La Roma papal se revoluciona contra Francisco
Stefano Maria Manelli, un fundador mártir del pontificado de
Francisco
Hace unos días, Roma amaneció con centenares de carteles
contra el anfitrión del Vaticano. La denuncia es variopinta pero versa sobre
una cuestión unánime: Francisco no está actuando en coherencia con su oficio
papal sino tiránica e arbitrariamente por intereses más o menos oscuros, y
desde luego, sin relación ninguna con el bien espiritual del pueblo que
pastorea.
Quizá la acusación más fuerte es la del desmantelamiento de
la obra de los Franciscanos de la Inmaculada, una orden nueva con centenares de
postulantes jóvenes amantes de la liturgia tradicional.
Dice el vaticanista y escritor Marco Tosatti al respecto: su
fundador, el P. Manelli recibió la semana pasada un decreto del Vaticano que
dice: "El Padre Stefano Manelli debe emitir una declaración en la que
declare aceptar y cumplir todas las disposiciones de la Santa Sede e instar a
los frailes franciscanos y a las Hermanas de la Inmaculada a que se adhieran a
la petición. “ Además el Vaticano quiere que el fundador entregue el patrimonio
de la orden, que hasta ahora está en manos de laicos. Asimismo, Manelli tampoco
está autorizado a hacer declaraciones públicas, a presentarse en público o a
tener ningún contacto con los miembros de su orden.
Otras son las quejas de los carteles anónimos, entre ellas
la decapitación bergogliana del líder de la Orden de Malta debido a que la rama
alemana, más laica y receptora de muchos ingresos por sus servicios sanitarios,
fue defenestrada por el Gran Maestro de la orden, el británico Festing buscando
aumentar el carácter religioso de la misma y despidiendo a un miembro alemán
transgresor de la moral sexual católica respecto a los anticonceptivos.
Bergoglio tomó cartas en el asunto ajusticiando al inocente y reincorporando al
despedido, al tiempo que desposeía al Cardenal Burke de toda autoridad y
prestigio al suplantarlo por un delegado papal. Burke fue el protagonista de
las Dubias que se enfrentan con la herejía de dejar comulgar a los adúlteros,
ambigua pero permisivamente presente en el documento papal, Amoris Laetitia.
Así ha matado dos pájaros de un tiro. También es de notar cómo Francisco ha ido
sustituyendo paulatinamente a los cardenales y demás jerarquia conservadora por
miembros modernistas afines a sus propósitos, y a los que ha dejado en el
puesto los ha rodeado de un grupo de opositores anulando su influencia.
El pueblo católico reaccionó desde el principio frente al
gobierno absolutista de Bergoglio, no sólo como ahora, con afiches
“publicitarios”. Numerosas han sido las iniciativas que Francisco no se ha
dignado a contestar. Incluso las amenazas de suspender a divinis a los
sacerdotes que contravengan el decreto de la diócesis de Malta que los obliga a
dar la comunión a los divorciados “recasados” por civil, han sido publicadas en
el periódico oficial del Vaticano, LÓsservatore Romano, así como las
directrices alemanas con el mismo permiso.
Y para terminar Francisco nos sorprendió a finales de enero
en una homilía en Santa Marta recogida por Rome Reports en la que llama
pusilánimes a los que se esfuerzan en obedecer los 10 mandamientos de la ley de
Dios. https://youtu.be/McduSLytirw
Muchos somos los que esperamos que este pontificado
calamitoso que ha dividido la Iglesia en dos bandos opuestos, termine lo más
rápidamente posible, aunque Francisco ya se ha cuidado bien de colocar en los
altos mandos a modernistas que continúen con su labor destructora de la Iglesia
de Jesucristo. Pero si Dios permite este desastre es para separar el trigo de
la cizaña, a pesar de que les haga pensar a los enemigos de Dios que han
vencido la batalla.
María Ferraz
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