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LAS HORAS DE LA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
Las veinticuatro horas de la Pasión

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Meditaciones Sobre la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.
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Por Luisa Picarretta, hija de la Divina Voluntad. 
(En proceso de Beatificación)



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Por RORATE CÆLI -23/11/2014


sábado, 18 de enero de 2014

El gobierno horizontal promueve la mentira en la Iglesia


La Iglesia tiene una forma de gobierno jerárquica (ierá-argá(en griego) = mando sagrado), es decir, la persona que tiene el poder es sagrada. No es un laico, no es alguien del mundo, no es profana, mundana, humana. Y, además, esa persona sagrada ha sido elegida directamente por Dios, de forma positiva, para un cargo sagrado.

Saúl fue elegido por Dios, pero no para un cargo sagrado. Saúl no es persona sagrada, porque su cargo, su poder no era sagrado.

Dios ha designado al gobierno de la Iglesia a los Obispos, los sacerdotes, y los diáconos. A ellos les ha dado la potestad para enseñar, gobernar y santificar a las almas: “Pues Jesucristo mismo, durante su vida en esta tierra… comunicó a los Apóstoles y a sus sucesores una triple potestad; a saber la de enseñar, la de gobernar, y la de conducir a los hombres a la santidad; y estableció como ley primera de toda la Iglesia esta potestad determinada ciertamente con unos preceptos, derechos y deberes” (AAS 35,209) ” (PÍO XII en la Encíclica “Mystici Corporis”)

Pero Dios ha puesto una persona por encima de ellos: Pedro.

Pedro no sólo tiene un poder en la Iglesia, porque pertenece a la Jerarquía, sino un poder absoluto en la Iglesia.

Ningún Obispo, sacerdote, diacono posee el poder de Pedro. San Pedro está por encima de los apóstoles, gobernando la Iglesia como una monarquía, siendo él el que tiene la potestad suprema de la Iglesia. Jesús instituyó una monarquía, es decir, un gobierno vertical. Jesús no instituyó una oligarquía, es decir, que la potestad suprema no está en un gobierno horizontal, en un colegio de obispos, o de cardenales, o de iguales.

En la Iglesia se sigue el dogma, la única Verdad: su gobierno es vertical. Éste es el dogma. Quien quite este dogma, se carga la Iglesia automáticamente.

Jesús, al fundar Su Iglesia le pone la Cabeza: Pedro y una monarquía. Éste es el dogma del Primado de Pedro en la Iglesia. Primado de Jurisdicción.

Jesús no pone un gobierno horizontal, de iguales, oligárquico. Por eso, Francisco, al poner un gobierno horizontal, anula el dogma, pone su mentira en la Iglesia. Automáticamente, comienza su nueva iglesia. Lo que vemos en Roma no es la Iglesia de Jesús, porque en Ella no existe el gobierno horizontal. Sólo vemos un inicio de una nueva iglesia, con un gobierno humano, con unos poderes humanos, con unos fines humanos, con gente que se viste de Obispo, de sacerdote,de persona sagrada pero sin un cargo sagrado. Y, por lo tanto, no rigen la Iglesia de Jesús, sino sólo su iglesia nueva. Sólo el gobierno vertical es un cargo sagrado en la Iglesia. El gobierno horizontal no tiene el sello de lo sagrado, sino de lo mundano.

Este es el desastre que Francisco ha hecho en Roma y que nadie lo analiza. Y es la obra del pecado de Francisco, por la cual se le llama maldito: pone su pecado en medio de la Iglesia, no se arrepiente de su pecado, y justifica, de muchas maneras, su pecado. Por eso, es un maldito, para el cual no hay misericordia porque no ve su pecado. Sólo la espada de la Justicia está sobre su cabeza. Su pecado es una obra pública y, por tanto, todos pueden hablar del pecado de Francisco, porque él lo enseña al mundo. Todos pueden juzgar a Francisco, porque es un hombre que ama su pecado y obra su pecado. Y, por tanto, produce un mal enorme. Y eso se siente en toda la Iglesia.

El pecador público que no quita su pecado es juzgado por todos, porque ese pecado público muestra la intención de su pecado. Y, conociendo la intención del que peca, se puede juzgar al que peca.

Cuando el pecado es privado, oculto, nadie puede juzgar al pecador, porque no conoce su intención. Pero cuando se muestra el pecado a todos, entonces también se muestra la intención.

El pecado de Francisco: quitar el dogma de la monarquía en la Iglesia, el gobierno vertical. Y, por tanto, poner su mentira, su obra de pecado.

Quitando el gobierno vertical se producen dos cosas en la Iglesia:

1. ya la cabeza de esa iglesia no es el fundamento de la unidad: se pone la división en la cabeza, que es la división de la verdad. Hay muchas cabezas que gobiernan = hay muchas verdades. Lo que prevalece son las mentiras, las muchas verdades arropadas de santidad y de justicia, que esconden el pecado, el engaño, la falsedad, el error.

2. ya la cabeza de esa iglesia no tiene el poder absoluto en Ella: por tanto, no tiene las llaves de la Verdad, las llaves del Cielo, las llaves de la salvación. Lo que obra esa cabeza es para condenar a todas las almas que pertenezcan a esa iglesia.

Esta es la gravedad del pecado de Francisco. Peligrosísima obra de Francisco en la Iglesia. Francisco ha anulado un dogma en la Iglesia. Y el dogma principal, porque es el fundamento de la Iglesia. La Iglesia se edifica en Pedro. Sin Pedro, no hay Iglesia.

Pedro tiene la Suprema Potestad en la Iglesia. Pedro no es como un padre de familia, que es el primero en la familia, porque tiene una potestad de mando. El varón es la cabeza porque su potestad es para mandar, pero no es para ser autoridad. También la mujer manda en la familia, pero es segunda en el mando. En esa potestad de mando, la mujer no siempre tiene que obedecer al varón, porque éste no es el primero por derecho de autoridad, sino sólo el primero por la potestad de mandar.

Pedro no manda en la Iglesia, sino que la guía con su autoridad absoluta. Pedro no opina en la Iglesia, sino lo que dice es con su autoridad absoluta, y siempre hay que hacerle caso, siempre hay que obedecerle. Pedro recibe la autoridad del mismo Jesucristo, no de la Iglesia, no de los Sacramentos, no de la Gracia, no de los Carismas, no por derecho natural, sino de la misma Persona del Verbo Encarnado.

El varón no tiene esta autoridad, sino sólo el poder del mando que le da la naturaleza humana. Por ser el primero en ser creado y, siendo la mujer la segunda, la que nace de él, por eso tiene esta potestad de mando, pero no autoridad sobre la mujer. La mujer sólo está sometida a él en las cosas de la naturaleza humana, no en las cosas espirituales o divinas.

La autoridad que tiene Pedro en la Iglesia no se la da un conjunto de hombres: de Obispos, de Cardenales, de sacerdotes, etc. Su autoridad no viene de los hombres, de la concordia entre iguales, porque Jesús sólo da esta potestad absoluta a Pedro, no a los Apóstoles. Y se la da para que gobierne solo, sin ayuda de ningún hombre en la Iglesia.

La potestad absoluta que tiene Pedro en la Iglesia no necesita de un gobierno de ayuda o de un gobierno horizontal, porque en esa potestad está todo lo que Pedro necesita para gobernar. Pedro puede consultar con los hombres, pero los hombres no deciden nada. Sólo se consulta para ver cómo está el panorama de la Iglesia, para ver cómo están los corazones en la Iglesia, para ver los problemas que hay en la Iglesia. Pero esa consulta no es un gobierno de consulta, no es una necesidad en la Iglesia, porque la Iglesia la rige el Espíritu, no los pensamientos de los hombres. Y sólo hay que seguir al Espíritu para no equivocarse en el gobierno de la Iglesia.

“Jesucristo puso a San Pedro como gobernante supremo de la Iglesia. En verdad hizo a San Pedro y a nadie mas aquella insigne promesa: “Tu eres Pedro sobre esta piedra edificaré Mi Iglesia” (San Mateo 16,18). Por estas palabras queda claro que por voluntad y por mandato de Dios la Iglesia se asienta en San Pedro, así como un edificio está asentado en sus cimientos… Por consiguiente pertenece a Pedro el sustentar la Iglesia y el defenderla unida y firme con estructura irrompible. Ahora bien ¿quién es el que puede cumplir un cargo de tan gran responsabilidad sin la potestad de mandar, de prohibir, de juzgar, a la cual potestad se la denomina verdadera y propiamente con el nombre de jurisdicción?… Además Jesús añadió lo siguiente: “Y a ti te daré las llaves del Reino de los Cielos”… La Iglesia ostenta la imagen expresa no solo del edificio, sino también del Reino: además todo el mundo sabe que las llaves son el distintivo normal que indican el poder. Por lo cual cuando Jesús promete dar a San Pedro las llaves del Reino de los Cielos, promete que le dará potestad y derecho sobre la Iglesia… Están de acuerdo con esto las palabras que Jesús le dijo a Pedro a continuación: “Y cuanto tu atares sobre la tierra, quedará atado en el cielo; y cuanto tu desatares sobre la tierra, quedará desatado en los cielos”. La expresión empleada en sentido translaticio de atar y desatar indica el derecho de dar leyes e igualmente la potestad de juzgar y de castigar. En verdad esta potestad se dice que tendrá tanta amplitud y poder, que cualesquiera decretos de la misma los ratificará Dios. Por tanto es una potestad suprema y plenamente “sui iuris”, puesto que no hay en la tierra por encima de ella ninguna potestad de grado superior, y ya que abarca a la Iglesia entera y a todo lo que le ha sido confiado a la Iglesia” (León XIII en la Encíclica “Satis cognitum” (AAS 28,726s)).

No hay en la tierra otra potestad por encima de la de Pedro. Luego, ¿no es ridículo el gobierno horizontal ,que ha puesto Francisco en Roma, porque eso señala el poder que hay en el mundo? Los poderes en el mundo son horizontales. Luego, ese gobierno que ha puesto Francisco no es distintivo de la Iglesia, no hacen de esa iglesia algo fuera de lo que hay en el mundo, sino que sólo es otra cosa más del mundo. Ese gobierno es como los del mundo.

Y el gobierno que ha puesto Jesús en la Iglesia no está en el mundo: está por encima de cualquier potestad del mundo. ¿Ven la estupidez de ese gobierno horizontal? ¿Ven la locura a la que lleva ese gobierno horizontal? ¿No ven que, a través de ese gobierno horizontal, los poderes del mundo se unifican con la Iglesia, se meten en la Iglesia? ¿No ven el peligro de tener unas cabezas que promueven una caridad en la Iglesia pero sin el sentido sobrenatural? Es lo del mundo: hagamos un bien humano a los hombres. Eso da publicidad a los políticos. Vayamos a compartir con las diferentes ideologías de los hombres, para quedar bien ante los hombres. De esa manera, se gana adeptos para la nueva iglesia.
El gran peligro del gobierno horizontal es: meter en la Iglesia el poder del mundo y vender la Iglesia al mejor postor. Es lo que hizo Judas cuando entregó a Su Maestro. Francisco quiere dinero para sus pobres. Muy bien: dame el poder de la Iglesia. Quita los dogmas, abre la mano para que todos puedan estar en la Iglesia con sus pecados, con sus errores, con sus opiniones en la vida. Déjanos decidir los destinos de la gente en la Iglesia. Metamos la justicia del mundo en la Iglesia, la sabiduría, la ciencia de los hombres para decidir quién se salva y quién no.

A eso es lo que vamos. Eso está muy claro para que se pone en la Verdad de la Iglesia, para el que sabe ver la Verdad de la Iglesia, para el que aprecia la Verdad de la Iglesia, para que el lucha por la Verdad en la Iglesia.

Los demás, felices y contentos por tener un gobierno horizontal de gente que ni si quiera cree en el pecado, ni en el infierno, ni que Jesús sea Dios. Porque ya la verdad no interesa, los dogmas no interesan. Sólo interesa las opiniones de Francisco, sus heréticas homilías, sus necios pensamientos, la novedad de su pecado en la Iglesia.

Quien anula un dogma en la Iglesia, lo anula todo en la práctica. Pero Francisco es hábil para esconder el destrozo que ahora se va a ver por todos lados, y que sólo está oculto porque así le interesa al demonio, para ganar más almas para su infierno.

Francisco sabe cómo está la Iglesia: está llena de gente mundana, que ama su pecado y que vive en su pecado. Y habla para esa gente, porque sabe que es mucha. Y los demás, los combate, como ha hecho con los Franciscanos de la Inmaculada (...)

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