Carta del Papa sobre Misal de 1962
"Summorum Pontificum"
CIUDAD DEL VATICANO, 07 de julio 2007 ( Zenit.org ) -. Publicamos
Inglés no oficial, emitido por el Servicio de Información del Vaticano, de la
carta apostólica de Benedicto XVI "Summorum Pontificum", emitió el
"motu proprio", en la propia iniciativa , en relación con el uso del
Misal Romano promulgado por Juan XXIII en 1962. El texto original escrito
en latín se puede encontrar en el Vaticano Web sitio.
*** Carta Apostólica en forma "motu proprio" Benedicto XVI"Summorum Pontificum" Hasta nuestros días, ha sido la preocupación constante de los Sumos Pontífices para asegurarse de que la Iglesia de Cristo ofrece un digno ritual a la Divina Majestad " para alabanza y gloria de su nombre ", y" para el bien de toda su Santa Iglesia ". Desde tiempos inmemoriales ha sido necesario - como lo es también para el futuro - para mantener el principio según el cual "cada uno en particular Iglesia debe estar de acuerdo con la Iglesia universal, no sólo en cuanto a la doctrina de la fe y de los signos sacramentales, sino también en lo relativo a los usos universalmente aceptados de la ininterrumpida tradición apostólica, que deben observarse no solo para evitar errores, sino también para transmitir la integridad de la fe, porque la ley de la Iglesia de la oración corresponde a la ley de la fe ". [1] Entre los pontífices que tuvieron esa preocupación necesaria, sobre todo resalta el nombre de San Gregorio Magno, que hizo todo lo posible para garantizar que la nuevos pueblos de Europa se transmitiera tanto la fe católica como los tesoros del culto y de la cultura que habían sido acumulados por los romanos en los siglos precedentes. Él ordenó que la forma de la sagrada liturgia como se celebra en Roma (en relación tanto al Sacrificio de la Misa y el Oficio divino) se conserva. Tomó gran preocupación para garantizar la difusión de los monjes y monjas que, siguiendo la Regla de San Benito, junto con el anuncio del Evangelio, ilustrado con sus vidas los sabios de provisión de su gobierno de que "nada se debe colocar antes de la obra de . Dios " De esta forma la Sagrada Liturgia, celebrada según el uso romano, enriqueció no solamente la fe y la piedad, sino también la cultura de muchos pueblos. Se sabe, en efecto, que la liturgia latina de la Iglesia en sus varias formas, en cada siglo de la era cristiana, ha sido un estímulo para la vida espiritual a numerosos santos y ha reforzado a tantos pueblos en la virtud de la religión y ha fecundado su piedad. Muchos otros pontífices romanos, en el curso de los siglos, mostraron particular solicitud porque la sacra Liturgia realiza esta tarea con mayor eficacia. Destaca entre ellos San Pío V quien, sostenido por un gran celo pastoral, tras la exhortación de Concilio de Trento, renovó todo el culto de la Iglesia, revisó la edición de los libros litúrgicos modificada y "renovada de acuerdo con las normas de la padres "y les proporcionan para el uso de la Iglesia latina. Uno de los libros litúrgicos del Rito romano resalta el Misal Romano, que se desarrolló en la ciudad de Roma y, con el paso de los siglos, poco a poco tomó formas muy similar a la que ha tenido en los últimos tiempos. "Fue hacia este mismo objetivo que sucesivos Romanos Pontífices dirigieron sus energías durante los siglos siguientes, a fin de garantizar que los ritos y libros litúrgicos fueron puestos al día y cuando sea necesario aclarar. Desde el principios de este siglo, una reforma más general ". [2] Así, nuestros predecesores Clemente VIII, Urbano VIII, San Pío X, [3] Benedicto XV, Pío XII y el beato Juan XXIII todos jugaron un papel. En tiempos más recientes , el Concilio Vaticano II expresó el deseo de que la reverencia respetuosa debido al culto divino debe ser renovado y adaptado a las necesidades de nuestro tiempo. Movidos por este deseo nuestro predecesor, el Sumo Pontífice Pablo VI, aprobó, en 1970, reformado y libros litúrgicos renovados parte de la Iglesia latina. Éstos, traducidos a las diversas lenguas del mundo, fueron acogidos de buen grado por los obispos, sacerdotes y fieles. Juan Pablo II revisó la tercera edición típica del Misal Romano. Así Pontífices Romanos han actuado para asegurar que "este tipo de edificio litúrgico ... debería volver a aparecer esplendoroso por dignidad y armonía". [4] Sin embargo, en algunas regiones, no hay un número pequeño fieles adhirieron y siguen adhiriendo con mucho amor y afecto a las anteriores formas litúrgicas. Estos habían embebido tan profundamente su cultura y su espíritu que en 1984 el Sumo Pontífice Juan Pablo II, movido por la preocupación por el cuidado pastoral de estos fieles, con el indulto especial "Quattuor abhinc Anno", emitido por la Congregación para el Culto Divino, permiso otorgado a utilizar sea el Misal Romano editado por el beato Juan XXIII en el año 1962. Más tarde, en el año 1988, Juan Pablo II, con la carta apostólica dada como "motu proprio" Ecclesia Dei ", exhortó a los obispos a utilizar amplia y generosamente esta facultad a favor de todos los fieles que así lo deseen. Tras las insistentes peticiones de estos fiel, larga consideración por parte de nuestro predecesor Juan Pablo II, y después de haber escuchado las opiniones de los padres cardenales del consistorio de 22 de marzo de 2006, Habiendo reflexionado profundamente sobre todos los aspectos de la cuestión, invocado al Espíritu Santo, y confiando en la ayuda de Dios, con estas Cartas Apostólicas establecemos lo siguiente: .. Art. 1 El Misal Romano promulgado por Pablo VI es la expresión ordinaria de la "Lex orandi" (Ley de la oración) de la Iglesia católica de rito latino No obstante, el romano Misal promulgado por San Pío V y nuevamente por el beato Juan XXIII debe considerarse como expresión extraordinaria de la misma "Lex orandi" y debe gozar del respeto debido por su uso venerable y antiguo. Estas dos expresiones de la "Lex de la Iglesia orandi "no será en ningún llevarán de forma alguna a una división de la Iglesia" lex credendi "(Ley de la creencia). Ellos son, de hecho, dos usos del único rito romano. Es, por lo tanto, lícito celebrar el Sacrificio de la Misa según la edición típica del Misal Romano promulgado por el beato Juan XXIII en 1962 y nunca abrogada, como forma extraordinaria de la Liturgia de la Iglesia. Las condiciones para el uso de este misal establecidas en los documentos anteriores "Quattuor abhinc Annis" y "Ecclesia Dei", se sustituyen como sigue: .. Art. 2 En las Misas celebradas sin el pueblo, todo sacerdote católico de rito latino, tanto secular como religioso, puede utilizar sea el Misal Romano editado por el beato Papa Juan XXIII en 1962, o el Misal Romano promulgado por el Papa Pablo VI en 1970, y podrá hacerlo en cualquier día, con la excepción del Triduo Pascua. Para este tipo de celebraciones, ya sea con uno u otro misal, el sacerdote no necesita ningún permiso a la Sede Apostólica o de su corriente. Art. 3. Las comunidades de los institutos de vida consagrada y de las sociedades de vida apostólica, de derecho pontificio o diocesano, ya sea, con el deseo de celebrar la Santa Misa según la edición del Misal Romano promulgado en 1962, por conventual o "comunitaria" celebración en sus oratorios, puede hacerlo (...)
*** Carta Apostólica en forma "motu proprio" Benedicto XVI"Summorum Pontificum" Hasta nuestros días, ha sido la preocupación constante de los Sumos Pontífices para asegurarse de que la Iglesia de Cristo ofrece un digno ritual a la Divina Majestad " para alabanza y gloria de su nombre ", y" para el bien de toda su Santa Iglesia ". Desde tiempos inmemoriales ha sido necesario - como lo es también para el futuro - para mantener el principio según el cual "cada uno en particular Iglesia debe estar de acuerdo con la Iglesia universal, no sólo en cuanto a la doctrina de la fe y de los signos sacramentales, sino también en lo relativo a los usos universalmente aceptados de la ininterrumpida tradición apostólica, que deben observarse no solo para evitar errores, sino también para transmitir la integridad de la fe, porque la ley de la Iglesia de la oración corresponde a la ley de la fe ". [1] Entre los pontífices que tuvieron esa preocupación necesaria, sobre todo resalta el nombre de San Gregorio Magno, que hizo todo lo posible para garantizar que la nuevos pueblos de Europa se transmitiera tanto la fe católica como los tesoros del culto y de la cultura que habían sido acumulados por los romanos en los siglos precedentes. Él ordenó que la forma de la sagrada liturgia como se celebra en Roma (en relación tanto al Sacrificio de la Misa y el Oficio divino) se conserva. Tomó gran preocupación para garantizar la difusión de los monjes y monjas que, siguiendo la Regla de San Benito, junto con el anuncio del Evangelio, ilustrado con sus vidas los sabios de provisión de su gobierno de que "nada se debe colocar antes de la obra de . Dios " De esta forma la Sagrada Liturgia, celebrada según el uso romano, enriqueció no solamente la fe y la piedad, sino también la cultura de muchos pueblos. Se sabe, en efecto, que la liturgia latina de la Iglesia en sus varias formas, en cada siglo de la era cristiana, ha sido un estímulo para la vida espiritual a numerosos santos y ha reforzado a tantos pueblos en la virtud de la religión y ha fecundado su piedad. Muchos otros pontífices romanos, en el curso de los siglos, mostraron particular solicitud porque la sacra Liturgia realiza esta tarea con mayor eficacia. Destaca entre ellos San Pío V quien, sostenido por un gran celo pastoral, tras la exhortación de Concilio de Trento, renovó todo el culto de la Iglesia, revisó la edición de los libros litúrgicos modificada y "renovada de acuerdo con las normas de la padres "y les proporcionan para el uso de la Iglesia latina. Uno de los libros litúrgicos del Rito romano resalta el Misal Romano, que se desarrolló en la ciudad de Roma y, con el paso de los siglos, poco a poco tomó formas muy similar a la que ha tenido en los últimos tiempos. "Fue hacia este mismo objetivo que sucesivos Romanos Pontífices dirigieron sus energías durante los siglos siguientes, a fin de garantizar que los ritos y libros litúrgicos fueron puestos al día y cuando sea necesario aclarar. Desde el principios de este siglo, una reforma más general ". [2] Así, nuestros predecesores Clemente VIII, Urbano VIII, San Pío X, [3] Benedicto XV, Pío XII y el beato Juan XXIII todos jugaron un papel. En tiempos más recientes , el Concilio Vaticano II expresó el deseo de que la reverencia respetuosa debido al culto divino debe ser renovado y adaptado a las necesidades de nuestro tiempo. Movidos por este deseo nuestro predecesor, el Sumo Pontífice Pablo VI, aprobó, en 1970, reformado y libros litúrgicos renovados parte de la Iglesia latina. Éstos, traducidos a las diversas lenguas del mundo, fueron acogidos de buen grado por los obispos, sacerdotes y fieles. Juan Pablo II revisó la tercera edición típica del Misal Romano. Así Pontífices Romanos han actuado para asegurar que "este tipo de edificio litúrgico ... debería volver a aparecer esplendoroso por dignidad y armonía". [4] Sin embargo, en algunas regiones, no hay un número pequeño fieles adhirieron y siguen adhiriendo con mucho amor y afecto a las anteriores formas litúrgicas. Estos habían embebido tan profundamente su cultura y su espíritu que en 1984 el Sumo Pontífice Juan Pablo II, movido por la preocupación por el cuidado pastoral de estos fieles, con el indulto especial "Quattuor abhinc Anno", emitido por la Congregación para el Culto Divino, permiso otorgado a utilizar sea el Misal Romano editado por el beato Juan XXIII en el año 1962. Más tarde, en el año 1988, Juan Pablo II, con la carta apostólica dada como "motu proprio" Ecclesia Dei ", exhortó a los obispos a utilizar amplia y generosamente esta facultad a favor de todos los fieles que así lo deseen. Tras las insistentes peticiones de estos fiel, larga consideración por parte de nuestro predecesor Juan Pablo II, y después de haber escuchado las opiniones de los padres cardenales del consistorio de 22 de marzo de 2006, Habiendo reflexionado profundamente sobre todos los aspectos de la cuestión, invocado al Espíritu Santo, y confiando en la ayuda de Dios, con estas Cartas Apostólicas establecemos lo siguiente: .. Art. 1 El Misal Romano promulgado por Pablo VI es la expresión ordinaria de la "Lex orandi" (Ley de la oración) de la Iglesia católica de rito latino No obstante, el romano Misal promulgado por San Pío V y nuevamente por el beato Juan XXIII debe considerarse como expresión extraordinaria de la misma "Lex orandi" y debe gozar del respeto debido por su uso venerable y antiguo. Estas dos expresiones de la "Lex de la Iglesia orandi "no será en ningún llevarán de forma alguna a una división de la Iglesia" lex credendi "(Ley de la creencia). Ellos son, de hecho, dos usos del único rito romano. Es, por lo tanto, lícito celebrar el Sacrificio de la Misa según la edición típica del Misal Romano promulgado por el beato Juan XXIII en 1962 y nunca abrogada, como forma extraordinaria de la Liturgia de la Iglesia. Las condiciones para el uso de este misal establecidas en los documentos anteriores "Quattuor abhinc Annis" y "Ecclesia Dei", se sustituyen como sigue: .. Art. 2 En las Misas celebradas sin el pueblo, todo sacerdote católico de rito latino, tanto secular como religioso, puede utilizar sea el Misal Romano editado por el beato Papa Juan XXIII en 1962, o el Misal Romano promulgado por el Papa Pablo VI en 1970, y podrá hacerlo en cualquier día, con la excepción del Triduo Pascua. Para este tipo de celebraciones, ya sea con uno u otro misal, el sacerdote no necesita ningún permiso a la Sede Apostólica o de su corriente. Art. 3. Las comunidades de los institutos de vida consagrada y de las sociedades de vida apostólica, de derecho pontificio o diocesano, ya sea, con el deseo de celebrar la Santa Misa según la edición del Misal Romano promulgado en 1962, por conventual o "comunitaria" celebración en sus oratorios, puede hacerlo (...)
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El ataque a los Frailes llega a la gran prensa
El Comisario permanecerá en su cargo
