viernes, 10 de marzo de 2017
En la de por sí aberrante marcha feminista, un
grupo de activistas realizó una parodia en donde la Virgen abortaba a Cristo en
la ciudad de Tucumán en Argentina. La "actriz" sería nada menos que
una empleada o ex-empleada de la Dirección de la Niñez y la Adolescencia en
Tucumán, Marina Verónica BRESLIN , alias Pepena; y para completar o entender
mejor la situación, la pervertida es de origen judío. La misma después de
la espantosa blasfemia, bajó su cuenta de Facebook pero se olvida que nadie
resiste a un archivo, y las capturas de pantallas están disponibles para todos.
Ante esta situación, el Arzobispo local Mons. Zecca,
manifestó su rechazo con un comunicado de prensa donde entre otras cosas
señala:
¿No sabe acaso Mons. Zecca que la marcha
feminista es de origen marxista y tiene por objetivo la confrontación entre
varón y mujer para destruir la familia? ¿No entiende que la humillación, golpes
y asesinatos no son solo malos cuando las víctimas son mujeres sino cualquier
persona? Pero parece más políticamente correcto sumarse a la cuestión en
términos de "violencia de género", subproducto de la "ideología
de género" para no desentonar con el establishment y el Vaticano que
apoya, desde que está Bergoglio, todas estas marchas. Si le caben dudas
puede tomarse el trabajo de averiguar que incluso es el
judío globalista y abortista Soros, uno de los que financian en el mundo
entero estas "celebraciones" como le gusta decir a Monseñor.
Para mayor información, también le sugerimos
nuestro anterior artículo al respecto: La
verdad sobre el día de la mujer.
Además de la propuesta de Marcha que realiza el
Arzobispo, debería solicitar una investigación y castigo para las culpables. La
violencia de las feministas se debe a la falta de consecuencias, su audacia
crece con la pasividad de quienes deben defender nuestra Iglesia.
Cabe recordar que ante
la blasfemia y herejías de la monja tucumana, Lucía Caram, abortista,
prohomosexualista y hasta, separatista catalana; si bien el obispo se manifestó
en contra, al convocar un grupo de fieles una marcha para orar en desagravio de
Nuestra Santísima Madre, los más cercanos sacerdotes allegados a Zecca,
hicieron una campaña llamando a los fieles a no concurrir porque la misma era
convocada por “lefebristas y sedevacantistas”. Uno puede terminar sospechando
entonces que no importaba el desagravio a la Madre de Dios sino el hecho de que
no vayan a perder fieles aportantes.
Si las feministas agreden, insultan, escupen, intentan
profanar Iglesias, promueven el crimen de los niños en el vientre de sus
madres, y hasta llaman a asesinar a los varones; eso es considerado por los
Estados del mundo entero como libertad de expresión. Sin embargo, el pedir
castigo para quienes cometen tan terribles agravios hacia nuestras más sagradas
y profundas convicciones es considerado como una incitación a la violencia. Y
todo esto con la complicidad de la jerarquía eclesiástica que llama a no
defender los Templos, a no contestar agresiones por más violentas que sean y
hasta a festejar y confraternizar con las endemoniadas como muestra de “buena
voluntad”. Que pongan su otra mejilla, más no la de la Iglesia, la de los
templos, la de la fe, o la vida de los niños abortados si quieren dar muestra
de su irenismo.
Realmente ya no sabemos que más esperar, ya que no
solo está anulada la capacidad de asombro, sino lo que es peor, la capacidad de
reacción.
Sería bueno recordarle a Zecca, a Poli y a todos los
obsecuentes bergoglianos las palabras del mismo Obispo de Roma al decir: "Si
alguien insulta a mi madre, le daría un puñetazo". Entonces ¿cómo
sugieren actuar ante tan terrible insulto a Nuestra Madre Celestial y Madre de
nuestro Redentor?
Solamente queda recomendar que ante la agresión
de cualquiera de estos grupos hacia nuestra Iglesia, respondamos como
corresponde.
Augusto
Nacionalismo Católico San Juan Bautista
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