La Iglesia tiene una forma de gobierno jerárquica (ierá-argá(en
griego) = mando sagrado), es decir, la persona que tiene el poder es
sagrada. No es un laico, no es alguien del mundo, no es profana, mundana,
humana. Y, además, esa persona sagrada ha sido elegida directamente por Dios,
de forma positiva, para un cargo sagrado.
Saúl fue elegido por Dios, pero no para un cargo sagrado.
Saúl no es persona sagrada, porque su cargo, su poder no era sagrado.
Dios ha designado al gobierno de la Iglesia a los Obispos,
los sacerdotes, y los diáconos. A ellos les ha dado la potestad para enseñar,
gobernar y santificar a las almas: “Pues Jesucristo mismo, durante su vida
en esta tierra… comunicó a los Apóstoles y a sus sucesores una triple potestad;
a saber la de enseñar, la de gobernar, y la de conducir a los hombres a la
santidad; y estableció como ley primera de toda la Iglesia esta potestad
determinada ciertamente con unos preceptos, derechos y deberes” (AAS
35,209) ” (PÍO XII en la Encíclica “Mystici Corporis”)
Pero Dios ha puesto una persona por encima de ellos: Pedro.
Pedro no sólo tiene un poder en la Iglesia, porque pertenece
a la Jerarquía, sino un poder absoluto en la Iglesia.
Ningún Obispo, sacerdote, diacono posee el poder de Pedro.
San Pedro está por encima de los apóstoles, gobernando la Iglesia como una
monarquía, siendo él el que tiene la potestad suprema de la Iglesia. Jesús
instituyó una monarquía, es decir, un gobierno vertical. Jesús no
instituyó una oligarquía, es decir, que la potestad suprema no está en un
gobierno horizontal, en un colegio de obispos, o de cardenales, o de iguales.
En la Iglesia se sigue el dogma, la única Verdad: su
gobierno es vertical. Éste es el dogma. Quien quite este dogma, se carga la
Iglesia automáticamente.
Jesús, al fundar Su Iglesia le pone la Cabeza: Pedro y una
monarquía. Éste es el dogma del Primado de Pedro en la Iglesia. Primado de
Jurisdicción.
Jesús no pone un gobierno horizontal, de iguales,
oligárquico. Por eso, Francisco, al poner un gobierno horizontal, anula el
dogma, pone su mentira en la Iglesia. Automáticamente, comienza su nueva
iglesia. Lo que vemos en Roma no es la Iglesia de Jesús, porque en Ella no
existe el gobierno horizontal. Sólo vemos un inicio de una nueva iglesia, con
un gobierno humano, con unos poderes humanos, con unos fines humanos, con gente
que se viste de Obispo, de sacerdote,de persona sagrada pero sin un cargo
sagrado. Y, por lo tanto, no rigen la Iglesia de Jesús, sino sólo su iglesia
nueva. Sólo el gobierno vertical es un cargo sagrado en la Iglesia. El gobierno
horizontal no tiene el sello de lo sagrado, sino de lo mundano.
Este es el desastre que Francisco ha hecho en Roma y que
nadie lo analiza. Y es la obra del pecado de Francisco, por la cual se le llama
maldito: pone su pecado en medio de la Iglesia, no se arrepiente de su pecado,
y justifica, de muchas maneras, su pecado. Por eso, es un maldito, para el cual
no hay misericordia porque no ve su pecado. Sólo la espada de la Justicia está
sobre su cabeza. Su pecado es una obra pública y, por tanto, todos pueden
hablar del pecado de Francisco, porque él lo enseña al mundo. Todos pueden
juzgar a Francisco, porque es un hombre que ama su pecado y obra su pecado. Y,
por tanto, produce un mal enorme. Y eso se siente en toda la Iglesia.
El pecador público que no quita su pecado es juzgado por
todos, porque ese pecado público muestra la intención de su pecado. Y,
conociendo la intención del que peca, se puede juzgar al que peca.
Cuando el pecado es privado, oculto, nadie puede juzgar al
pecador, porque no conoce su intención. Pero cuando se muestra el pecado a
todos, entonces también se muestra la intención.
El pecado de Francisco: quitar el dogma de la monarquía en
la Iglesia, el gobierno vertical. Y, por tanto, poner su mentira, su obra de
pecado.
Quitando el gobierno vertical se producen dos cosas en la
Iglesia:
1. ya la cabeza de esa iglesia no es el fundamento de la
unidad: se pone la división en la cabeza, que es la división de la verdad. Hay
muchas cabezas que gobiernan = hay muchas verdades. Lo que prevalece son las
mentiras, las muchas verdades arropadas de santidad y de justicia, que esconden
el pecado, el engaño, la falsedad, el error.
2. ya la cabeza de esa iglesia no tiene el poder absoluto en
Ella: por tanto, no tiene las llaves de la Verdad, las llaves del Cielo, las
llaves de la salvación. Lo que obra esa cabeza es para condenar a todas las
almas que pertenezcan a esa iglesia.
Esta es la gravedad del pecado de Francisco. Peligrosísima
obra de Francisco en la Iglesia. Francisco ha anulado un dogma en la Iglesia. Y
el dogma principal, porque es el fundamento de la Iglesia. La Iglesia se
edifica en Pedro. Sin Pedro, no hay Iglesia.
Pedro tiene la Suprema Potestad en la Iglesia. Pedro no es
como un padre de familia, que es el primero en la familia, porque tiene una
potestad de mando. El varón es la cabeza porque su potestad es para mandar,
pero no es para ser autoridad. También la mujer manda en la familia, pero es
segunda en el mando. En esa potestad de mando, la mujer no siempre tiene que
obedecer al varón, porque éste no es el primero por derecho de autoridad, sino
sólo el primero por la potestad de mandar.
Pedro no manda en la Iglesia, sino que la guía con su
autoridad absoluta. Pedro no opina en la Iglesia, sino lo que dice es con su
autoridad absoluta, y siempre hay que hacerle caso, siempre hay que obedecerle.
Pedro recibe la autoridad del mismo Jesucristo, no de la Iglesia, no de los Sacramentos,
no de la Gracia, no de los Carismas, no por derecho natural, sino de la misma
Persona del Verbo Encarnado.
El varón no tiene esta autoridad, sino sólo el poder del
mando que le da la naturaleza humana. Por ser el primero en ser creado y,
siendo la mujer la segunda, la que nace de él, por eso tiene esta potestad de
mando, pero no autoridad sobre la mujer. La mujer sólo está sometida a él en
las cosas de la naturaleza humana, no en las cosas espirituales o divinas.
La autoridad que tiene Pedro en la Iglesia no se la da un
conjunto de hombres: de Obispos, de Cardenales, de sacerdotes, etc. Su
autoridad no viene de los hombres, de la concordia entre iguales, porque Jesús
sólo da esta potestad absoluta a Pedro, no a los Apóstoles. Y se la da para que
gobierne solo, sin ayuda de ningún hombre en la Iglesia.
La potestad absoluta que tiene Pedro en la Iglesia no
necesita de un gobierno de ayuda o de un gobierno horizontal, porque en esa
potestad está todo lo que Pedro necesita para gobernar. Pedro puede consultar
con los hombres, pero los hombres no deciden nada. Sólo se consulta para ver
cómo está el panorama de la Iglesia, para ver cómo están los corazones en la
Iglesia, para ver los problemas que hay en la Iglesia. Pero esa consulta no es
un gobierno de consulta, no es una necesidad en la Iglesia, porque la Iglesia
la rige el Espíritu, no los pensamientos de los hombres. Y sólo hay que seguir
al Espíritu para no equivocarse en el gobierno de la Iglesia.
“Jesucristo puso a San Pedro como gobernante supremo de la
Iglesia. En verdad hizo a San Pedro y a nadie mas aquella insigne promesa: “Tu
eres Pedro sobre esta piedra edificaré Mi Iglesia” (San Mateo 16,18). Por
estas palabras queda claro que por voluntad y por mandato de Dios la Iglesia se
asienta en San Pedro, así como un edificio está asentado en sus cimientos… Por
consiguiente pertenece a Pedro el sustentar la Iglesia y el defenderla unida y
firme con estructura irrompible. Ahora bien ¿quién es el que puede cumplir un
cargo de tan gran responsabilidad sin la potestad de mandar, de prohibir, de
juzgar, a la cual potestad se la denomina verdadera y propiamente con el nombre
de jurisdicción?… Además Jesús añadió lo siguiente: “Y a ti te daré las
llaves del Reino de los Cielos”… La Iglesia ostenta la imagen expresa no solo
del edificio, sino también del Reino: además todo el mundo sabe que las llaves
son el distintivo normal que indican el poder. Por lo cual cuando Jesús promete
dar a San Pedro las llaves del Reino de los Cielos, promete que le dará potestad
y derecho sobre la Iglesia… Están de acuerdo con esto las palabras que Jesús le
dijo a Pedro a continuación: “Y cuanto tu atares sobre la tierra, quedará
atado en el cielo; y cuanto tu desatares sobre la tierra, quedará desatado en
los cielos”. La expresión empleada en sentido translaticio de atar y desatar
indica el derecho de dar leyes e igualmente la potestad de juzgar y de
castigar. En verdad esta potestad se dice que tendrá tanta amplitud y poder,
que cualesquiera decretos de la misma los ratificará Dios. Por tanto es una
potestad suprema y plenamente “sui iuris”, puesto que no hay en la tierra
por encima de ella ninguna potestad de grado superior, y ya que abarca a la
Iglesia entera y a todo lo que le ha sido confiado a la Iglesia” (León
XIII en la Encíclica “Satis cognitum” (AAS 28,726s)).
No hay en la tierra otra potestad por encima de la de Pedro.
Luego, ¿no es ridículo el gobierno horizontal ,que ha puesto Francisco en Roma,
porque eso señala el poder que hay en el mundo? Los poderes en el mundo son
horizontales. Luego, ese gobierno que ha puesto Francisco no es distintivo de
la Iglesia, no hacen de esa iglesia algo fuera de lo que hay en el mundo, sino
que sólo es otra cosa más del mundo. Ese gobierno es como los del mundo.
Y el gobierno que ha puesto Jesús en la Iglesia no está en
el mundo: está por encima de cualquier potestad del mundo. ¿Ven la estupidez de
ese gobierno horizontal? ¿Ven la locura a la que lleva ese gobierno horizontal?
¿No ven que, a través de ese gobierno horizontal, los poderes del mundo se
unifican con la Iglesia, se meten en la Iglesia? ¿No ven el peligro de tener
unas cabezas que promueven una caridad en la Iglesia pero sin el sentido
sobrenatural? Es lo del mundo: hagamos un bien humano a los hombres. Eso da
publicidad a los políticos. Vayamos a compartir con las diferentes ideologías
de los hombres, para quedar bien ante los hombres. De esa manera, se gana
adeptos para la nueva iglesia.
El gran peligro del gobierno horizontal es: meter en la
Iglesia el poder del mundo y vender la Iglesia al mejor postor. Es lo que hizo
Judas cuando entregó a Su Maestro. Francisco quiere dinero para sus pobres. Muy
bien: dame el poder de la Iglesia. Quita los dogmas, abre la mano para que
todos puedan estar en la Iglesia con sus pecados, con sus errores, con sus
opiniones en la vida. Déjanos decidir los destinos de la gente en la Iglesia.
Metamos la justicia del mundo en la Iglesia, la sabiduría, la ciencia de los
hombres para decidir quién se salva y quién no.
A eso es lo que vamos. Eso está muy claro para que se pone
en la Verdad de la Iglesia, para el que sabe ver la Verdad de la Iglesia, para
el que aprecia la Verdad de la Iglesia, para que el lucha por la Verdad en la
Iglesia.
Los demás, felices y contentos por tener un gobierno
horizontal de gente que ni si quiera cree en el pecado, ni en el infierno, ni
que Jesús sea Dios. Porque ya la verdad no interesa, los dogmas no interesan.
Sólo interesa las opiniones de Francisco, sus heréticas homilías, sus necios
pensamientos, la novedad de su pecado en la Iglesia.
Quien anula un dogma en la Iglesia, lo anula todo en la
práctica. Pero Francisco es hábil para esconder el destrozo que ahora se va a
ver por todos lados, y que sólo está oculto porque así le interesa al demonio,
para ganar más almas para su infierno.
Francisco sabe cómo está la Iglesia: está llena de gente
mundana, que ama su pecado y que vive en su pecado. Y habla para esa gente,
porque sabe que es mucha. Y los demás, los combate, como ha hecho con los
Franciscanos de la Inmaculada (...)
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