9 DE JUNIO DE 2013
Hijos Míos, Soy Jesús de Nazaret quien os habla, vuestro
Dios y vuestro Hermano. Hoy quiero deciros algo que muchos no tenéis en cuenta,
pero que a partir de este mensaje, muchos lo vais a considerar. Pasáis por la
puerta del Templo y sabéis que allí estoy en el Sagrario, con Mi Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad, y no os dignáis ni una sola vez, ni siquiera unos
instantes, a hacerme una visita. Yo, Jesús, os hablo.
Hijos, Yo os espero ardientemente y deseo que entréis aunque
solo sea un instante y Me visitéis, Me digáis cualquier alabanza o acto de fe,
o simplemente hagáis una genuflexión, y así, vuestra fe se ve renovada por
estas cosas que parecen pequeñas, pero que hechas con fe y amor son
grandes en el Cuerpo Místico y ante Mis ojos.
Vosotros, hijos Míos, que sabéis amar a vuestros hijos, a
vuestros esposos y esposas, a vuestros padres y hermanos, tenéis que saber
también amarme a Mí, porque esos detalles hechos reiteradamente os ayudan a
vosotros mismos y os actualizan la fe que debe ser constantemente renovada. Yo,
Jesús, os hablo.
Venid hijos Míos, venid a Mi Sagrario y dadme vuestros actos
de amor, fe y adoración que Yo no los olvidaré y, veréis como vuestra
alma goza ya de lo eterno aun en esta vida, porque Yo hijos, Soy lo eterno, el
Eterno, el que no tuvo principio ni tendrá fin y, todo el que cree en Mí y Me
lo demuestra va por sendas de Vida Eterna. Yo, Jesús, os hablo.
Enseñad a vuestros pequeños a que Me visiten, lo mismo que
les enseñáis a no tirar papeles al suelo o a no cruzar con las luces en rojo.
Enseñad a amar y a adorar a su Dios y Señor, porque el que sabe dar desde
pequeño a Dios lo que le corresponde, después de adulto sabrá dar también al
prójimo lo que le corresponda. Yo, Jesús, os hablo.
Quien sabe tratar a Dios, sabrá tratar al prójimo y será
justo en el puesto que de adulto ocupe, porque quién es justo para Dios, lo
será también para sus semejantes, porque estos dos mandamientos luego atraen a
los otros (mandamientos): Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo
como a ti mismo. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que
leyendo este mensaje lo pone en práctica.