El Papa Benedicto XVI dio a conocer a la Iglesia su renuncia
el lunes 11 de febrero de 2013. Ese día leyó una Declaratio que surtió efecto,
por deseo suyo, el 28 de febrero a las 8:00 de la tarde. Sin embargo, la
decisión de renunciar la tomó con un mes y medio de antelación. Antes de las
Navidades de 2012, y con motivo del expediente que le fue entregado el 17 de
diciembre, llegó a la conclusión de que era mejor hacerse a un lado por el bien
de la Iglesia. De esa decisión fueron testigos su hermano, el Padre George
Ratzinger, y otros prelados cercanos al Papa, tal y como lo declaró el Cardenal
de Barcelona Lluis Martínez Sistach.
El expediente que le llevó a renunciar fue elaborado por la
comisión de tres cardenales que el Papa nombró para investigar el origen de la
filtración de documentos confidenciales conocida como "Vatileaks".
Pero es lógico que al Papa no le preocupaban tanto los
documentos publicados en el libro "Sua Santità", escrito por
Gianluigi Nuzzi, sino uno específico filtrado directamente al periódico
"Il Fatto Quotidiano", y es el que le entregó personalmente el
Cardenal Darío Castrillón, traducido al alemán, y que se refiere al
conocimiento que tuvo el Cardenal de Palermo, Paolo Romeo, de que existía un
complot para asesinar al Papa.
El expediente que le entregaron a Benedicto XVI los
cardenales Herranz, Tomko y De Giorgi, con la investigación sobre el complot
para asesinarlo, llevó al Papa a imaginar el terremoto que su muerte hubiera
ocasionado a la Iglesia, desatando una pugna infernal de influencias y
maniobras turbias derivadas de los antagonismos internos de la curia de cara a
la sucesión. No por temor a la muerte, sino por el posible daño a la Iglesia,
el Papa decidió que mejor era retirarse para desmontar las amenazas y adelantar
una sucesión pacífica.
En un Informe que elaboró el sacerdote jesuita Arnaldo
Zenteno, publicado el 9 de abril de 2013 en grupobasesfys.blogspot.mx, señala
lo siguiente en el número 3): "En el encuentro almuerzo con Benedicto XVI
en Castel Gandolfo, este le confió al Papa Francisco que una de las causas que
influyeron en su renuncia eran las amenazas que recibió y por temor a ser
envenenado, pues ya se había tomado la decisión de matarlo, por lo que
Benedicto XVI en una jugada para neutralizar ese atentado contra su vida, hace
pública su renuncia con lo cual desarmó el intento de matarlo".
En este sentido, si bien es cierto que el Papa declaró
renunciar "libremente", el hecho es que en mayor o menor medida fue
forzado por la presión de una acometida, por lo que su libertad, según la
doctrina canónica, fue condicionada "in radice". Si bien el Papa tomó
la decisión de renunciar de acuerdo a las facultades que le concede el Código
de Derecho Canónico, la tomó bajo la coacción de una violencia moral, lo cual
invalida desde la raíz la decisión última y hace inválido el acto. Es como
quien libremente decide casarse pero, si hay ocultos presión, miedo o engaño,
el matrimonio es nulo por inexistencia, aunque se haya expresado públicamente
un compromiso manifiestamente "libre".
Hay que reconocer que si bien la Iglesia ha considerado
siempre una ley sagrada que la elección del Papa es ad vitam, es bueno que el
Derecho Canónico contemple la posibilidad de la renuncia para casos de extrema
gravedad, como puede ser el exilio, la persecución u otra causa grave. En este
sentido, la renuncia prevista en el Canon 332 del C.D.C. es como una puerta de
salida de emergencia, y es conveniente que exista, tanto así que le ayudó a
Benedicto XVI a huir de la amenaza que se cernía sobre su persona y sobre la
Iglesia, a pesar de que él era consciente, máxime con el ejemplo heroico de su
antecesor, de que la elección papal es ad vitam y no es negociable, como
tampoco pueden ser negociables sus cláusulas.
Además, hay un elemento adicional al de la presión, para
afirmar que la renuncia de Benedicto XVI fue inválida, y es la evidencia de que
en el decreto leído por el Papa no existió renuncia legítima alguna debido a un
error en latín.
En la Declaratio de la "renuncia" del Papa
Benedicto XVI, tal y como fue oficialmente difundido por El Vaticano y
publicado en L´Osservatore Romano, existe un solecismo muy evidente, es decir,
un error sintáctico que consiste en poner de forma incorrecta los elementos de
una frase.
En la parte medular de la renuncia se lee: "declaro me
ministerio Episcopi Romae Successoris Sancti Petri, mihi per manus Cardinalium
die 19 aprilis MMV commissum renuntiare" (en español: "yo declaro
renunciar al ministerio de Obispo de Roma, sucesor de San Pedro, que me ha sido
confiado por las manos de los cardenales el 19 de abril de 2005″). Esa frase es
totalmente ininteligible, al contener un error gramatical, pues
"commissum", que depende de "ministerio", es complemento
del verbo renuntiare, por lo cual debería estar en dativo, en concordancia con
él, es decir, debería decir commisso.
Ahora bien, en derecho canónico, todo escrito legislativo
que contenga una falta de latín es nulo. Ya el Papa San Gregorio VII (cfr.
Registrum 1.33) declaró nulo un privilegio acordado a un monasterio por su
predecesor Alejandro II, "en razón de la corrupción de la latinidad".
Otro ejemplo. En la epístola decretal Ad audientiam, del
Papa Lucius III, que se encuentra en el cuerpo del derecho canónico (cfr.
Epístolas decretales de Gregorio IX, de Rescriptis, c. XI) se establece que
"la falsa latinidad invalida un rescrito papal". En ese decreto, el
Papa prohibió dar crédito a cualquier documento pontificio "si contiene
una falta de construcción evidente". La glosa (en el texto oficial
publicado por orden del Papa Gregorio XIII, en 1582) explica porqué un decreto
papal "no debe contener ninguna falta", y porqué cualquier error de
latín constituye tal presunción de nulidad "que ninguna prueba en sentido
contrario puede ser admitida".
Afirmar que un decreto es nulo no significa que
necesariamente se trate de un documento falso. Pero si revela un error que
puede ser manifiesto o subrepticio, es decir el Papa Benedicto XVI pudo haberlo
redactado con descuido, o cubriendo un verdadero mensaje oculto al haber sido
la renuncia realizada bajo presión. Lo primero resulta bastante inverosímil,
pues es de suponer que un texto tan importante fue revisado por el Papa no una
sino varias veces.
En conclusión, no parece que el error de latín cometido por
Benedicto XVI haya sido una indolencia, sino un propósito intencional, lo cual
nos estaría hablando no solo de la nulidad absoluta del decreto pontificio, lo
cual es un hecho, sino también de la presión por la que fue motivado, así como
de la puerta trasera que el Papa Benedicto quiso dejar abierta.
Lo cierto es que, a partir del 13 de marzo de 2013
comenzaron a cumplirse las profecías que hablan de "Dos Papas en
Roma", existiendo oficialmente uno emérito y otro en funciones. Jamás en
la historia de la Iglesia se ha dado esta situación, predicha por santos y
místicos, y es muy difícil que vuelva a suceder.
Lo grave es que, según las profecías y revelaciones
privadas, cuando haya dos Papas en Roma, habrá una repentina invasión de Rusia
sobre Europa, en coincidencia con la Guerra de Ezequiel (Ez 38). Entonces, el
Papa legítimo tendrá que huir de Roma y refugiarse, mientras que el antipapa se
quedará gobernando la Iglesia apoyando la falsa paz, la sacrílega unificación
de las religiones. Esa falsa paz será el soporte religioso del gobierno mundial
del anticristo.
En ese momento, el antipapa traicionará la fe aceptando la
coalición de todos los credos y renunciando a la propia identidad católica.
Dice San Francisco de Asís: "Habrá un Papa electo no
canónicamente que causará un gran cisma". Y la beata Ana Catalina
Emmerick, religiosa agustina, precisa: "Vi una fuerte oposición entre dos
Papas, y vi cuan funestas serán las consecuencias de la falsa iglesia (...)
Esto causará el cisma más grande que se haya visto en el mundo".
La Santísima Virgen dijo explícitamente en la Salette: "Roma perderá la Fe y se convertirá en la sede del anticristo".
Y hay otras muchas revelaciones privadas y anuncios de jerarcas de la Iglesia:
• Dio a conocer el Papa San Pio X: "He tenido una visión terrible: no sé
si seré yo o uno de mis sucesores, pero vi a un Papa huyendo de Roma entre los
cadáveres de sus hermanos. Él se refugiará incógnito en alguna parte y después
de breve tiempo morirá una muerte cruel".
• Juan de Rocapartida: "Al acercarse el Fin de los Tiempos, el Papa y sus
cardenales habrán de huir de Roma en trágicas consecuencias hacia un lugar
donde permanecerán sin ser reconocidos, y el Papa sufrirá una muerte cruel en
el exilio".
• Nicolas de Fluh: "El Papa con sus cardenales tendrá que huir de Roma en
situación calamitosa a un lugar donde serán desconocidos. El Papa morirá de
manera atroz durante su destierro. Los sufrimientos de la Iglesia serán mayores
que cualquier momento histórico previo".
• El venerable Bartolomé Holzhauser, fundador de las sociedades de clérigos
seculares en el Siglo XVIII: "Dios permitirá un gran mal contra su
Iglesia: vendrán súbita e inesperadamente irrumpiendo mientras obispos y
sacerdotes estén durmiendo. Entrarán en Italia y devastarán Roma, quemarán
iglesias y destruirán todo".
• La revelación recibida por la Madre Elena Aiello, famosa estigmatizada que
fuera consultada con frecuencia por el Papa Pio XII: "Italia será sacudida
por una gran revolución (...) Rusia se impondrá sobre las naciones, de manera
especial sobre Italia, y elevará la bandera roja sobre la cúpula de San Pedro".
• Las palabras de Juan de Vitiguero: "Cuando el mundo se encuentre
perturbado, el Papa cambiará de residencia".
• Elena Leonardi, asistida espiritual del Padre Pio: "El Vaticano será
invadido por revolucionarios comunistas. Traicionarán al Papa. Italia sufrirá
una gran revuelta y será purificada por una gran revolución. Rusia marchará
sobre Roma y el Papa correrá un grave peligro".
• Enzo Alocci: "El Papa desaparecerá temporalmente y esto ocurrirá cuando
haya una revolución en Italia".
• La Beata Ana María Taigi: "La religión será perseguida y los sacerdotes
masacrados. El Santo Padre se verá obligado a salir de Roma".
• La mística María Steiner: "La santa Iglesia será perseguida, Roma estará
sin pastor".
• Las revelaciones en Garabandal: "El Papa no podrá estar en Roma, se le
perseguirá y tendrá que esconderse".
• Al P. Stefano Gobbi, místico y fundador del Movimiento Mariano Sacerdotal, le
confió la Santísima Virgen: "Las fuerzas masónicas han entrado a la
Iglesia de manera disimulada y oculta, y han establecido su cuartel general en
el mismo lugar donde vive y trabaja el Vicario de mi Hijo Jesús. Se está
realizando cuanto está contenido en la Tercera parte de mi mensaje, que aún no
ha sido revelado, pero que ya se ha vuelto patente por los mismos sucesos que estáis
viviendo".
• Papa Paulo VI: "El humo de Satanás ha entrado por las
grietas de la Iglesia" (Homilía del 29 de junio de 1972).
• Según San Pablo, el anticristo se manifestará precisamente después de que el Papa sea echado a un lado: "Tan solo con quitar de en medio a aquel que lo retiene, entonces se manifestará el impío" (2 Tes 2, 6-8).
Escribía el Canónico Roca, iluminista excomulgado que colaboró en la
infiltración contra la Iglesia: "En su forma actual, el Papado
desaparecerá, el nuevo orden social se implantará desde Roma pero al margen de
Roma, sin Roma, a pesar de Roma, contra Roma. Y esa nueva Iglesia aunque tal
vez no deba conservar nada de la disciplina escolástica y de la forma
rudimentaria de la Iglesia antigua, recibirá sin embargo de Roma la
consagración y la jurisdicción canónica".
La nueva iglesia apoyará la unificación de las religiones y
la falsa paz, cumpliéndose lo dicho por Jesucristo en el sentido de que incluso
los elegidos podrán ser engañados.
El Cardenal Karol Wojtyla fue muy claro cuando declaró, ante
el Congreso Eucarístico de Pennsylvania, en 1977: "Estamos ante la
confrontación histórica más grande que la humanidad haya tenido. Estamos ante
la contienda final entre la Iglesia y la anti-iglesia, el Evangelio y el
anti-evangelio. Esta confrontación descansa dentro de los planes de la Divina
Providencia y es un reto que la Iglesia entera tiene que aceptar".
Si la renuncia de Benedicto XVI fue nula por inexistencia,
el Cónclave fue inválido, pues nunca hubo sede vacante, y quien salió electo es
un antipapa. Esto no quiere decir que sea una persona mala. No. Francisco se ha
revelado como una persona buena y con buenas intenciones. El punto está en que
no es Papa a los ojos de Dios, y en que no goza del carisma de la inerrancia.
En 1917 les fue revelado a tres pastorcitos en Fátima,
Portugal, la misma revelación que tuvo el Papa San Pío X unos años antes, solo
que de forma todavía más precisa: "Vimos a un obispo vestido de blanco,
que teníamos el presentimiento fuera el Santo Padre, huir de un ciudad en
ruinas tembloroso y con paso vacilante".
La versión de Fátima apunta todavía más a que pudiera
tratarse del Papa que renunció, a Benedicto XVI, y explicaría la frase
"Vimos a un obispo vestido de blanco, que teníamos el presentimiento fuera
el Santo Padre". Si hubiera sido evidente que se trataba del Papa
reinante, lo habrían dicho de forma innegable. En cambio, vieron a un
"obispo vestido de blanco". Ellos nunca se pudieron imaginar el tema
de la "renuncia", por lo que solo tuvieron "el
presentimiento".
El segundo elemento es todavía más preciso y revelador: lo
vieron huyendo "tembloroso y con paso vacilante", lo cual puede
deberse a su avanzada edad.
Y un tercer elemento también revelador: de ese mismo obispo
vestido de blanco que antes ven huyendo de Roma, después afirman, a la hora en
que es asesinado sobre una colina, que se trataba del "Santo Padre".
Posteriormente a la huida del Papa legítimo, el antipapa se
quedará en Roma liderando la "nueva iglesia", apoyando la unión
apóstata de las religiones. Es la "abominación desoladora" anunciada
desde antiguo por el profeta Daniel, instaurada en el lugar santo.
En palabras del Cardenal Luigi Ciappi, teólogo personal del
Papa Juan Pablo II: "El Tercer Secreto se refiere a que la pérdida de la
fe en la Iglesia, es decir, la apostasía, saldrá de la cúspide de la
Iglesia".
Solo dos cosas son seguras en este momento: que por primera
vez en la historia hay Dos Papas en Roma, y que Benedicto XVI está más presente
que nunca. Baste recordar unas de sus últimas palabras estando aún en la Sede
de Pedro: "Ustedes estarán a mi lado, a pesar de que para el mundo yo
permanezca oculto": Benedicto XVI, Discurso al Clero Romano, 14 de Febrero
de 2013.
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Atención al minuto 1:07 hasta el 1:10, el Papa Benedicto, sí, dice commissum (error), en lugar de (commisso, la palabra correcta en este caso).
La web vaticana, ya lo ha rectificado.
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Importante escuchar todos los capítulos de
"El Golpe a Benedicto":
http://www.youtube.com/watch?v=6eXewngE-iU
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Que cada cuál saque sus propias conclusiones