alma, antes
de recibirlo.
Es preocupante la corrupción de la
verdad sobre la Eucaristía – que pretenden que se asuma como un simple banquete
conmemorativo y de acceso libre para todos, con independencia de nuestro estado
espiritual – que se extiende en medios supuestamente católicos.
La Eucaristía es la participación en la Vida Divina, al recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Somos conscientes de
vivir un tiempo muy especial, previsto en las Sagradas Escrituras desde
antiguo, donde la perseverancia en la Fe y el anuncio del verdadero Evangelio
tienen que demostrarse, día a día, mediante un compromiso de amor al Corazón de
Jesús hecho Eucaristía, aunque ello nos suponga la incomprensión de los que
imaginan un cristianismo fácil, o nos condene a la soledad, o a la falta de
éxito humano.
Por ello dirigimos una súplica al arzobispo de Génova, y te pedimos a ti, si sientes nuestro mismo celo por Cristo-Eucaristía, a que la firmes con nosotros:
Por ello dirigimos una súplica al arzobispo de Génova, y te pedimos a ti, si sientes nuestro mismo celo por Cristo-Eucaristía, a que la firmes con nosotros:
carta a firmar en:
***
Dios ama a todos los hombres y mujeres sin ninguna excepción y desea su salvación, por eso Cristo se inmoló en la Cruz.
Y volvería a hacerlo y dar la Vida por cada uno de nosotros, si fuera necesario. Pero, esto no quita, la obligación de recibir la Sagrada Eucaristía en estado de gracia, después de haber hecho una Santa Confesión y no tener ningún pecado mortal, respetando así, primero a Dios y después respetándonos a nosotros mismos.
Y volvería a hacerlo y dar la Vida por cada uno de nosotros, si fuera necesario. Pero, esto no quita, la obligación de recibir la Sagrada Eucaristía en estado de gracia, después de haber hecho una Santa Confesión y no tener ningún pecado mortal, respetando así, primero a Dios y después respetándonos a nosotros mismos.
No debemos juzgar a las personas, pues, a lo mejor no son conscientes o desconocen como se tiene que recibir la Santa Comunión, pero sí, alertar sobre estos hechos para que la Iglesia instruya a los fieles sobre cuando se está en condiciones de poder ir a comulgar y cuando no, para su propia salvación y aplicable a todos para su bien y el de toda la Santa Iglesia.
Recibir a Jesús-Eucaristía en pecado mortal es un sacrilegio.
Recibir a Jesús-Eucaristía en pecado mortal es un sacrilegio.