La Virgen, en las apariciones de La Salette (Francia,
1846), define a los Apóstoles de los Últimos Tiempos con las siguientes
palabras: "fieles discípulos de Jesucristo que han vivido en el
menosprecio del mundo y de sí mismos, en la pobreza y en la humildad, en la
oración y en la mortificación, en la castidad y en la unión con Dios, en el
sufrimiento y desconocidos del mundo".
Nuestra Señora de la Salette
A esos hombres y mujeres, les dice Nuestra Madre: "Ya
es hora que salgan y vengan a iluminar la Tierra. Id y mostraos como mis hijos
queridos, yo estoy con vosotros y en vosotros, con tal que vuestra fe sea la
luz que os ilumine en esos días de infortunio. Luchad hijos de la luz, vosotros
pequeño número... pues ya está aquí el tiempo de los tiempos, el fin de
los fines".
El 1 de marzo de 2005, Margarita recibía un mensaje del
Señor en el que nos invita a escuchar la voz de Dios, que nos habla de mil
maneras diferentes cada día. Y nos pide que no tengamos oídos de mercader
frente a sus llamadas ordinarias y, también ahora, ante los gritos
extraordinarios de sus profetas, que son tan abundantes en estos
Últimos Tiempos en que vivimos.
Jesús nos alienta a ser uno de esos "santos de los
últimos tiempos". Meditemos despacio este mensaje, que es uno de los más
bonitos -como la misma Marga lo hace notar- que el Señor le ha dado a conocer.
Mañana comienza el Decenario al Espíritu Santo que en estos tiempos
es enviado por el Padre y el Hijo con tanta profusión. Durante estos próximos
días, preparando la Solemnidad de Pentecostés, tendremos una ocasión magnifica
para acudir mucho a Él, que es Señor y Dador de Vida.
Mensaje del 1 de marzo de 2005
Jesús:
Manifestaciones extraordinarias: Es el
camino que Yo empleo para esta Hora, donde casi nadie me escucha ya.
Manifestaciones extraordinarias, porque las ordinarias no las atienden.
¡No me escucháis! No me escucháis ya.
Os hablo a través de los libros, de las
buenas lecturas que nadie compra.
Os hablo a través de la Biblia, la
Palabra de Dios que nadie lee.
Os hablo a través de la Eucaristía que
(casi) nadie recibe en Gracia.
Os hablo a través de la oración, que
nadie hace.
Os hablo a través del silencio, que
nadie emplea, a través de la pobreza y las privaciones voluntarias, que nadie
busca.
Y finalmente os hablo a través de mi
Madre, a quien ya nadie acude. ¡¡¿Cómo podréis escucharme?!!
¿Cómo podréis escucharme, oh, cruel
generación que matáis a los profetas? Os envío profetas. Os envío el Don
de profecía, que prolifera en estos Días y al cual no hacéis caso y al
cuál perseguís hasta dar muerte.
Os envío mi Espíritu en gran profusión a
través de mi Eucaristía, en las Adoraciones,, en los Sagrarios. ¿Cuántos
acudís? ¿Cuántos acudís a recibirlo?
Me comunico a vosotros en vuestras
comuniones, cuerpos a los que he de entrar con repugnancia, plagados como se
encuentran de pecados. Aun así os hablo, ¿cuántos me escucháis?
Os hablo a través del remordimiento de
vuestra vida pasada y de vuestra vida actual de pecado, ¡oh, cuántos me
escucháis!
Aun así os digo Palabras de Amor,
Palabras de Cariño... de las que huís con miedo. Os asusto. Os asusta mi Amor.
¡¿Por qué?!
Decidme, ¿por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
Por qué os asusta mi Amor, el Amor de Yo, que Soy Dios... ¿por qué? Es un Amor
Infinito. ¿Por qué tener miedo? Borrará todas tus culpas, si te arrepientes con
corazón sincero. Ven a Mí. ¡Venid a Mí y lo experimentaréis! Arrepentios
por un solo segundo. ¡Jugad a eso si queréis! ¡Probad a arrepentios una vez por
un solo segundo! Veréis a mi Espíritu descender sobre vosotros y arrebataros
en su Amor mostrándoos su Belleza, de la que ya no podréis huir, no podréis
huir más, porque os habrá cautivado.
No queréis. Decidme, ¿por qué no
queréis? No queréis cambiar de vida. Es eso. Pero, ¿por qué? ¿No veis cómo
vuestra vida actual sólo os trae sufrimientos? ¿No queréis sufrir en esta hora
actual con los santos?
¡Oh...! ¡Se acaba, se acaba el tiempo de
salvación! ¡Ya no quieren ser salvados! ¡Los hombres no quieren ser salvados!
Ya no.
¡Padre! ¡Padre! ¡Adelanta esta Hora!
¡Adelántala, pues los hombres ya no quieren ser salvados! Míralos, ¡no se cogen
a mi Mano! No quieren... Caen en el abismo ¡¿Para qué me sacrifiqué?! ¡¡Para
qué mi Sacrificio!!
Santos. ¡Santos de los Últimos Tiempos!
Sabed que en vosotros pensé en aquella Hora de mi Pasión para tener
cumplimiento en ésta de la Iglesia. Sabed que vuestros sufrimientos de esta
Hora me dieron valor para continuar con la Mía. Que mereció la pena por la
Gloria que me dais tan sólo uno de vosotros. Sabed, en el Cielo llevaréis
esta inscripción: «Los Santos de los Últimos Tiempos» los que supieron sufrir,
los que supieron morir en la Hora de la Pasión de la Iglesia por la salvación
de sus hermanos.
Los Santos sobre los que se cebó el
último ataque fiero del Maligno sobre mis hijos. Los Santos sobre los que
se derramó el Espíritu Santo en efusión nunca conocida en el mundo. Son los
Santos cuya Pasión es más semejante a la Mía, porque es una Pasión sobre todo
moral. Es una ruptura del Corazón, es una ruptura interior. Y sobre algunos
también exterior.
Pero Yo os digo: Sabed que Dios-Jesús,
en su Hora de su Pasión pensó en vosotros y que por el más insignificante
recibió el consuelo, el grande consuelo para que su Corazón no se rompiera y
pudiera seguir hasta el final. Que por el amor de uno de vosotros, el más
insignificante, le mereció la pena morir. Que fuisteis el Consuelo de
Dios-Jesús en esa Hora y lo sois ahora para toda la Iglesia que agoniza en
dolores de parto.
Daréis a Luz la Nueva Generación. La
Iglesia no morirá, sino que, por vosotros, quedará nuevamente constituida.
Quedará renovada y su Pasión llegará a su fin, alcanzando su
Resurrección.
Esto es Doctrina de la Iglesia. Esto es
Verdad de fe nuevamente revelada.
No añado nada nuevo. Lo especifico, lo
aclaro para esta Hora.
Atended, escuchad el Don de Profecía, no
lo desdeñéis.
Atended, escuchad a mis Profetas. Os
hablan. Os hablan porque si callan estos, gritarán las piedras.
Cuando hayáis matado a todos mis
profetas, entonces: ¡¡GRITARÁN LAS PIEDRAS!! (1)
* Nota de Marga (1): Se cierra con esa Voz potente de
Jesús. Entiendo que desaparecerá el Don de Profecía y estallará el Reino Nuevo
incluso con un estallido material de la Creación material en pleno. ¡Qué
bonito! ¡Qué Mensaje más precioso! Lo leo ahora y ¡Dios mío! ¡no es exactamente
así como me lo has dicho! Tu Palabra era distinta. Entendía más cosas de las
que he puesto. Cfr. Lc 19,40.