12 DE ENERO DE 2014
Todos los sacerdotes que Me son fieles hasta en el más
mínimo detalle, padecerán tribulaciones y serán mártires de forma incruenta
muchos, y de forma cruenta otros. Yo, Jesús, os hablo.
Pero hijos, no temáis nada al sufrimiento físico, ni moral,
porque cuando en el Reino de los Cielos comprobéis los frutos que han dado,
llegareis a desear haber padecido más. Esto va también por los
seglares cuya santidad esta asentada en cumplir solo Mi voluntad, porque hijos,
todos vosotros sacerdotes y seglares, sois otro cristo que Mi Padre
Celestial ha escogido, para prolongar en vosotros Mi Pasión y los frutos de la
misma. Esto no lo entendéis, pero creed que todo lo que padezcáis en
un sentido u en otro, estará dando frutos de santidad en las almas. Yo, Jesús,
os hablo.
Sois muchos los que estáis llamados a esto en todos los
estados de vida, porque muchos son los pecadores, los pervertidos y los que
caminan por sendas de perdición, y vosotros hijos, de una forma o de otra
tenéis que ayudar a vuestros hermanos que ciegos marchan por caminos de
perdición eterna.
Ofrecedme todo y aceptadlo todo viendo en ello la voluntad
de Dios, unidos todos al Corazón Inmaculado de Mi Madre que os abraza y os
estrecha junto a él y, no os dejará ni un solo instante. Yo, Jesús, os hablo.
No os sintáis débiles, ni pequeños ante todo esto que os
anuncio, porque nadie mejor que Yo sé de qué carecéis y hasta donde podréis
alcanzar, por eso, el nivel de sufrimiento para cada uno será diferente, pero
todos cumplirán lo que el Cielo ha dispuesto para ellos y Mi gracia no os
faltará ni un solo instante. Os advierto que la envidia y la rabia de
Satanás tampoco os dejarán y, tratará de haceros renegar y hasta de
que perdáis la fe. No dejéis de orar, y veréis como Satanás con el cerrojo de
la oración que le ponéis en las puertas de vuestro corazón, no puede entrar a
molestaros. Yo, Jesús os hablo.
Así pues hijos, preparaos para el martirio y dad gracias por ser elegidos para ello, porque el que se hace un cristo en la Tierra, es una gracia inmensa que Mi Padre Celestial le concede. Yo, Jesús, os hablo y os aviso. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo acepta.
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