Beatísimo Padre:
El 17 de diciembre de 2012 los cardenales Herranz, Tomko y
De Giorgi te entregaron el expediente con los resultados de la investigación
que les pediste realizar acerca de las filtraciones de documentos confidenciales
conocidas como "Vatileaks" y acerca, sobre todo, de la amenaza de
muerte que había contra tu persona, filtrada al periódico "Il Fatto
Quotidiano", y de la cual te había informado en su momento el cardenal
Darío Castrillón.
Al constatar que, efectivamente, altos prelados dentro de El
Vaticano, pertenecientes a la masonería eclesiástica, habían tomado la decisión
de matarte, te resolviste tú a renunciar. A los pocos días comunicaste a tu
hermano el sacerdote Georg Ratzinger que abandonarías la Sede de Pedro pues
nunca imaginaste conocer ese rostro de la Iglesia. Antes de las Navidades ya
habías decidido renunciar, si bien lo diste a conocer públicamente hasta el 11
de febrero de 2013.
No es que hayas tenido miedo de perder la vida, pues sabemos
que desde tu nombramiento como cardenal prometiste estar dispuesto a dar la
vida por Cristo, pero lo hiciste por el bien de la Iglesia, al considerar que
si de hecho lograban asesinarte, tu muerte habría ocasionado un terremoto,
desatando una pugna infernal de influencias y maniobras turbias derivadas de
los antagonismos internos en la curia de cara a la sucesión. No por temor a la
muerte, sino por el posible daño que ésta hubiera causado a la Iglesia,
decidiste que mejor era hacerte a un lado para desmontar las amenazas y
adelantar una sucesión pacífica. Y de suyo lo lograste.
En un Informe que elaboró el sacerdote jesuita Arnaldo
Zenteno, publicado el 9 de abril de 2013 en grupobasesfys.blogspot.mx señalaba
que, cuando el recién electo Papa Francisco fue a verte a Castel Gandolfo, le
confiaste eso mismo: que una de las causas que influyeron en tu renuncia fueron
las amenazas que recibiste, pues pudiste constatar que ya se había tomado la
decisión de matarte.
En este sentido, Santo Padre, si bien es cierto que en tu
declaración expresaste renunciar "libremente", el hecho es que en
mayor o menor medida fuiste forzado por la presión de una acometida, por lo que
tu libertad, según la doctrina canónica, fue condicionada "in
radice". Si bien tomaste la decisión de renunciar de acuerdo a las
facultades que te concede el Código de Derecho Canónico, la tomaste bajo la
coacción de una violencia moral, lo cual invalidó desde la raíz tu decisión
última y acabó por hacer inválido el acto.
Hay que reconocer que si bien la Iglesia ha considerado
siempre una ley sagrada que la elección de un Papa es ad vitam, es bueno que el
Derecho Canónico contemple la posibilidad de la renuncia para casos de extrema
gravedad, como puede ser el exilio, la persecución u otra causa grave. En este
sentido, la renuncia prevista en el Canon 332 del C.D.C. es como una puerta de
salida de emergencia, y es conveniente que exista, tanto así que esa salida te
ayudó, Beatísimo Padre, a huir de la amenaza que se cernía sobre su persona y
sobre la Iglesia.
El hecho es, Santo Padre, que al estar el acto viciado de
raíz por esa violencia moral, tu renuncia fue nula por inexistencia. Por lo
tanto, nunca hubo sede vacante y el cónclave que le siguió fue canónicamente
inválido.
De ese cónclave, desvirtuado y confuso, al no haber cesado
tú en ningún momento de ser el Vicario de Cristo, surgió un antipapa, el cual
tomó el nombre de Francisco.
Afirmar que Bergolio es un antipapa no necesariamente quiere
decir que sea una persona mala, o mal intencionada. En la historia de la
Iglesia ha habido 38 antipapas. Quiere decir que él no es el Vicario de Cristo
y que, por lo mismo, no goza del carisma de la inerrancia.
La prueba de que no lo posee es que ya ha caído en varias
herejías y faltas a la tradición, como al hacer eco del docetismo diciendo que
Cristo no se enojaba en verdad sino que solo fingía, o que la alianza mosaica
no fue abrogada nunca por Dios, contradiciendo el Conciclio de Florencia y el
magisterio de varios Papas, o al postular, en un análisis libearcionsita y
marxistoide que debe haber una "Iglesia pobre para los pobres",
cuando nuestro Señor enseñó que la Iglesia es para todos, o al vetar la Misa de
San Pío V, que tú, Santo Padre, habías aprobado para varias comunidades de religiosos
y laicos, o al lavar los pies a dos musulmanas en la ceremonia de la Última
Cena y no a doce sacerdotes, como siempre lo hiciste tú y quienes te
precedieron. Falso diálogo interreligioso que amenaza en llegar a terribles
consecuencias para la fe del pueblo de Dios. Esto, por no hablar de las
constinuas transgresiones a la liturgia ya la tradición, las cuales dejan ver
un exiguo aprecio por la investidura papal.
Cada vez son más los sacerdotes que en privado comentan los
despropósitos de Bergolio. Alguno, como el famoso Padre Paul Kramer, experto en
las apariciones de Fátima, se ha atrevido a exigir públicamente la renuncia de
Francisco, siguiendo la doctrina establecida por San Roberto Belarmino, San
Alfonso María Liguori, San Antonio y el Papa Inocente III, los cuales enseñaron
que cuando un Papa demuestra como un herético manifiesto, deja de ser Papa,
pues no es un católico. "Quien no es miembro, no puede ser cabeza".
San Francisco de Asis predijo que vendría un Papa "no electo
canónicamente", el cual sería no "un verdadero pastor, sino un
destructor".
Sabemos, Padre Santo, que hasta ahora has preferido un
prudente silencio ante tántos atropellos, fortaleciéndote espiritualmente como
Cristo se fortaleció cuando se retiró al desierto antes de su pasión.
Pero tú tendrás que levantar la voz el día en que pretendan
adulterar el sacramento de la Eucaristía para quitarle el carácter de
sacrificio y dejar sólo el de memorial, al estilo protestante. Ese día, que ya
no es lejano, no resistirás la indignación y condenarás la apostasía y el
sacrilegio.
En este sentido, Beatísimo Padre, comenzará a cumplirse la
situación predicha por santos y místicos, los cuales predijeron el doloroso
cisma de la Iglesia, la división entre la iglesia apóstata y la Iglesia fiel.
Las profecías dicen que ese cisma será simultáneo a una
repentina invasión de Rusia sobre Europa, en coincidencia con la guerra
descrita por el profeta Ezequiel (Ez 38). Entonces, el Papa legítimo, tú Padre
Santo, serás traicionado y tendrás que huir de Roma para refugiarte de oculto
en un lugar lejano, mientras que el antipapa se quedará gobernando la Iglesia
apoyando la falsa paz, la sacrílega unificación de las religiones. Esa falsa
paz será el soporte religioso del gobierno mundial del anticristo. Esa será la
última y mayor prueba que sufrira la Iglesia fiel.
En ese momento, el antipapa traicionará la fe aceptando la
coalición de todos los credos y renunciando a la propia identidad católica. Tú,
Benedicto XVI, serás perseguido hasta el final, y morirás mártir de la
Eucaristía por una muerte cruel, según la visión que tuvo el Papa San Pío X y
la que también tuvo Lucía en el tercer secreto de Fátima.
Dijo San Francisco de Asís: "Habrá un Papa electo no
canónicamente que causará un gran cisma". Y la beata Ana Catalina
Emmerick, religiosa agustina, precisa: "Vi una fuerte oposición entre dos
Papas, y vi cuan funestas serán las consecuencias de la falsa iglesia (...)
Esto causará el cisma más grande que se haya visto en el mundo".
La Santísima Virgen dijo explícitamente en la Salette:
"Roma perderá la Fe y se convertirá en la sede del anticristo".
Y hay muchas revelaciones privadas y anuncios de jerarcas de
la Iglesia:
• Dice el P. Paul Kramer, "El antipapa y sus
colaboradores apóstatas serán, como dijo la Hermana Lucía, partidarios del
demonio, los que trabajarán para el mal sin tener miedo de nada".
• Y lo ya mencionado, dado a conocer por el Papa San Pio X:
"He tenido una visión terrible: no sé si seré yo o uno de mis sucesores,
pero vi a un Papa huyendo de Roma entre los cadáveres de sus hermanos. Él se
refugiará incógnito en alguna parte y después de breve tiempo morirá una muerte
cruel".
• Juan de Rocapartida: "Al acercarse el Fin de los
Tiempos, el Papa y sus cardenales habrán de huir de Roma en trágicas
consecuencias hacia un lugar donde permanecerán sin ser reconocidos, y el Papa
sufrirá una muerte cruel en el exilio".
• Nicolas de Fluh: "El Papa con sus cardenales tendrá
que huir de Roma en situación calamitosa a un lugar donde serán desconocidos.
El Papa morirá de manera atroz durante su destierro. Los sufrimientos de la
Iglesia serán mayores que cualquier momento histórico previo".
• El venerable Bartolomé Holzhauser, fundador de las
sociedades de clérigos seculares en el Siglo XVIII: "Dios permitirá un
gran mal contra su Iglesia: vendrán súbita e inesperadamente irrumpiendo
mientras obispos y sacerdotes estén durmiendo. Entrarán en Italia y devastarán
Roma, quemarán iglesias y destruirán todo".
• La revelación recibida por la Madre Elena Aiello, famosa
estigmatizada que fuera consultada con frecuencia por el Papa Pio XII:
"Italia será sacudida por una gran revolución (...) Rusia se impondrá
sobre las naciones, de manera especial sobre Italia, y elevará la bandera roja
sobre la cúpula de San Pedro".
• Las palabras de Juan de Vitiguero: "Cuando el mundo
se encuentre perturbado, el Papa cambiará de residencia".
• Elena Leonardi, asistida espiritual del Padre Pio:
"El Vaticano será invadido por revolucionarios comunistas. Traicionarán al
Papa. Italia sufrirá una gran revuelta y será purificada por una gran
revolución. Rusia marchará sobre Roma y el Papa correrá un grave peligro".
• Enzo Alocci: "El Papa desaparecerá temporalmente y
esto ocurrirá cuando haya una revolución en Italia".
• La Beata Ana María Taigi: "La religión será
perseguida y los sacerdotes masacrados. El Santo Padre se verá obligado a salir
de Roma".
• La mística María Steiner: "La santa Iglesia será
perseguida, Roma estará sin pastor".
• Las revelaciones en Garabandal: "El Papa no podrá
estar en Roma, se le perseguirá y tendrá que esconderse".
• Al P. Stefano Gobbi, místico y fundador del Movimiento Mariano
Sacerdotal, le confió la Santísima Virgen: "Las fuerzas masónicas han
entrado a la Iglesia de manera disimulada y oculta, y han establecido su
cuartel general en el mismo lugar donde vive y trabaja el Vicario de mi Hijo
Jesús. Se está realizando cuanto está contenido en la Tercera parte de mi
mensaje, que aún no ha sido revelado, pero que ya se ha vuelto patente por los
mismos sucesos que estáis viviendo".
• Tu sucesor el Papa Paulo VI: "El humo de Satanás ha
entrado por las grietas de la Iglesia" (Homilía del 29 de junio de 1972).
• Según San Pablo, el anticristo se manifestará precisamente
después de que el Papa sea echado a un lado: "Tan solo con quitar de en
medio a aquel que lo retiene, entonces se manifestará el impío" (2 Tes 2,
6-8).
Escribía el Canónico Roca, iluminista excomulgado que
colaboró en la infiltración contra la Iglesia: "En su forma actual, el
Papado desaparecerá, el nuevo orden social se implantará desde Roma pero al
margen de Roma, sin Roma, a pesar de Roma, contra Roma. Y esa nueva Iglesia
aunque tal vez no deba conservar nada de la disciplina escolástica y de la
forma rudimentaria de la Iglesia antigua, recibirá sin embargo de Roma la
consagración y la jurisdicción canónica".
La nueva iglesia, liderada por el antipapa, apoyará la
unificación de las religiones y la falsa paz, cumpliéndose lo dicho por
Jesucristo en el sentido de que incluso los elegidos podrán ser engañados.
El Cardenal Karol Wojtyla fue muy claro cuando declaró, ante
el Congreso Eucarístico de Pennsylvania, en 1977: "Estamos ante la
confrontación histórica más grande que la humanidad haya tenido. Estamos ante
la contienda final entre la Iglesia y la anti-iglesia, el Evangelio y el
anti-evangelio. Esta confrontación descansa dentro de los planes de la Divina Providencia
y es un reto que la Iglesia entera tiene que aceptar".
En 1917 les fue revelado a tres pastorcitos en Fátima,
Portugal, la misma revelación que tuvo el Papa San Pío X unos años antes, solo
que de forma todavía más precisa: "Vimos a un obispo vestido de blanco,
que teníamos el presentimiento fuera el Santo Padre, huir de un ciudad en
ruinas tembloroso y con paso vacilante".
La versión de Fátima apunta todavía más a que pudiera
tratarse de ti, beatísimo Padre, y explicaría la frase "Vimos a un obispo
vestido de blanco, que teníamos el presentimiento fuera el Santo Padre".
Si hubiera sido evidente que se trataba del Papa reinante, lo habrían dicho de
forma innegable. En cambio, vieron a un "obispo vestido de blanco".
Ellos nunca se pudieron imaginar el tema de la "renuncia", por lo que
solo tuvieron "el presentimiento".
El segundo elemento es todavía más preciso y revelador: lo
vieron huyendo "tembloroso y con paso vacilante", lo cual puede
deberse a la avanzada edad que ya tienes.
Y un tercer elemento también revelador: de ese mismo obispo
vestido de blanco que antes ven huyendo de Roma, después afirman, a la hora en
que es asesinado, que sí se trataba del "Santo Padre".
Posteriormente a la huida del Papa legítimo, el antipapa se
quedará en Roma liderando la "nueva iglesia", apoyando la unión
apóstata de las religiones. Es la "abominación desoladora" anunciada
desde antiguo por el profeta Daniel, instaurada en el lugar santo, la cual
coincide con la instalación del anticristo en el templo de Jerusalén
reconstruido por tercera vez.
En palabras del Cardenal Luigi Ciappi, teólogo personal del
Papa Juan Pablo II: "El Tercer Secreto se refiere a que la pérdida de la
fe en la Iglesia, es decir, la apostasía, saldrá de la cúspide de la
Iglesia".
Queremos decirte, padre santo, que orando continuamente por ti, para que tu fe no desfallezca y Dios te dé las fuerzas necesarias para dar testimonio y estar dispuesto a abrazar el martirio. Siempre recordamos unas de tus últimas palabras estando aún en la Sede de Pedro: "Ustedes estarán a mi lado, a pesar de que para el mundo yo permanezca oculto" (Discurso al Clero Romano, 14 de Febrero de 2013). Estamos y seguiremos estando a tu lado.