Hijos Míos, hoy es San Benito (día 11) un santo que a pesar de los siglos sigue siendo actual. Un santo de vida heroica y ejemplar, que se
esforzó en cada instante en cumplir Mi voluntad. Yo, Jesús, os hablo.
Santos como Benito que hicieron todo en perfecta unión Conmigo son santos que ni el tiempo, ni vaivenes de la Iglesia los anulan (Sal 111, 6), porque estos santos que estuvieron a Mi servicio día y noche sin más preocupación que darme gusto en todo, son santos que perduran eternamente. Yo, Jesús, os hablo.
No creáis, hijos Míos, que esta clase de santidad es difícil
de alcanzar, porque no son ellos los que la logran sino la fidelidad a Mi
gracia, gracia que a ningún alma niego, pero es la respuesta a la misma la que
os hace santos, porque hijos, la santidad es obra de Dios en el alma, pero el
alma coopera con Dios y pone lo que esté de su parte, y para ser un gran
santo hay que estar alerta a la voz de Mi Espíritu y sus inspiraciones, y hacer
lo que El os pide, no más pero no menos. Porque el alma debe estar a la escucha
de los deseos de Dios que es quien mejor sabe lo que tiene que hacer para
conseguir las obras divinas que Dios hará por su medio.
Hijos, quien está unido a Mí da mucho fruto y quien no
recoge Conmigo desparrama (Mt 12,30), por tanto, estad pendientes de lo que
Dios os pide y os parezca o no incapaz de hacerlo, sabed que Mi gracia no
os faltará en ningún momento. Yo, Jesús, os hablo.
Imitad a San Benito que ha dejado tras de sí otros muchos
santos, hijos espirituales de él y de de su Obra y, muchos otros, que sin
ser monjes ni pertenecer a su Obra, se basaron en su ejemplo y en su vida para
llegar a la meta que el Cielo les pedía. Porque hijos, un santo verdadero unido
a Mí aunque ya no viva, sigue haciendo el bien desde el Cielo y dando nuevos
frutos con el paso de los tiempos. Yo, Jesús, os hablo.