"He venido por TODOS mis HIJOS con el deseo de
acercarlos a Nuestros Corazones"




El Señor expuesto las 24  horas del día en vivo y en directo

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LAS HORAS DE LA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
Las veinticuatro horas de la Pasión

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Meditaciones Sobre la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.
Para acompañar a Nuestro Señor Jesucristo, en cada Hora de su Pasión

Por Luisa Picarretta, hija de la Divina Voluntad. 
(En proceso de Beatificación)



HORA DE SAN JOSÉ
Para hacer los:
Domingos a la 21 horas
 Domingos 09:00 PM




Mensajes de Dios y la Virgen María (MDM)
http://kyrieokumbaya.blogspot.com.es/

Presentamos la Asociación por las Almas del Purgatorio. 
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Por RORATE CÆLI -23/11/2014


sábado, 23 de abril de 2011

Isaías 53:7-12

"Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como un cordero fue llevado al matadero; como una oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, no abrió su boca(...)

 "Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como un cordero fue llevado al matadero; como una oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, no abrió su boca. Por medio de violencia y de juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue arrancado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte. Aunque nunca hizo maldad ni hubo engaño en su boca, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándolo a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá descendencia, vivirá por largos días y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará sobre sí las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los poderosos repartirá el botín; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores"



La sepultura de Jesús

Mc. 15. 42-47 Lc. 23. 50-55 Jn. 19. 38-42
57 Al atardecer, llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se había hecho discípulo de Jesús, 58 y fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato ordenó que se lo entregaran. 59 Entonces José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia 60 y lo depositó en un sepulcro nuevo que se había hecho cavar en la roca. Después hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, y se fue. 61 María Magdalena y la otra María estaban sentadas frente al sepulcro.


Información sobre la Sábana Santa (click en imagen)


62 A la mañana siguiente, es decir, después del día de la Preparación, los sumos sacerdotes y los fariseos se reunieron y se presentaron ante Pilato, 63 diciéndole: «Señor, nosotros nos hemos acordado de que ese impostor, cuando aún vivía, dijo: “A los tres días resucitaré”. 64 Ordena que el sepulcro sea custodiado hasta el tercer día, no sea que sus discípulos roben el cuerpo y luego digan al pueblo: “¡Ha resucitado!”. Este último engaño sería peor que el primero». 65 Pilato les respondió: «Ahí tienen la guardia, vayan y aseguren la vigilancia como lo crean conveniente». 66 Ellos fueron y aseguraron la vigilancia del sepulcro, sellando la piedra y dejando allí la guardia.

612-La noche del Viernes Santo. Lamento de la Virgen. El velo con el Rostro del Redentor.

María, ayudada de las mujeres, que lloran, vuelve en sí, y llora; su única fuerza consiste en llorar y llorar. Parece, verdaderamente como si su vida, hubiera de pasar y consumirse toda con ese llanto.
Quieren ofrecerle algo que le devuelva las fuerzas: Marta le ofrece un poco de vino; la dueña de la casa quisiera que tomara al menos un poco de miel; María de Alfeo, de rodillas delante de Ella, le ofrece una taza de leche tibia, diciendo: -Yo misma la he ordeñado, de la cabrita de la pequeña Raquel (será una hija de estos que están en casa de Lázaro, no sé si como inquilinos o como guardas). Pero María no quiere nada. Llorar, sólo llorar; y pedir y oír la promesa de que serán buscados apóstoles y discípulos, que serán buscadas lanza y vestiduras, y que, cuando sea de día -dado que ahora, de ninguna manera, quieren dejarla entrar- la dejarán entrar en la habitación del Cenáculo.
-Sí. Si estás un poco tranquila, si descansas un poco, te llevaré a es habitación - dice la cuñada - Nosotras dos entraremos y, de rodillas, buscaré para ti cualquier señal de Jesús... - dice María de Alfeo con un sollozo. -Fíjate. Aquí tienes la copa y el pan que Jesús partió usado por Él para la Eucaristía. ¿Qué recuerdo más santo que este? ¿Ves? Juan te los ha traído ya desde esta mañana, para que los vieras esta noche... Pobre Juan que está allí llorando, y con miedo… -¿Miedo? ¿Por qué? Ven, Juan.



(...)Juan sale de la sombra (es que esta pequeña habitación hay sólo una lamparilla, colocada encima de la mesa, junto a los objetos de la Pasión). Se arrodilla a los pies de María, la cual lo acaricia y le pregunta:
-¿Por qué tienes miedo?
Y Juan, besándole las manos y llorando:
-Porque tú estás mal. Tienes fiebre y jadeas... Y no te tranquilizas. Y si sigues así, morirás como ha muerto Él...
-¡Ah, si fuera verdad!
-¡No, Madre! ¡Mamá! ¡Es más dulce decir "Mamá"! Como a la mía. Deja que te llame así... Pero, de la misma manera que no encuentro diferencia entre mi madre y tú -es más: te quiero más que a ella porque eres la Madre que Él me ha dado y eres su Madre-, tú no hagas demasiada diferencia entre el Hijo que ha nacido de ti y el que te ha sido dado... Y ámame un poco como lo amas a Él... ¿Si fuera Él el que te dijera: "Tengo miedo de que mueras" responderías: “¡Ah!, si fuera verdad"? No. No lo dirías. Es más, te dolería marcharte y dejarlo a Él, a tu Cordero, en un mundo de lobos... ¿Y no te apenas por mí?... Soy mucho más cordero que Él: no por bondad y pureza, sino por ingenuidad y miedo. Si me faltas, el pobre Juan será despedazado por los lobos sin haber sabido dar un balido que hable de su Maestro... ¿Quieres que muera así, sin haberle servido? ¿Atolondrado en la muerte como en la vida? No, ¿verdad? Entonces, Mamá, trata de tranquilizarte... Por Él... ¡Oh! ¿No dices que resucita? Sí, lo dices y es verdad. ¿Y entonces quieres que cuando resucite encuentre sin ti la casa? Porque seguro que vendrá aquí... ¡Pobre, pobre Jesús, si en vez de tu grito de amor oyera los nuestros de pésame; si en vez de encontrar tu pecho en el que reclinar su cabeza martirizada y gloriosa encontrara el cierre de tu sepulcro!... Debes vivir. Para saludarlo cuando vuelva... no digo "a nuestro amor" –nosotros merecemos todos los reproches, por la manera como hemos obrado-digo "a tu amor". ¿Qué será este encuentro? ¿Y Él, qué aspecto tendrá? Madre de la Sabiduría, Mamá del ignorantísimo Juan, tú que lo sabes todo, dinos qué aspecto tendrá cuando aparezca resucitado. -Lázaro tenía las heridas cerradas de las piernas; pero se veían las señales. Y apareció envuelto en vendas llenas de podre - dice Marta.
-Tuvimos que lavarlo y lavarlo... - añade María.
-Y estaba débil y tuvimos que reconfortarlo, por orden suya - termina Marta. -El hijo de la viuda de Naím estaba como ofuscado y parecía un niño incapaz de andar y hablar con soltura; tanto fue así, que Él se lo devolvió a la madre para que le enseñara a usar de nuevo de las cosas buenas de la vida. Y a la hijita de Jairo Él mismo la guió en sus primeros pasos... - dice Juan. -Pienso que mi Señor nos enviará a un ángel a decirnos: "Venid con una túnica limpia". Y mi amor la ha preparado ya. Está en el palacio. No la he podido hilar yo, pero se la di a hilar a mi nodriza, que ahora vive tranquila respecto a mi futuro, y no llora ya. Tomé el más precioso lino. Plautina me proporcionó la púrpura y Noemí tejió su orla. Yo hice el cinturón, la bolsa y el taled, bordándolos de noche para que no me vieran. He aprendido de ti, Madre. No es perfecto, pero recibe la hermosura, más que de las perlas que componen su Nombre en el cinturón y en la bolsa, de mi llanto de amor y de mis besos: cada puntada es un latido de devoción por Él. Le llevaré esa túnica Lo permites, ¿no? -¡Oh!... No creía que le fueran a privar de su túnica... No estoy habituada a los usos del mundo y a su crueldad... Creía conocerlos ya... (y las lágrimas ruedan de nuevo por las mejillas céreas) pero me doy cuenta de que todavía no sabía nada... Y pensaba: "Tendrá también después la túnica de su Madre". ¡Le gustaba tanto...! Él la había querido así. Y me lo había dicho mucho tiempo antes: "Harás una túnica así y así. Me la llevarás para la Pascua... Porque Jerusalén me debe ver vestido con purpúrea túnica de rey...".



¡Oh, esa lana, más cándida que la nieve, mientras la hilaba se volvía roja ante los ojos de Dios y los míos, porque mi corazón recibió una nueva herida por aquellas palabras... Las otras, después de años o meses, habían dejado de rezumar sangre, aunque no se hubieran cerrado. ¡Pero ésta...! Todos los días, cada hora que pasaba, me removía la espada el corazón: "¡Un día menos! ¡Una hora menos! ¡Y luego morirá!". ¡Oh!... Y el hilado en el huso o en el telar se me volvía rojo... Se ha materializado luego en el color, por causa del mundo... Pero ya era rojo...
María llora de nuevo(...)

sigue...

(...)Sí, Jesús, yo perdono, yo los amo. ¡Ah, se me parte el corazón en este perdón, en este amor! ¿Me oyes? ¿Oyes que los perdono y los amo? Ruego por ellos. Sí: ruego por ellos... Cierro los ojos para no ver estos objetos de tu tortura, para poder perdonarlos, para poder amarlos, para poder orar por ellos. Cada uno de estos clavos sirve para crucificar el movimiento mío de no perdonar, de no amar, de no orar por tus verdugos(...)

sigue...

(...)Esperando tu nacimiento, te preparaba fajos y pañales, hilando el hilo más suave de la Tierra. No tenía en cuenta su precio, con tal disponer de la hebra más lisa. ¡Qué lindo estabas envuelto en los fajos hechos por tu Mamá! Todos me decían: "¡Es hermoso tu Niño, Mujer!” ¡Eras hermoso! Asomaba tu carita rosada bajo el blancor del lino. Tenías dos ojitos más azules que el cielo, y la cabecita parecía - de tan rubio y esponjoso como tenías el pelito- envuelto en una niebla de oro; tenían tus cabellos sabor a flor de almendro recién abierta. Creían que te perfumaba. No. Mi tesoro tenía sólo el perfume de los fajos lavados por su Mamá, calentados en su corazón, besados con sus labios. Nunca me sentía cansada de trabajar para ti... ¿Y ahora? Ya no tengo nada que hacer para ti. Hacía tres años que estabas lejos de casa, pero seguías siendo el objeto de mis días. Pensar en ti, en tu ropa, en tu comida: amasar la harina y hacer pan, cuidar las abejas para darte la miel, tener cuidado de los árboles para que te dieran fruta. ¡Cómo amabas las cosas que te llevaba tu Madre! Ninguna comida de rica mesa, ningún indumento de tela preciosa, eran para ti como estas cosas tejidas, cosidas, cuidadas, recogidas por las manos de tu Madre. Cuando iba a donde Tú estabas, mirabas enseguida mis manos, como cuando eras pequeño y yo y José te dábamos modestos regalos para que sintieras que eras "nuestro" Rey. Nunca fuiste antojadizo, Niño mío. Lo que buscabas era el amor, que era tu alimento, y lo encontrabas en nuestras atenciones a ti. Ahora también hallabas, buscabas, lo mismo, ¡pobre Hijo mío tan poco amado del mundo!(...)

Del libro: Pasión y Muerte de Jesús (revelaciones de Jesús a María Valtorta)
http://www.santisimavirgen.com.ar/obra_maria_valtorta.htm

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Revelaciones sobre la Pasión, ver:

Revelaciones de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, a Ana Catalina Emerich
http://www.capillacatolica.org/AnaCatalinaEmerich.html

Las Horas de la Pasión de  Nuestro Señor Jesucristo (revelación de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo) a la S.D. Luisa Piccarreta :
http://www.passioiesus.org/es/horasdelapasion/distribucion.htm

Relato de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, revelado por el Mismo Jesús a Catalina Rivas:
http://www.reinadelcielo.org/estructura.asp?intSec=2&intId=21&intIdP=63

Revelaciones sobre la vida de la Virgen María, a María de Jesús de Ágreda: en el libro "La Mística Ciudad de Dios"
hthttp://www.reinadelcielo.org/estructura.asp?intSec=2&intId=54

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