"He venido por TODOS mis HIJOS con el deseo de
acercarlos a Nuestros Corazones"




El Señor expuesto las 24  horas del día en vivo y en directo

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LAS HORAS DE LA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
Las veinticuatro horas de la Pasión

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Meditaciones Sobre la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.
Para acompañar a Nuestro Señor Jesucristo, en cada Hora de su Pasión

Por Luisa Picarretta, hija de la Divina Voluntad. 
(En proceso de Beatificación)



HORA DE SAN JOSÉ
Para hacer los:
Domingos a la 21 horas
 Domingos 09:00 PM




Mensajes de Dios y la Virgen María (MDM)
http://kyrieokumbaya.blogspot.com.es/

Presentamos la Asociación por las Almas del Purgatorio. 
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Por RORATE CÆLI -23/11/2014


martes, 22 de marzo de 2016

Jesús narra Su Pasión-Catalina Rivas

Jesús narra Su Pasión-Catalina Rivas
Publicado el: 18.03.2016
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Pasión de Jesús (feature img)

En toda Semana Santa, verdadero eje de la vida en Cristo, tenemos la oportunidad de internarnos en la Pasión de Jesús de un modo profundo y diferente.

¿Qué mejor manera de hacerlo que leyendo una narración de la Pasión hecha por el mismo Hijo de Dios?.

A lo largo de los siglos, muchas han sido las almas elegidas que han tenido la gracia de recibir mensajes de Jesús o de María. Y de este modo hemos tenido el regalo Celestial de leer distintas descripciones del Nacimiento de Jesús, de Su vida en la Sagrada Familia en Galilea, y también varios relatos Celestiales de la Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo.

Los relatos de La Pasión

Podríamos haber elegido entre varias de las narraciones aprobadas por la Iglesia. Y probablemente la másextensa y profunda narración que Jesús hace de Su propia Pasión, es la recibida por Luisa Piccarreta en Corato Italia, a inicios del siglo XX.
Luisa, según creemos los que hacemos www.reinadelcielo.org, pese a ser poco conocida aún, tiene un nivel de santidad que supera a casi todos los otros santos de la Iglesia. Quizás solamente sea superada por la misma Santísima Madre de Dios, como el mismo Jesús le ha dicho en diversas oportunidades en Sus mensajes. Ella está actualmente en proceso de beatificación, esperando pacientemente recibir aquí en la tierra las gracias que sin dudas ya posee en el Cielo.

La Pasión según Catalina Rivas

La pasión de CristoSin embargo, hemos elegido la narración recibida por Catalina en Cochabamba, Bolivia, pocos años atrás. Amamos a Catalina, hermoso instrumendo del Señor. Ella lucha por su amado Jesús en este mundo tan dificil, con una fe y fortaleza admirables. Esta narración de la Pasión realizada por el propio Jesús a Catalina cuenta con la aprobación del Obispo de Cochabamba, dentro de un movimiento fundado en 1997 y llamado el APOSTOLADO DE LA NUEVA EVANGELIZACION (ANE) (www.a-n-e.net ). Desde el ANE y desde www.jesucristovivo.org se difunden los escritos de Catalina, como un paso fundamental en la Obra de Dios en nuestros tiempos.

Jesús ha dictado a Catalina una gran cantidad de libros que son un regalo de Dios para todos nosotros. Jesús, a través de los mensajes que le entrega a Catalina, se transforma en un verdadero Maestro que nos explica los Evangelios, nos interpreta las cosas del mundo que vivimos en la actualidad, y nos lleva de Su mano y de la de Su amadísima Madre, a la Patria Celestial.

Y es la simplicidad del relato que Jesús le dicta a Catalina lo que nos lleva a elegirla entre tantas otras hermosas narraciones disponibles. Pero, sin embargo, recomendamos la lectura de Las horas de la Pasión de Luisa Piccarreta, a quienes quieran internarse en forma más profunda aún en el misterio de la muerte de nuestro Señor Jesús.

La meditación de La Pasión del Señor es la mejor forma de sumergirse en el verdadero sentido de la Cruz, y es la mejormanera de vivir la Semana Santa como Dios espera de nosotros.

Las revelaciones del Cielo en nuestros tiempos. 

Muchas son las narraciones, profecías y mensajes dictados a almas elegidas durante los siglos. San Francisco de Asís, Santa Teresa de Avila, Santa Teresita del Niño Jesús, Santa Bernardita, San Agustín, Sor Faustina Kowalska, Anna Catalina Emmerich y tantos otros.
Pero es en los últimos tiempos en que gran cantidad de videntes reciben mensajes celestiales. Muchos de ellos están en estudio por la Iglesia. En estos casos cada alma es responsable de discernir lo que se lee, dentro del marco de las revelaciones privadas. Quizás la regla mas apropiada es la que nos legó Tomás de Kempis en su inmortal obra “La imitación de Cristo” (escrita varios siglos atrás) : 
“Atender a qué es lo que se dice y no a quién lo dice”.

Sin embargo muchos otros textos y mensajes tienen aprobación formal de los obispos, como ocurre con Catalina de Cochabamba. Dentro de ellos, vamos solamente a mencionar dos casos, a modo de ejemplo:

Padre Steffano Gobbi

La Virgen María le ha dictado a lo largo de dos décadas, un hermoso libro llamado A los sacerdotes, Mis hijos predilectos. A través de él María funda un movimiento mundial de sacerdotes consagrados a la Virgen, el Movimiento Sacerdotal Mariano, que reúne a decenas de miles de Sacerdotes alrededor del mundo. La lectura del libro del Padre Gobbi es leer a la Virgen María enseñándonos como llegar al Reino de Dios, de Su mano maternal. Vea nuestra pagina sobre el Padre Gobbi en nuestra sección Apariciones y milagros.

Luisa Piccarreta

Jesús ha moldeado a ésta Santa italiana para la misión más importante que el Cielo pueda dar a una criatura en nuestros tiempos: enseñarnos el misterio de la vida dentro de la Voluntad de Dios, la entrega al Divino Querer de Jesús. Miles de mensajes le son entregados a Luisa, recopilados en varios tomos que la iglesia ha ido liberando con el tiempo, para la lectura del público. Quien comprende el misterio oculto en los mensajes recibidos por Luisa llega a internarse en lo más profundo del Corazón de Dios, uniéndose y compartiendo allí Su Divinidad. Lea un libro sobre la vida de Luisa en nuestra sección Libros gratis.

Pedro niega a Jesús

Mientras Mi Corazón se ofrece a sufrir todos estos suplicios, Pedro, a quien había instituido “Jefe y Cabeza de la Iglesia” y quien horas antes había prometido seguirme hasta la muerte, a una simple pregunta que le hacen, y que podría haberle servido para dar testimonio de Mí, Me niega y, como el temor se apodera aún más de él, ante la reiteración de la pregunta jura que jamás Me ha conocido ni ha sido Mi discípulo.

Interrogado por tercera vez, responde con horribles imprecaciones. Hijitos, cuando el mundo clama contra Mí y, volviéndome hacia Mis almas escogidas, Me veo abandonado y renegado, ¿saben cuán grande es la tristeza y la amargura de Mi Corazón? Les diré, como a Pedro: Alma a quien tanto amo, ¿no te acuerdas ya de las pruebas de amor que te He dado? ¿Olvidas que muchas veces Me has prometido serme fiel y defenderme? No confías en ti mismo porque estás perdido; pero si recurres a Mí con humildad y firme confianza, nada temas; estás bien sostenido.

Almas que viven rodeadas de tantos peligros, no se metan en ocasiones de pecados por vana curiosidad; miren, que caerán como Pedro.

Y ustedes, almas que trabajan en Mi viña, si se sienten movidas por curiosidad o por alguna satisfacción humana: les diré que huyan; pero si trabajan por obediencia e impulsadas por el celo de las almas y de Mi gloria, no teman: Yo las defenderé y saldrán victoriosas. Amada Mía, voy educándote poco a poco y con mucha paciencia. Me consuelo con el pensamiento de tener una alumna deseosa de poder aprender. Así olvido tus negligencias y errores. Si busco en la creación los nombres más bellos para llamarte no te asustes ¿por qué los suprimes? El amor no tiene límites.

JESÚS ES LLEVADO A LA PRISIÓN

Vamos a seguir con este doloroso relato que habrás de hacer llegar a cuantas personas puedas. Yo los iluminaré en la forma que habrán de hacerlo.

Cuando los soldados Me llevaban prisionero, en uno de los patios estaba Pedro, medio oculto entre la turba. Se cruzaron nuestras miradas; tenía los ojos desorbitados; fue sólo una fracción de segundos y, sin embargo, ¡le dije tanto!… Lo vi llorar amargamente su pecado y con el corazón le dije: “El enemigo ha tratado de poseerte, pero Yo no te abandono. Sé que tu corazón no ha renegado de Mí. Estate presto para el combate del nuevo día, para las luchas renovadas contra el oscurantismo espiritual y prepárate para llevar la Buena Nueva. Adiós, Pedro.” Cuántas veces miro hacia el alma que ha pecado pero, ¿mira ella también? No siempre se encuentran nuestras miradas. Cuántas veces miro al alma y ella no Me mira, no Me ve, está ciega… La llamo por su nombre y no Me responde. Le envío una pena, un dolor, para que salga de su sueño, pero no quiere despertar.

Amados Míos, si no miran al Cielo, vivirán como seres privados de razón… Alcen la cabeza y contemplen la Patria que les espera. Busquen a su Dios y siempre lo encontrarán con los ojos fijos en ustedes; y en Su mirada hallarán la paz y la vida. Contémpleme en la prisión donde paso gran parte de la noche. Los soldados venían a insultarme con palabras y con obras, empujándome, dándome golpes, burlándose de Mi condición de hombre.

Casi al amanecer, hartos de Mí, Me dejaron solo, atado en una habitación oscura, húmeda y hedionda, llena de ratas. Estaba atado de tal modo que debía permanecer de pie o sentado en una piedra puntiaguda que fue todo lo que Me dieron como asiento. Mi cuerpo dolorido quedó pronto aterido de frío. Recordé las miles de veces que Mi Madre cobijaba Mi cuerpo, arropándolo cuando tenía frío… y lloré. Vamos ahora a comparar la prisión con el Sagrario y, sobre todo, con los corazones de los hombres. En la prisión pasé una noche… ¿Cuántas noches paso en el Sagrario? En la prisión Me ultrajaron los soldados que eran Mis enemigos; pero en el Sagrario Me maltratan y Me insultan almas que Me llaman Padre. En la prisión pasé frío, sueño, hambre, vergüenza, tristeza, dolores, soledad, desamparo. Veía, en el transcurso de los siglos, cómo tantos Sagrarios en los cuales Me faltaría el abrigo del amor. ¡Cuántos corazones helados serían para Mí como la piedra de la prisión! ¡Cuántas veces tendría sed de amor, sed de almas! ¡Cuántos días espero que tal alma venga a visitarme, a recibirme en su corazón, porque He pasado la noche solo y pensaba en ella para apagar Mi sed! ¡Qué de veces siento hambre de Mis almas, de su fidelidad, de su generosidad! ¿Sabrán calmar estas ansias? ¿Sabrán decirme cuando tengan que pasar por algún sufrimiento: esto servirá para aliviar Tu tristeza, para acompañarte en Tu soledad? Y ¡ay!, Si por lo menos, unidos a Mí, ustedes lo soportaran todo con paz y salieran fortalecidos en tanto que consolaran Mi Corazón… En la prisión sentí vergüenza al oír las horribles palabras que se proferían contra Mí; y esa vergüenza creció al ver que, más tarde, esas mismas palabras serían repetidas por almas amadas.

Cuando aquellas manos sucias y repugnantes descargaban sobre Mí golpes y bofetadas, vi cuántas veces sería golpeado y abofeteado por tantas almas que, sin purificarse de sus pecados, sin limpiar su casa con una buena confesión, Me recibirían en sus corazones. Esos pecados habituales, descargarían sobre Mí repetidos golpes. Cuando Me hacían levantar a empellones, sin fuerzas y a causa de las cadenas que Me sujetaban, caía en tierra. Vi cómo tantas almas, atándome con las cadenas de su ingratitud, Me dejarían caer sobre la piedra, renovando Mi vergüenza y prolongando Mi soledad.
Almas elegidas, contemplen a su Esposo en la prisión. Contémplenme en esta noche de tanto dolor, y consideren que este dolor se prolonga en la soledad de tantos Sagrarios, en la frialdad de tantos corazones.

Si quieren darme una prueba de su amor, ábranme su corazón para poder hacer de él Mi prisión. Atenme con las cadenas de su amor. Cúbranme con sus delicadezas, aliméntenme con su generosidad. Apaguen Mi sed con su celo. Consuelen Mi tristeza y desamparo con su fiel compañía. Hagan desaparecer Mi vergüenza con su pureza y rectitud de intención.

Si quieren que descanse en ustedes, eviten el tumulto de las pasiones y, en el silencio de su alma, dormiré tranquilo. De vez en cuando oirán Mi voz que les dice suavemente: Esposa Mía, que ahora eres Mi descanso, Yo seré tuyo en la eternidad; a ti que con tanto desvelo y amor Me procuras la prisión de tu corazón, Yo te prometo que Mi recompensa no tendrá límites y no te pesarán los sacrificios que hayas hecho por Mí durante tu vida.

JESÚS ES LLEVADO ANTE HERODES
Jesús ante Herodes

Pilatos mandó que Me llevaran a la presencia de Herodes… Era un pobre hombre corrompido que sólo buscaba el placer, dejándose arrastrar de sus pasiones desordenadas. Se alegró de verme comparecer ante su tribunal, pues esperaba divertirse con Mis palabras y milagros. Consideren, hijos Míos, la repulsión que experimenté en presencia del más repugnante de los hombres, cuyas palabras, preguntas, gestos y movimientos afectados, Me cubrían de confusión. Almas puras y virginales, vengan a rodear y a defender a su Esposo.

Herodes espera que Yo conteste a sus preguntas sarcásticas, pero no despego Mis labios; guardo en su presencia el más absoluto silencio. No contestar era la mayor prueba que podía darle de Mi dignidad. Sus palabras obscenas no merecían cruzarse con las Mías, purísimas.

Entretanto, Mi Corazón estaba íntimamente unido a Mi Padre Celestial. Me consumía en deseos de dar por las almas hasta la última gota de Mi Sangre. El pensamiento de que todos los hombres que luego habían de seguirme, conquistados por Mis ejemplos y Mi liberalidad, Me encendía en amor y no sólo gozaba en aquel terrible interrogatorio, sino que deseaba correr al suplicio de la Cruz.

JESÚS ES LLEVADO DE NUEVO ANTE PILATOS

Dejé que Me trataran como a un loco y Me cubrieran con una vestidura blanca en señal de burla e irrisión, después, en medio de gritos furiosos, Me llevaron de nuevo a la presencia de Pilatos. Mira cómo este hombre aturdido y lleno de confusión, no sabe qué hacer de Mí; y para apaciguar el furor de la turba, manda que Me hagan azotar… Representadas en Pilatos, vi a las almas que carecen de valor y generosidad para romper enérgicamente con las exigencias del mundo y de la naturaleza. En vez de cortar de raíz lo que la conciencia les dice no ser del mundo y de la naturaleza, lo que la conciencia les dice no ser del buen espíritu, ceden a un capricho, se recrean en una ligera satisfacción, capitulan en parte con lo que la pasión exige y, para acallar los remordimientos, se dicen a sí mismas: “ya me he privado de esto o de lo otro, y es suficiente”. Yo únicamente diré a esa alma: ¡Me haces flagelar como Pilatos! Ya has dado un paso, mañana otro. ¿Piensas satisfacer de este modo tu pasión? ¡No! Pronto te exigirá más y más. Como no has tenido valor para luchar con tu propia naturaleza en esta pequeñez, mucho menos la tendrás después, cuando la ocasión sea mayor.

LA FLAGELACIÓN DE JESÚS

Mírenme, amados Míos, dejándome conducir, con la mansedumbre de un cordero, al tremendo suplicio de la flagelación. Sobre Mi cuerpo, ya cubierto de golpes y agobiado de cansancio, los verdugos descargan cruelmente —con cuerdas trenzadas, con varas— terribles azotes. Es tanta la violencia con que Me castigan, que no quedó en Mí un sólo lugar que no fuese presa del más terrible dolor… Los golpes y puntapiés Me ocasionaron innumerables heridas… Las varas arrancaban pedazos de Mi piel y Mi carne. La Sangre brotaba de todos Mis miembros… Caí una y otra vez por el dolor que Me causaban los golpes en Mi virilidad. Mi cuerpo estaba en tal estado, que más parecía monstruo que hombre. Los rasgos de Mi cara habían perdido su forma, era un sólo edema. El pensamiento de tantas almas, a quienes más tarde iba a inspirar el deseo de seguir Mis huellas, Me consumía de amor. Durante las horas de prisión las veía fieles imitadoras, aprendiendo de Mí mansedumbre, paciencia, serenidad. No sólo para aceptar los sufrimientos y desprecios, sino aún amando a los que las persiguen y, si es necesario, sacrificándose por ellos como Yo Me sacrifiqué.

Cómo Me encendía cada vez más en deseos de cumplir perfectamente la Voluntad de Mi Padre, en aquellas horas de soledad, en medio de tanto dolor. ¡Cómo Me ofrecí a reparar Su Gloria ultrajada! Así ustedes, almas religiosas, que se encuentran en la prisión escogida por amor, que más de una vez pasan a los ojos de las criaturas por inútiles y quizá por perjudiciales, no teman. Dejen que griten contra ustedes y, en esas horas de soledad y dolor, unan íntimamente su corazón a su Dios, único objeto de su amor. ¡Reparen Su Gloria, ultrajada por tantos pecados!...más

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