La Santísima Virgen María: "...Hijitos Míos, vivís en el temor por Mis Mensajes.
Actualmente, estáis viviendo el de Fátima, el que os di ahí, Mis
pequeños, pero, en Mis Mensajes anteriores y posteriores, Yo os iba
anunciando lo mismo, porque el hombre no responde..."
Rosario vespertino
Temas:
* Tenéis una gran responsabilidad, al estar en la Tierra, restaurando lo perdido. En algún momento, os dejaré conocer todo lo que se perdió y, también, os dejaré conocer vuestra misión como restauradores de nueva vida.
*Si vosotros lo deseáis y Me lo pedís, seréis transformados y, entonces, daréis muchísimo más de lo que habéis dado hasta este momento de vuestra preparación.
* Si seguís temiendo, es que no hay Fe en vosotros ni hay confianza en las Promesas de la Santísima Trinidad. Teméis, porque no queréis llenaros del Amor de Nuestro Dios y no queréis tener compromisos y, el compromiso mayor, es que os apartéis de la maldad en la que os conviene vivir.
* Por vuestra falta de Fe, desperdiciáis tantas cosas buenas y bellas que podríais hacer, pero, especialmente, por vuestra falta de Fe y de Amor, no Me buscáis a Mí, vuestro Dios y, al no buscarMe, no pedís Mi Sabiduría Divina, no pedís tantos dones y Carismas que Yo os podría otorgar, para el bien vuestro y el de vuestros hermanos.
* Os he dicho que, con un puñado de almas, totalmente sueltas a Mi Voluntad, podría Yo salvar a la humanidad entera y, es triste ver la falta de almas donadas a Mí, con las que Yo pueda trabajar, para salvar a esta humanidad.
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Mensaje de Dios Padre y la Santísima Virgen María a
J. V.
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Primer Misterio. Habla Dios Padre.
Sobre: Tenéis una gran responsabilidad, al estar en la
Tierra, restaurando lo perdido. En algún momento, os dejaré conocer todo lo que
se perdió y, también, os dejaré conocer vuestra misión como restauradores de
nueva vida.
Hijitos Míos, todo lo que empieza, en algún momento
terminará. Yo Soy el Alfa y el Omega. Doy la vida y, también, la recojo.
Doy vida a quien Yo quiero dársela y la recojo en el momento que Yo quiero,
también. Vosotros, no podéis tomar esa vida de nadie, por eso, es una
falta grave el quitarle la vida a un hermano vuestro, Yo Soy el Único que
puedo tomarla, porque conozco a cada alma, su misión y si su alma es
tomada antes, se trunca su misión.
Mis pequeños, vosotros tenéis esa Gracia grande, es una
Bendición tener el don de la vida. El don de la vida que Yo os concedo, entra a
formar parte de la Creación. Ciertamente, las almas están Conmigo y les doy
vida, después, para llevar a cabo una misión en la Tierra.
Vosotros, estáis dentro de la Creación. La Creación, sabéis
que quedó afectada por el Pecado Original y vosotros, principalmente, tenéis la
misión, al tener el don de la vida, de ir restaurando lo que se perdió.
Si vosotros meditáis esto, que os acabo de decir, os debéis
sentir orgullosos de formar parte de la Creación restauradora. Mi Hijo os vino
a mostrar qué es lo que se necesita para restaurarla, y lo que primero
necesitáis, Mis pequeños, es estar Conmigo, que no os separéis de Mí, en ningún
momento, porque, entonces, podríais caer en pecado y éste os separaría de Mí,
como le sucedió a vuestros Primeros Padres.
Vuestra posición, de restauradores, es grande, Mis pequeños,
muy grande, es devolverMe lo perdido por el pecado y si vosotros
estáis restaurando, es porque vivís Conmigo. Sí, Mis pequeños, no podéis
restaurar si no estáis íntimamente unidos a Mí, en Mi Santísima Trinidad y,
estáis así, porque sois almas escogidas, almas sanas, almas santas.
Meditad esto, Mis pequeños, porque no lo habéis meditado,
quizá, nunca. Tenéis una gran responsabilidad al estar en la Tierra,
restaurando lo perdido. En algún momento, os dejaré conocer todo lo que se
perdió y, también, os dejaré conocer vuestra misión como restauradores de nueva
vida.
La vida de la Creación, se perdió con el Pecado Original y luego
surge la Nueva Vida que os da Mi Hijo Jesucristo. Ciertamente, estáis
uniéndoos a Él, para eliminar la falta grave y que podáis, nuevamente, gozar de
todas las Bendiciones que Yo le concedí a la Creación.
La misma Creación también sufre por todo lo que perdió, por
el Pecado Original. Vosotros, como hijos, como descendientes de Adán y Eva,
tenéis ese compromiso. Así como sucede en una familia, si el padre falta, la
responsabilidad cae al hijo y aquí, en este momento, en vosotros está cayendo
esa responsabilidad de restituirle, a esta humanidad, lo que perdió.
Ahora, preguntaos vosotros mismos ¿estoy llevando a cabo mi
tarea, correctamente?, porque esa es vuestra misión, la de restaurar lo perdido,
de eso Me tendréis que dar cuentas. Ciertamente, Yo os he dado las capacidades,
para que vosotros vayáis componiendo lo perdido en vuestra área. Ciertamente,
no tenéis las capacidades como las de Mi Hijo Jesucristo, que Es Omnipotente,
como para restaurar todo lo visible y lo invisible; pero, vosotros, al estar
unidos a Mi Hijo, al estar unidos a Mi Santísima Trinidad, empezáis a recibir
Mis Bendiciones, Mis dones y, mientras más dais, Yo más proveo, para que
vosotros podáis hacer vuestra parte. A veces, será una pequeña parte, pero
si lo hacéis con amor, Yo Me congratulo en ello. A veces, tendréis que
hacer una gran parte, por vuestra forma de ser y donde Yo os ponga, quizá,
podáis, vosotros, convertir a muchas almas. No importa en donde estéis, haced
vuestro trabajo lo mejor posible.
Quizá, vuestra misión, que es toda vuestra vida, sea para
levantar, solamente, a un alma, en algún momento de vuestra existencia y, esa
alma, solamente iba a poder ser levantada por vuestra intervención y, Yo, Me
congratulo con vosotros. Al que le haya tocado una, al que le haya tocado cien,
mil, tres mil, un millón, a todos les daré las gracias y les daré su premio de
regreso, en el Reino de los Cielos, pero deberéis de poner, vosotros, todo lo
que podáis, las capacidades, Yo os las daré. Estaréis protegidos y guiados por
Mí y Mi Santísima Trinidad, para cuidar a vuestros hermanos en su crecimiento
espiritual.
CamineMos juntos, Mis pequeños, no os separéis de Mí, así
como Yo no Me separaba de Mi Hijo. Él recurría a Mí, se mantenía en oración
profunda Conmigo, Yo Lo aconsejaba y Lo guiaba y, por eso, pudo llevar a cabo
Su Misión. Él prometió y cumplió lo que iba a Ser Su Misión. Prometió Su
Resurrección y así fue, y Yo os prometí que aquellos, que estuvieran con
Él, también, tendrían la resurrección. Y tal como Él lo dijo en las Sagradas
Escrituras, el que Lo veía a Él, Me veía a Mí, soMos Uno y vosotros,
unidos a Mí, soMos uno. Así que, Mis pequeños, haced vuestra parte,
hacedla con amor, pero, sobre todo, con ese amor en perfección, para cuidar a
vuestros hermanos. Ayudadles a su regreso, mediante la conversión y, luego, su
salvación eterna.
Mis pequeños, con uno que vosotros salvéis, vosotros estáis
salvados, pero salvadMe cuantos podáis, para que Me deis la alegría que Mi
Hijo, también, Me dio al salvaros a vosotros.
Gracias, Mis pequeños.
Segundo Misterio. Habla Dios Padre.
Sobre: Si vosotros lo deseáis y Me lo pedís, seréis
transformados y, entonces, daréis muchísimo más de lo que habéis dado hasta
este momento de vuestra preparación.
Hijitos Míos, ya teníais profetizado, en las Sagradas
Escrituras, que cuando se fuera acercando el final de los tiempos, pero este
final del final, satanás iba a ir atacando cada vez más fuerte a la Creación. Notad
que os he dicho: “a la Creación” y no solamente a vosotros, Mis hijos, sino a
toda la Creación, a todo lo creado, a todo lo que salió de Mis Manos, Mis
pequeños.
Ya os había dicho que él manipulará a la misma naturaleza,
para que os ataque. Que iba a iros atacando a vosotros mismos aumentando la
maldad, aumentando los pecados capitales, para que vosotros cayerais en ellos
y, de esta forma, Me ofendierais gravemente.
Vosotros debéis estar más unidos a Mí, por eso os he
insistido tanto en la oración, sacrificio, penitencia, ayuno, para que
podáis estar fuertes en estos momentos difíciles de la humanidad.
Ciertamente, no todos vosotros habéis respondido como Yo
quisiera, pero os sigo guiando y estoy confiando en vosotros, como en un
principio, con los apóstoles, que, también, estaban llenos de defectos, hasta
la llegada de Mi Santo Espíritu sobre ellos, Quien los transformó.
Si vosotros lo deseáis y Me lo pedís, seréis transformados
y, entonces, daréis muchísimo más de lo que habéis dado hasta este momento de
vuestra preparación. Ciertamente, sois débiles, tenéis vuestros defectos,
graves o no tan graves, seguís siendo humanos, seguís teniendo defectos, pero,
también, Virtudes.
Si vosotros camináis solos, fácilmente, satanás os va a
envolver en su maldad, en sus mentiras y os vencerá. En el momento en que
vosotros estéis Conmigo y aceptéis que Mi Santo Espíritu os transforme, os
transfigure, difícilmente, satanás, podrá venceros, porque Yo viviré plenamente
en vosotros.
Ciertamente, Yo Vivo en cada uno de vosotros, en cada
alma que baja a la Tierra a formar un ser. Yo Vivo en vuestro ser, pero no
todos se dejan guiar por Mi Voluntad. Debéis pasar todo un proceso de
transformación. Debéis, primeramente, aceptar el ser movidos hacia la Verdad,
vosotros lo hicisteis y, por eso os he ido preparando por años, para que
encontrarais la Verdad, vivierais en ella y la transmitierais.
Vosotros, al vivir Conmigo y en Mí, ciertamente, se dará lo
que dice en las Sagradas Escrituras, cuando Mi Hijo os dice que podréis hacer
lo que se Le vio hacer a Él y aún más, pero eso, es lo que no os debe mover
para manteneros en vuestra misión, porque si buscáis, solamente, la vanagloria
que os lleva a la soberbia, caeréis, fácilmente en las garras de satanás y os
vencerá, porque estáis buscando el ser admirados por vuestros hermanos.
Aprended de Mi Hija, la Siempre Virgen María, actuando a la
par con Mi Hijo, pero en silencio, escondida a la vista de los hombres, pero haciendo
grandes cosas por todos vosotros, llevando una vida de oración profunda,
de intercesión por todas las almas y para todos los tiempos.
Esa oración profunda, esa vida íntima Conmigo, Me gusta
mucho, porque solamente soMos vosotros y Yo, nadie en medio, y vaMos creando
una relación de Padre e hijo extraordinaria y, cuando vosotros, realmente, os
compenetráis en esa realidad, de que sois, verdaderamente, hijos Míos, en ese
momento, entráis en una profunda humildad, como Mi Hija, la Siempre Virgen
María, la Creatura Perfecta, la Mujer por Excelencia.
Eso es lo que quiero hacer con vosotros, Mis pequeños,
pequeñas almas ante los ojos de los hombres, grandes almas ante Mis Ojos.
Olvidaos de vosotros mismos, solamente soMos, vosotros y Yo. En lo particular,
cada uno de vosotros y Yo, no necesitáis a nadie más para ser perfectos y para
hacer grandes cosas para Mi Reino.
Vivid, pues, Conmigo, unidos ya desde ahora y Nos
mantendremos unidos, eternamente, cuando terminéis vuestra misión, aquí en la
Tierra.
Gracias, Mis pequeños.
Tercer Misterio. Habla la Santísima Virgen María.
Sobre: Si seguís temiendo, es que no hay Fe en vosotros
ni hay confianza en las Promesas de la Santísima Trinidad. Teméis, porque no
queréis llenaros del Amor de Nuestro Dios y no queréis tener compromisos y, el
compromiso mayor, es que os apartéis de la maldad en la que os conviene vivir.
Hijitos Míos, vivís en el temor por Mis Mensajes.
Actualmente, estáis viviendo el de Fátima, el que os di ahí, Mis pequeños, pero,
en Mis Mensajes anteriores y posteriores, Yo os iba anunciando lo mismo, porque
el hombre no responde.
Tenéis un Padre amorosísimo, tenéis a Su Hijo, vuestro
Salvador y Redentor, que se dio por vosotros, tenéis a Mi Esposo, el Santo
Espíritu, que os guía, si es que así lo deseáis, pero a ninguna de las
Tres Divinas Personas, vosotros les respondéis. Os asustáis por lo que Me
manda Mi Padre que os diga, pero no respondéis, os quedáis en el temor, pero no
hay cambio en vuestro corazón, no volvéis al buen camino, no os arrepentís de
vuestros pecados. ¿De qué os sirve o en qué os ayuda vuestro temor?
Estáis conscientes en que no estáis dando todo lo que
podríais dar, empezando con vosotros mismos.
Vosotros no dais lo que no tenéis, no ha habido un
cambio sustancial en vuestra espiritualidad, a pesar de que el Cielo se ha
volcado completamente por vosotros, y vosotros, ¿qué habéis hecho para
responder, positivamente, al Cielo?
Os asustan las profecías. Vosotros fuisteis creados para el
Amor, para vivir el Amor, para transmitir el Amor y para gozar una eternidad en
Amor. Pero, por lo visto, es el temor el que realmente os mueve.
Ojalá que ese temor, que ahora, una gran mayoría de vuestros
hermanos padecen, si os llevara hacia la conversión, hacia un cambio de vida
positivo, hacia una trasmisión de vida en el espíritu, estaríais haciendo un
bien; no importaría, en un momento dado, que fuera el temor el que os moviera a
la conversión.
Pero Mi Padre quiere una vida de Amor, Él Es Amor, El Hijo
es Amor, El Espíritu Santo es Amor, Yo fui creada en el Amor y vosotros
también.
No tenéis por qué sufrir en el temor, no fuisteis
hechos para el temor, el temor viene de satanás. Si vosotros, realmente,
vivierais en el Amor, estas Advertencias de los Mensajes que os da Mi Hijo o
que Yo os doy o el Mismo Padre, por Amor a vosotros, os debieran llevar a
la perfección y no os debieran mover hacia el temor y vivir preocupados
por lo que sucederá. Si vivís en el Amor y vivís para el Amor, ya sabéis, de
antemano, cuál es vuestro futuro y, precisamente, por ello, no debe haber temor
en vosotros.
Habrá temor, cuando vuestra vida no sea de ejemplo, no sea
una vida en la cual, el Padre, el Hijo o el Espíritu Santo, vivan en vosotros,
porque vosotros mismos Los negáis y Los sacáis de vuestra vida; en esos
momentos, sí debéis temer, pero debéis temer por vuestra salvación eterna,
debéis temer a morir en pecado grave, como la gran mayoría de vosotros, vivís.
El mundo entero está ahora llevado por satanás, le disteis
poder por no vivir en el Amor, le disteis poder, porque Le disteis la espalda a
los Mandamientos que el Padre os dio; le disteis poder, porque no seguís el
Ejemplo que Mi Hijo os dio; le habéis dado poder, porque no os dejáis llevar
por todo lo que, Mi Esposo, el Espíritu Santo, os da de Conocimiento en vuestro
corazón y no os dejáis mover hacia la perfección, a donde Él os lleva.
Estáis apartados de la Fuente del Bien, de la fuente del
Amor, de la Fuente de la Perfección, porque no vivís según la Voluntad del
Padre en Su Santísima Trinidad. Si no estáis viviendo para servirLe,
entonces, sí debéis temer, porque tendréis que dar cuentas, al final de
vuestra existencia, al final de vuestra misión aquí, en la Tierra, de lo que
hicisteis o dejasteis de hacer. Debéis temer, cuando no habéis dado
vidas a otras vidas y peor, si les habéis arrebatado la vida, o sea, el estado
de Gracia a las almas que estaban a vuestro alrededor. Ahí, sí deberéis temer.
El hombre teme cuando no conoce el futuro, vosotros lo
conocéis. Los que estáis en Nuestro Dios, sabéis que si habéis vivido en el
Bien, vuestra muerte, no será momento de desdicha ni de dolor, sino la muerte
será un momento deseado de vuestro corazón, para vivir, ya, el Reino Prometido
por Nuestro Dios.
Los que no tienen Fe, los que no han dejado que viva Nuestro
Dios en todo su ser, ellos sí temen al futuro y a la muerte, porque no tienen
seguridad a donde llegarán después, de esta vida que se os da, para servir a
Nuestro Dios y Señor.
Los que teméis, acercaos al perdón de vuestros pecados,
acercaos a la Fuente de Vida de los Sacramentos, arrepentíos de todo el tiempo
perdido que se os concedió, para vivir una vida en Dios, dar vida a vuestros
hermanos y, luego, morir, para empezar a tener una vida eterna en Dios.
Mis Apariciones fueron para advertiros que ibais por mal
camino. Son las advertencias de una Madre que os ama, de una Madre que os
cuida, de una Madre que ve que no estáis cumpliendo con lo que debéis cumplir,
una Madre que quiere llevaros a amar a Quien Es Todo Amor.
Mis Advertencias, se vuelven ruegos, ruegos desesperados, al
ver cómo el enemigo está sobre vosotros y un enemigo, extremadamente fuerte,
que os quiere aplastar, que os quiere destruir, que os quiere quitar la vida
que Nuestro Dios, Mi Dios y Señor, os concedió. Y vosotros, no reaccionáis. Continuamente
estoy ante el Trono de la Santísima Trinidad, implorando por todos vosotros,
pero vosotros no respondéis.
Os fijáis solamente en el mal, en lo negativo, no
entresacáis lo bueno y positivo de lo que os he dicho en cada una de Mis
Apariciones, y ahora, específicamente, en ésta que os di en Fátima y que
no se ha revelado en totalidad. Que la misma Iglesia no os ha dado y que ha
sido cambiado, porque ella misma ha fallado.
Sí, Mis pequeños, todos vosotros habéis fallado, porque no
habéis respondido en perfección a Quien os creó.
Que estos momentos de reflexión, que esta humanidad tiene,
porque estáis conmemorando este centenario de Mis Apariciones de Fátima, os
lleven al cambio verdadero, os lleven al Verdadero Amor, que apartéis de
vosotros el temor, porque el temor no viene de Dios.
Si seguís temiendo, es que no hay Fe en vosotros ni hay
confianza en las Promesas de la Santísima Trinidad. Teméis, porque no
queréis llenaros del Amor de Nuestro Dios y no queréis tener compromisos y, el
compromiso mayor, es que os apartéis de la maldad en la que os conviene vivir.
Señaláis a unos y a otros, señaláis a personas y a
gobiernos, pero Yo os digo, señalaos a vosotros mismos, porque sois parte,
ya, de la maldad con la que satanás ha destrozado vuestro ser. Ya no
sois Virtuosos, ya no estáis limpios de mente y corazón, ya no sois niños, como
tanto os pidió Mi Hijo. Vivís en la corrupción y en la maldad como cosa natural
de vida y, aquél que vive en la Virtud y que quiere vivir en el Bien, lo
atacáis.
Meditad eso, Mis pequeños, la maldad ha entrado fuertemente,
en vuestro ser, sois parte de la maldad, satanás vive en gran parte, en vuestro
ser y no es Nuestro Dios, el que es el Amo de vuestro corazón.
¿Cómo queréis vivir en el Bien, cuando le habéis dejado
entrar a vuestro corazón a satanás? Ciertamente, él, ha entrado en vosotros y
os ha ido apartando del Bien que teníais y os ha llevado hacia el mal. Habéis
hecho, como os dije, un modo de vida en el mal y a nivel mundial y no hacéis
mucho para combatir ese mal que tenéis en vuestro ser y, eso, os está llevando
a una Purificación Mundial, prácticamente, total. Muy pocos quedarán,
porque no respondéis, porque vivís más en la maldad y en el temor, que en la Fe
y el Amor.
Soy vuestra Madre, la Siempre Virgen María, Reina, Madre de
todo lo creado, porque así lo dispuso el Padre en Su Santísima Trinidad. Os
amo, Mis pequeños, cuido de vosotros, pero, solamente, saldrán adelante, los que
respondan, los que tengan la humildad suficiente para reconocer lo que os acabo
de decir y que quieran vivir en el Bien.
Sabéis que tenéis el libre albedrío, sabéis que tenéis
libertad de acción, vuestra decisión será decisiva en vuestro Juicio Final,
ahí os daréis cuenta de vuestro error, si escogisteis equivocadamente o
entraréis en una felicidad extrema, cuando seáis reconocidos, hijos de Dios y
pasaréis al Reino de los Cielos, porque escogisteis correctamente. Estos
son momentos decisivos para toda la humanidad, vosotros decidís, ¿estáis con
Nuestro Dios o estáis en contra de Él?
Gracias, Mis pequeños.
Cuarto Misterio. Habla Dios Padre.
Sobre: Por vuestra falta de Fe, desperdiciáis tantas
cosas buenas y bellas que podríais hacer, pero, especialmente, por vuestra
falta de Fe y de Amor, no Me buscáis a Mí, vuestro Dios y, al no buscarMe, no
pedís Mi Sabiduría Divina, no pedís tantos dones y Carismas que Yo os podría
otorgar, para el bien vuestro y el de vuestros hermanos.
Hijitos Míos, en Mi Santísima Trinidad, Nuestra Misericordia
es desbordante. Tenéis muchos ejemplos de Nuestro Amor por vosotros.
Vuestra actuación, en vuestra misión, no ha sido lo mejor
que Nos pudierais haber dado, pero sabéis que, en Mi Divina Misericordia, Yo
puedo perdonaros y, en un momento, ganáis la vida eterna. Un momento de Amor,
que os lo da un momento de arrepentimiento.
Como Padre, por daros un ejemplo, veis Mi Misericordia, ante
el pueblo de Sodoma y Gomorra, pude haberlos salvado si hubiera habido, al
menos, cinco justos, pero no los hubo. Mi Hijo, en Su Misericordia Infinita,
perdona al buen ladrón en sus últimos momentos de vida; con un arrepentimiento
de corazón, se salvó.
Mi Santo Espíritu, os lleva a reflexionar sobre vuestra
vida, sobre vuestra actuación, en vuestra misión terrena y, si Le
permitís, os lleva a más profundidad de vuestro ser, al grado de llevaros hacia
el arrepentimiento de vuestra vida pasada, quizá, llena de maldad, de errores, pero
en Nuestra Misericordia Infinita, se os concede el perdón y la Gracia de
obtener la vida eterna, en el Reino de los Cielos.
Os he dicho, muchas veces, Mis pequeños, que debéis
entender que no Soy un Dios de muerte, sino un Dios de Vida, que fuisteis
creados para vivir en Mí; fuisteis creados para el Bien; fuisteis creados para
dar fruto, fruto abundante para los vuestros, para todos los que os
rodean, para todos aquellos que vuestra mente alcance para interceder por
ellos. Tenéis potencias inimaginables, que no habéis utilizado, porque no os
habéis unido a Mí, vuestro Dios. Podéis hacer grandes cosas y sabéis que,
cuando actuáis en el Amor, es cuando se producen los milagros. Cuando
vivís en Gracia y con un amor inmenso por los vuestros, podéis ayudarles en
tantas cosas que el hombre necesita, pero, especialmente, por su salvación.
Os distraéis demasiado con las cosas del Mundo y con las
tentaciones que os pone satanás, precisamente, para que os distraigáis en las
cosas del Mundo y no mováis corazones a la conversión, al arrepentimiento, a
encontrar, ya desde ahora, la vida que viviréis eternamente, que es la vida en
Mí, vuestro Dios.
Hay tanto que podéis hacer por el Cielo y no lo hacéis,
porque os habéis enamorado de la Tierra, porque satanás os ha engañado y hace
que vosotros os encadenéis en las cosas del Mundo y, de esta forma, no podáis
volar hacia los bienes del Cielo.
Reiteradamente os digo que vivís en una equivocación, en una
mentira, porque satanás os conoce y como vivís en lo material, en lo que podéis
tocar, sentir, gozar, no confiáis ni buscáis en lo que, por Fe, debéis luchar.
Os dijo Mi Hijo que si tuvierais la Fe, al menos, del tamaño
de una semilla de mostaza, grandes cosas haríais y ni eso tenéis. La
Fe es imprescindible para vuestra salvación, no solamente la vuestra, sino la
que le podáis ganar a muchos de vuestros hermanos.
No vivís para servirMe, vivís para daros gusto a vosotros
mismos con las cosas del Mundo.
Por vuestra falta de Fe, desperdiciáis tantas cosas buenas y
bellas que podríais hacer, pero, especialmente, por vuestra falta de Fe y
de Amor, no Me buscáis a Mí, vuestro Dios y, al no buscarMe, no pedís Mi
Sabiduría Divina, no pedís tantos dones y Carismas que Yo os podría
otorgar, para el bien vuestro y el de vuestros hermanos.
Se os acercan momentos difíciles, muy difíciles, y la Fe es
la que os va a sacar, fácilmente, de esta problemática que vais a vivir, pero
si no la habéis ejercitado y la habéis desperdiciado. Pasaréis por momentos muy
difíciles, momentos de desesperación, que os pueden llevar a cometer graves
pecados o graves errores. Mucho se os ha dado y poco habéis respondido.
Os repito, Mi Misericordia es Infinita, Mi Misericordia os
puede dar la Vida, siempre y cuando, Me la pidáis y la busquéis.
Sed humildes y sencillos, arrepentíos de vuestros pecados,
buscadMe y Me dejaré encontrar, vuestra salvación, depende de vuestra Fe.
Gracias, Mis pequeños.
Quinto Misterio. Habla Dios Padre.
Sobre: Os he dicho que, con un puñado de almas,
totalmente sueltas a Mi Voluntad, podría Yo salvar a la humanidad entera y, es
triste ver la falta de almas donadas a Mí, con las que Yo pueda trabajar, para
salvar a esta humanidad.
Hijitos Míos, meditad, profundamente, lo que os he dicho. No
veáis lo negativo que ya sucedió, sino lo positivo que todavía podéis hacer.
Ciertamente, la maldad de satanás os ha llevado a la muerte
espiritual en casi toda la humanidad. Os he dicho que, con un puñado de almas,
totalmente sueltas a Mi Voluntad, podría Yo salvar a la humanidad entera y, es
triste ver la falta de almas donadas a Mí, con las que Yo pueda trabajar, para
salvar a esta humanidad.
Como os dije, toda ya está contaminado por la maldad de
satanás. Mi Misma Iglesia ya no está siendo guiada por el Espíritu Santo
sino por satanás y, vosotros, no habéis pedido la acción del Espíritu
Santo, para poder entender los signos de los tiempos y que no os dejéis engañar
con todo aquello, malo, que pueda salir de Mi Iglesia, porque no está
siguiendo lo que, en las Sagradas Escrituras, dicho está.
Soy un Dios de Amor, pero, también, Soy un Dios de Justicia
y di una Orden tajante, de que no se le debería de cambiar ni un punto ni
una coma a lo que escrito está y se le ha cambiado.
Son momentos de Juicio, son momentos en que todos deberéis
ser juzgados por el bien y por el mal realizado.
Vienen momentos de renovación espiritual, en donde,
nuevamente, Mis Leyes, Mis Mandamientos deberán ser tomados por las almas
escogidas y se les dé el debido respeto y devoción, porque vienen de Mí, de Mi
Santísima Trinidad y el hombre, aconsejado por satanás, ha modificado lo
que Yo, en Mi Divinidad, os he dado. ¿Quién es satanás para hacer esto y
quién es el hombre, -todavía más insignificante- para llevar a cabo lo que va
en contra Mía?
Habéis fallado profundamente y deberéis sufrir por vuestros
errores. Os he dicho que aquellos de vosotros, que dejasteis entrar Mi Amor en
vuestro corazón y lo habéis dado a vuestros hermanos, pasaréis una purificación
sencilla y, hasta podría decir, agradable, porque será como una plática
amorosa entre un Padre a un hijo, en donde os haré ver vuestros errores y
os perdonaré, os levantaré y os llenaré de Bendiciones, porque fuisteis fieles, porque
Me habéis amado, porque escogisteis la mejor parte, la protegisteis y la
transmitisteis.
Vosotros, los que le abristeis vuestro corazón a satanás, os
pusisteis en Mi contra. Quisisteis destruir todo lo que Yo os di, especialmente
Mi Amor en vosotros y la Fe, para que Me siguierais. Vosotros sufriréis
grandemente si no os arrepentís a tiempo y pedís que Mi Misericordia os cubra;
pero ¡ay!, de vosotros, los que, con toda intención Me traicionasteis, que
os volvisteis instrumentos de satanás, especialmente, vosotros, los que,
estando en Mi Iglesia, os volvisteis traidores, que disteis mal ejemplo,
que os burlasteis de Mi Presencia en la Sagrada Eucaristía, que fuisteis autores
de sacrilegios con el Cuerpo Santísimo de Mi Hijo, más os valiera no haber
nacido. Daos cuenta que os burlasteis de todo un Dios, sois los Judas de este
tiempo y, como Judas, recibiréis su mismo castigo.
Soy un Dios Amoroso, os vuelvo a repetir, un Dios
Misericordioso, pero, también, un Dios Justo, doy Mi Bien, a quien Mi Bien se
merece y castigo a aquel que se opone a Mí, a Mis Leyes y a Mi Amor.
Gracias, Mis pequeños.
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