Durante la Misa en Fátima con motivo de los 100 años de las
apariciones marianas, en la que resaltó el color negro y no el blanco propio de
una fiesta de canonización, Bergoglio no pronunció una sola palabra acerca del
mensaje de la Santísima Virgen entregado en 1917: ni sobre la necesidad de
consagrar Rusia al Inmaculado Corazón de María, ni sobre la devoción reparadora
de los cinco primeros sábados de mes, ni sobre la petición de reparación,
conversión y penitencia, ni sobre el infierno y la necesidad del Rosario ni,
mucho menos, sobre la apostasía que sale del vértice de la Iglesia.
En cambio, sí aprovechó la homilía para resaltar que la
Virgen no es una jefa de la oficina de correos para enviar mensajes todos los
días, cuando el día anterior en el santuario destacó que Ella no es una santita
a la que se acude para conseguir gracias baratas.
Nos preguntamos qué pueden ser "gracias baratas"
cualquiera de las que nos consigue la Virgen María a los hombres. Y si hay
quien considera que cualquier "santita" puede consiguir gracias,
cuánto más lo puede hacer la misma Madre de Dios cuando se las pedimos.
Ya regresando a Roma, se mofó de quienes contamplan a María
con "sensibilidades subjetivas, como deteniendo el brazo justiciero de
Dios listo para castigar". Tal vez no sabe que, cuando las apariciones
hace 100 años, la Santísima Virgen reveló que Ella venía precisamente para
detener la ira divina: "Para prevenir esto, vendré a pedir la consagración
de Rusia a mi Inmaculado Corazón. Si mis deseos se cumplen, Rusia se convertirá
y habrá paz, si no, Rusia difundirá sus errores alrededor del mundo, trayendo
nuevas guerras y persecuciones contra la Iglesia; los justos serán martirizados
y el Papa tendrá que sufrir mucho, varias naciones serán aniquiladas".
A un reportero que le preguntó sobre Medjugorje, Bergoglio
le contestó: "Estas presuntas apariciones no tienen tanto valor: esto lo
sigo como opinión personal. Hay quienes piensan que la Virgen dice:
"Vengan, ese día tal, a tal hora, le voy a dar un mensaje a ese
vidente". Se le olvidó a Francisco que la Santísima Virgen, a los tres
pastorcitos de Fátima, les dijo: "Quiero que vengan aquí el día 13 de cada
mes, al medio día".
Uno ya no sabe si tánto desprecio a la Virgen de Fátima sea
algo personal, o un compromiso con grupos internos en la Iglesia que nutren el
odio contra la Madre de Dios, o ambos. Lo único que nos queda claro es que el
cobre ya está muy reluciente.... para quien lo quiera ver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No se admiten comentarios que sean descalificativos e irrespetuosos. Estos mensajes serán eliminados o sujetos a moderación.