"He venido por TODOS mis HIJOS con el deseo de
acercarlos a Nuestros Corazones"




El Señor expuesto las 24  horas del día en vivo y en directo

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LAS HORAS DE LA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
Las veinticuatro horas de la Pasión

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Meditaciones Sobre la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.
Para acompañar a Nuestro Señor Jesucristo, en cada Hora de su Pasión

Por Luisa Picarretta, hija de la Divina Voluntad. 
(En proceso de Beatificación)



HORA DE SAN JOSÉ
Para hacer los:
Domingos a la 21 horas
 Domingos 09:00 PM




Mensajes de Dios y la Virgen María (MDM)
http://kyrieokumbaya.blogspot.com.es/

Presentamos la Asociación por las Almas del Purgatorio. 
¡Inscribe a las tuyas! ¡Reza por todas!
Por RORATE CÆLI -23/11/2014


viernes, 27 de septiembre de 2013

La Iglesia no puede seguir insistiendo "solo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos".

Frases lapidarias o Bergogliadas

F._"La Iglesia no puede seguir insistiendo "solo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos"."

A.-Parece mentira, pero, lo ha dicho, aunque después que la frase ha salido en todos los medios dice... todo lo contrario.. .¡¿?!

F.-"...La cuestión para quien no cree en Dios es obedecer a su propia conciencia”, responde Francisco a la pregunta sobre si el Dios de los cristianos perdona a quien no cree..." 

A.- Entonces, para qué, Dios nos dio, los Diez Mandamientos? ¿?
Parece, con lo que Vd, dice, que seamos capaces de tener recta conciencia sin Dios.
¿Y si Dios, nos los dio, entonces por que lo hizo?, es que El, El Dios que nos Creó, no nos conocía? no sabía que teníamos que venir al mundo, con "el libro de instrucciones", Los Diez Mandamientos, porque, nacíamos, con tendencia al pecado, por culpa del pecado original, ?.
Entonces, con este razonamiento, ¿que debemos pensar acerca del misterio de la Redención, del Misterio de la Cruz, del atroz sufrimiento de Jesús en su Dolorosa Pasión?. El cual, vino al mundo a Crucificarse, para morir de muerte cruel para salvarnos y abrirnos las puertas del Cielo, que debemos pensar de este inmenso Amor de Dios, inabarcable para la criatura humana? de verdad, hacía falta tanto sufrimiento? si, obedeciendo nuestra propia conciencia ya estaba resuelto..., pero, Dios no nos dijo eso, si no que mandó a su Único Hijo Jesucristo, para que nos diera Testimonio de la Verdad.
Podemos salvarnos obedeciendo nuestra propia conciencia??
Adán y Eva siguieron su propia conciencia, no se detuvieron a pensar si estaba bien o mal desobedecer a Dios y pecaron... y Dios los echó del Paraíso. Nosotros descendientes de Adán y Eva, nosotros que llevamos el pecado original intrinsicamente unido a nuestro ser desde nuestro nacimiento, podemos salvarnos sin Dios? obedeciendo solo nuestra propia conciencia?
Entonces con esta teoría, si un ateo se salva siguiendo su propia conciencia, un cristiano, puede preguntarse, para qué voy a sacrificarme obedeciendo las Leyes de Dios, si para salvarse no hacen falta, pero, ya sabemos donde nos llevará el camino ancho y también que seguir a Cristo, es seguir el camino estrecho, pues no es más, el discípulo que el maestro.
Primero que lo que hacemos, siendo ateos es apartar a Dios de nuestra vida, y no quererlo reconocer como a Nuestro Creador, Nuestro Padre, Nuestro Dios y Señor de todas las cosas, en un "no te serviré", más o menos consciente, y esto considerándonos buenas personas, no creyentes (los de no robo, no mato, pero la Iglesia, no) dejando de obedecer el primer mandamiento "Amarás a Dios sobre todas las cosas" .
Decir esto: "...La cuestión para quien no cree en Dios es obedecer a su propia conciencia”, es demasiado ambiguo...por no decir otra cosa, porque puede haber un@ o mil ate@s, que su propia consciencia les dicte, vivir en concubinato, abortar...tomar anticonceptivos...etc...etc, y... entonces? ¿?
Un poco de caridad cristiana..., por el amor de Dios, hay que hablar a las personas claramente sobre su propio destino Eterno.
Sí.., Dios es la misma Misericordia..., Dios perdona siempre..., pero, también es la misma Justicia,
Y hay que pedir perdón, como dijo San Agustin (Obispo de Hipona): Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti. 

F.-"Cristianos sin Cristo hay muchos, como los que “buscan sólo devociones, muchas devociones, pero Jesús no está. ¡Y entonces te falta algo, hermano! Te falta Jesús. Si tus devociones te llevan a Jesús, entonces bien. Pero si te quedas ahí, entonces algo no marcha”. Después está “otro grupo de cristianos sin Cristo: los que buscan cosas un poco raras, un poco especiales, los que van detrás de las revelaciones privadas”

A.- Que quiere decir? que por ejemplo, los que tienen Devoción a la Divina Misericordia?, la Devoción a la Sangre de Jesús?, la Devoción al Santo Rosario?, la Devoción a las Santas Llagas de Jesús? la Devoción al Via Crucis?...etc...ect, y tantas..., cientos de devociones que forman parte de la religiosidad del pueblo de Dios,  que Jesús mismo ha revelado a tantos Santos y Santas, y que ell@s, a lo largo de los siglos, se han encargado de transmitir a la Iglesia....que estos, son cristianos sin Cristo? que quiere decir, pues?, que Jesús no está? ¿? donde no está ? no está en el corazón del que la reza?, o, no está en la devoción? ¿?
Sí puede no estar en el corazón, esto indica que hay que formar a las almas, catequizarlas, hacer amar más a Jesús, en la Eucaristía, en el Santísimo Sacramento, exponer al Señor con amor, arrodillándose ante Su Majestad, como decía y hacía Santa Teresa de Jesús.
Dando la comunión en la boca y de rodillas, enseñando con el ejemplo, como hay que ir a recibir a un Rey, nada más, ni nada menos que al Rey de los Cielos y la Tierra, no desacralizando!!
Papa Benedicto, cuanta falta nos haces!!

Los que no son devotos...no rezan devociones
Que la devoción tendría que ser mejor evidentemente, como hemos dicho, para esto está también la Iglesia, ¿no? para formar a sus hijos. para enseñar al que no sabe, que es una obra de misericordia.

Devociones, en donde no está Jesús?,  a que se refiere, a devociones populares, como la devoción a San Judas Tadeo, la devoción a Santa Rita.., etc...etc...? éstas que.... si la rezas tantos días...seguidos, y tal y tal... te darán suerte... te tocará la loteria....etc...,etc... Estas no son devociones, éstas son supersticiones y para qué, está la Iglesia, si no para formar....hay que leer los Evangelios, sí, pero, la Iglesia debe formar...e informar...

Menos mal, que San Judas Tadeo y Santa Rita..., en el Cielo, están por encima de la ignorancia humana, y con que amor deben sonreir y obtener de Dios las gracias, para darlas igualmente a la persona que con buena voluntad les reza este tipo de novenas..., Dios es Misericordioso, Sí, y Vd, lo dice muy a menudo.
Todos sabemos que se puede rezar a San Judas Tadeo y Santa Rita, en una devoción normal, con imprimatur.

Evidentemente, si se reza por superstición. Dios no dará ninguna gracia, tanto a través de los Santos, como si no, si a Dios se le convierte solo en un mero hacedor de milagros, o a un mago.
Algunas de estas devociones las han hecho suyas los de la "Nueva Era",  esto  sí  que  sería  un  tema a poner al corriente, por la Iglesia, y muy seriamente, pues, hay fieles que andan como ovejas sin pastor, pero Vd, sin embargo dice que la Iglesia esta en su mejor momento ¡¿?! 

Aparte de los incondicionales, que le aplauden todo, diga lo que diga, y todo lo justifican..., y mucho cuidado que no se haga lo mismo, y se use el cerebro el cuál Dios nos ha dado para pensar y que nos ha hecho libres para usarlo. Los demás sufridos fieles, hemos de estar todos los días, intentando desmenuzar punto por punto, deshaciendo entuertos, porque en donde digo "Digo", decía "Diego". Pues, hay que ver como somos, que  no entendemos nada...?
Pero, esta desorientación y falta de estabilidad hace sufrir... 

Sin embargo Jesús dijo: di al No, No, y al Si, Sí. 

Otra frase, que llama poderosamente la atención es: "...cristianos "sin Cristo", los que buscan cosas un poco raras, un poco especiales, los que van detrás de las revelaciones privadas...”.
Por ejemplo, las revelaciones de la Salette,  Fátima, y otras tantas aprobadas por la Iglesia... las hay que no están aprobadas, pero, están aceptadas en espera de su aprobación y de las cuales están surgiendo muchas conversiones. ¿Son cosas un poco raras?, un poco especiales? ¿no llevan a Jesús?

Vd, quizás quiso decir que si un fiel se dedica a ir solamente a por la revelaciones "privadas", por morbosidad, sin hacer nada de lo que nos manda Dios y la Iglesia? claro está, esto está mal, pero, si no se especifica, puede confundir a muchas almas, que sí creen en las revelaciones y que no son cristianos sin Cristo, sí no todo lo contrario, intentan cumplir con Dios y con la Iglesia, hay que matizar a quién va dirigido, pues eso de generalizar así, puede confundir...o, ya es eso.


Por otro lado es díficil, que todas las apariciones estén aprobadas, pues, para  que  una  revelación  sea  aprobada  por  la  Iglesia,  primero  el,  o  la  vidente,  tienen que haber fallecido. 

Y si en estos tiempos, hay tanta proliferación de apariciones (eso no quita, que algunas no sean verdaderas) ¿no será porque el Cielo nos está avisando?, por que Dios nos ama y nos advierte de los peligros? tal como estamos experimentando en esta sociedad relativista y atea que estamos viviendo, donde a lo bueno, se le llama malo y a lo malo, bueno.

Dice Vd, "...Cristianos sin Cristo...los que van detrás de las revelaciones privadas..." ¿?
¿O, Dios Padre, Jesús y María vienen a nuestro encuentro con Amor, para advertirnos?
Debemos tener en cuenta que Dios nos puede estar hablando ahora..., sí, sí... ahora en esta época, tan apóstata, que no es diferente a otra respecto al poder de Dios, Dios nos habla ahora, o acaso Dios tiene menos poder ahora, que antes cuando hablaba a los profetas? diga quien lo diga?.

¿Que le vamos a decir cuando lleguemos al Tribunal de  Dios  y  veamos  que  sí,  que  Dios  realmente nos estaba hablando y le hicimos caso omiso? yo prefiero acogerme a estas disposiciones:

«En cuanto a las revelaciones privadas, es mejor creer que no creer en ellas; porque si crees y resultan ser verdaderas, te sentirás feliz de que creíste, porque Nuestra Santa Madre lo pidió. Y si resultan ser falsas, tú recibes todas las bendiciones como si fueran verdaderas, porque creíste que eran verdad.» (Papa Urbano VIII, 1636 )
SS. Pablo VI, con fecha 14 de Octubre de 1966, confirmó el Decreto de la Congregación para la Doctrina de la Fé y permitió la publicación de escritos relacionados con apariciones sobrenaturales, "...la difusión de revelaciones privadas, no se anticipa al juicio de la Santa Madre Iglesia, Esposa Gloriosa de Cristo. Simplemente las propone a consideración de los hombres de buena voluntad..."

F-"..También la Iglesia es en cierto sentido viuda: su esposo se ha ido y ella camina en la historia esperando reencontrarle, encontrarse con Él. Entonces ella será la esposa definitiva”. Pero —advirtió— “entretanto la Iglesia está sola”, y el Señor no es para ella visible: así que “tiene una cierta dimensión de viudedad”.

A.- Esta es, otra frase llena de ambiguedad: "...también la Iglesia es en cierto sentido viuda..." su esposo se ha ido y ella camina en la historia esperando reencontrarle, encontrarse con Él." ¡¡¿?!!

La Santa Madre Iglesia es la Esposa Gloriosa de Cristo
, y ésta frase: “entretanto la Iglesia está sola” ¡¡¿?!!  y la otra, refiriéndose a que la Iglesia es en cierto sentido viuda: Me dejan perpleja y desconcertada, por no decir otra cosa..., intentos de quitar el sentido trascendental de la Eucaristía?, no quisiera, imaginar esto último...aunque, si tengo que ser sincera me viene a la cabeza.
Estás frases tan sonantes, podrían ser de alguna manera mensajes subliminales ¿¿?? /:(

-No devociones
-No revelaciones
-La Iglesia es en cierto sentido viuda...entretanto la iglesia está sola
-Obedecer su propia conciencia

Que le pasa a una viuda.  
DRAE: 1. adj. Se dice de la persona a quien se le ha muerto su cónyuge y no ha vuelto a casarse. U. t. c. s.

Francisco: "...También la Iglesia es en cierto sentido viuda: su esposo se ha ido y ella camina en la historia esperando reencontrarle...", "...entretanto la Iglesia está sola...
"...Si El Esposo de la Iglesia es Cristo y (Francisco dice: "...que El se ha ido y Ella, entretanto se ha quedado sola..."), no quiere decir todo esto, lo contrario a la verdad? para que?, que cada uno saque sus propias conclusiones.

Verdaderamente, Cristo Murió y Resucitó.

También dijo"El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día."  Juan 6:54

Jesús dijo: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida".  (Juan 14:6) 

Jesús, es el Camino, y lo encontramos ya aquí en al Tierra, en la Eucaristía, anticipo del Cielo, en la Consagración El se hace Pan Vivo bajado del Cielo, para nosotros. 

Juan Pablo II: La Iglesia vive del Cristo eucarístico, de Él se alimenta y por Él es iluminada

Juan Pablo II dijo: "Cristo Vive, en la Iglesia, está en nosotros portadores de esperanza e inmortalidad, si habéis encontrado a Cristo, vivid a Cristo, vivid con Cristo, y anunciadlo, en 3ª Persona, como auténticos testigos: Para mí, la vida es Cristo"

Juan Pablo II: "Sacerdote de la Nueva Alianza, resucitó y subió a los Cielos, para entrar así, en el Santuario Celeste y presentar al Padre perennemente la Sangre que un día derramó sobre la Cruz, es el mismo Cristo Quíen viene al altar. 
Ante la Sagrada Hostia volvemos a escuchar las dulces palabras:
" Venid a Mí, todos los que estáis fatigados y cansados,que Yo os aliviaré.   

Juan Pablo II: "La Eucaristía es verdadero banquete, en el cual Cristo se ofrece como alimento". 

Juan Pablo II: "La Eucaristía, «es, en cierto sentido, anticipación del Paraíso y «prenda de la gloria futura» [...] Quien se alimenta de Cristo en la Eucaristía no tiene que esperar el más allá para recibir la vida eterna: la posee ya en la tierra como primicia de la plenitud futura, que abarcará al hombre en su totalidad". 

Juan Pablo II:  "Si la Eucaristía es centro y cumbre de la vida de la Iglesia, también lo es del ministerio sacerdotal. Por eso, con ánimo agradecido a Jesucristo, nuestro Señor, reitero que la Eucaristía es la principal y central razón de ser del sacramento del sacerdocio, nacido efectivamente en el momento de la institución de la Eucaristía y a la vez que ella".

Benedicto XVI:
Exhortación apóstolica
SACRAMENTUM CARITATIS
Sobre la Eucaristía fuente y culmen de la vida y de la Misión de la Iglesia ( Bellísimo)

Benedicto XVI
Alimento de la Verdad
2. En el Sacramento del altar, el Señor va al encuentro del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1, 27), acompañándole en su camino. En efecto, en este Sacramento el Señor se hace comida para el hombre hambriento de verdad y libertad. Puesto que solo la verdad nos hace auténticamente libres (cf. Jn 8, 36).
Cristo se convierte para nosotros en alimento de la Verdad.
(...)
(página, 8, del libro: "SACRAMENTUM CARITATIS")

http://books.google.es/books?id=7lIS3wCuQhwC&printsec=frontcover&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false

Rezo por Vd, todos los días.
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Carta de profundo contenido, escrita por la sutil pluma de una mujer muy valiente, que dice lo que siente y piensa, y lo que a mí me hubiera gustado decir...gracias Lucrecia!
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Escrito por: Lucrecia Rego de Planas el 26 Sep 2013 - URL Permanente


Comparto con ustedes la carta que envié esta mañana a nuestro Papa Francisco. Confío en que la recibirá en un par de días más a partir de hoy.

Huixquilucan, México, a 23 de septiembre del 2013

Muy querido Papa Francisco:
Me da mucho gusto tener esta oportunidad para saludarte.

Seguramente no te acordarás de mí y lo comprendo, pues, viendo a tanta gente cada día, debe ser muy difícil para ti recordar a todas las personas con las que has dialogado y convivido en algún momento de tu vida.

A lo largo de los últimos 12 años, coincidimos, tú y yo, varias veces, en algunas reuniones, encuentros y congresos eclesiales que se llevaron a cabo en ciudades de Centro y Sudamérica con distintos temas (comunicación, catequesis, educación), lo cual me dio la oportunidad de convivir contigo durante varios días, durmiendo bajo el mismo techo, compartiendo el mismo comedor y hasta la misma mesa de trabajo.

En aquel entonces, tú eras el Arzobispo de Buenos Aires y yo era la directora de un importante medio de comunicación católico. Ahora, tú eres nada más y nada menos que el Papa y yo soy… sólo una madre de familia, cristiana, con un esposo muy bueno y nueve hijos, que da clases de Matemáticas en la Universidad y que trata de colaborar lo mejor que puede con la Iglesia, desde el lugar en que Dios le ha puesto.

De aquellas reuniones en las que coincidimos hace ya varios años, recuerdo que en más de una ocasión te dirigiste a mí diciéndome:

– "Niña, decime Jorge Mario, que somos amigos", a lo que yo respondía asustada:

– "De ninguna manera, Sr. Cardenal! ¡Dios me libre de tutear a uno de sus príncipes en la Tierra!

Ahora, en cambio, sí me atrevo a tutearte, pues ya no eres el Card. Bergoglio, sino el Papa, mi Papa, el dulce Cristo en la tierra, a quien tengo la confianza de dirigirme como a mi propio padre.

Me he decidido a escribirte porque estoy sufriendo y necesito que me consueles.

Te explicaré lo que me sucede, tratando de ser lo más breve posible. Sé que te gusta consolar a los que sufren y ahora, yo soy uno de ellos.

Cuando te conocí por primera vez, siendo el cardenal Bergoglio, y durante esas convivencias cercanas, me llamaba la atención y me desconcertaba que nunca hacías las cosas como los demás cardenales y obispos. Por poner algunos ejemplos: eras el único entre ellos que no hacía la genuflexión frente al sagrario ni durante la Consagración; si todos los obispos se presentaban con su sotana o traje talar, porque así lo requerían las normas de la reunión, tú te presentabas con traje de calle y alzacuellos. Si todos se sentaban en los lugares reservados para los obispos y cardenales, tú dejabas vacío el sitio del cardenal Bergoglio y te sentabas hasta atrás, diciendo “aquí estoy bien, así me siento más a gusto”. Si los demás llegaban en un coche correspondiente a la dignidad de un obispo, tú llegabas, más tarde que los demás, ajetreado y presuroso, contando en voz alta tus encuentros en el transporte público que habías elegido para llegar a la reunión.

Al ver esas cosas, ¡qué vergüenza contártelo!, yo decía para mis adentros:

– “Uf… ¡qué ganas de llamar la atención! ¿por qué no, si quiere ser de verdad humilde y sencillo, mejor se comporta como los demás obispos para pasar desapercibido?”.

Mis amigos argentinos que también asistían a esas reuniones, notaban de alguna manera mi desconcierto, y me decían:

“No – "No eres la única. A todos nos desconcierta siempre, pues sabemos que tiene los criterios claros, ya que en sus discursos formales muestra unas convicciones y certezas siempre fieles al Magisterio y a la Tradición de la Iglesia; es un valiente y fiel defensor de la recta doctrina. Pero… al parecer, le gusta caerle bien a todos y estar bien con todos, así que puede un día decir un discurso en la TV en contra del aborto y, al día siguiente, en la misma TV, aparecer bendiciendo a las feministas pro-aborto en la Plaza de Mayo; puede decir un discurso maravilloso contra los masones y, unas horas después, estar cenando y brindando con ellos en el Club de Rotarios.”

Mi querido Papa Francisco, ése fue el Card. Bergoglio que conocí de cerca: un día charlando animadamente con Mons. Duarte y Mons. Aguer acerca de la defensa de la vida y de la Liturgia y, ese mismo día, en la cena, charlando, igual de animadamente, con Mons. Ysern y Mons. Rosa Chávez acerca de las comunidades de base y las terribles barreras que significan “las enseñanzas dogmáticas” de la Iglesia. Un día, amigo del Card. Cipriani y del Card. Rodríguez Maradiaga, hablando de la ética empresarial y en contra de las ideologías de la Nueva Era y, un rato después, amigo de Casaldáliga y Boff hablando de lucha de clases y de "la riqueza" que las técnicas orientales pueden aportar a la Iglesia.

Con estos antecedentes, comprenderás que abrí unos ojos enormes en el momento que escuché tu nombre después del “Habemus Papam” y, desde ese momento (antes de que tú lo pidieras) recé por ti y por mi querida Iglesia. Y no he dejado de hacerlo ni un solo día, desde entonces.
Cuando te vi salir al balcón, sin roquete y sin muceta, rompiendo el protocolo del saludo y la lectura del texto en latín, buscando con ello diferenciarte del resto de los Papas de la historia, dije sonriendo preocupada para mis adentros:

– “Sí, no cabe duda. Se trata del cardenal Bergoglio”.

Durante los días que siguieron a tu elección, me diste varias oportunidades para confirmar que eras el mismo a quien yo había conocido de cerca, siempre buscando ser diferente, pues pediste zapatos distintos, anillo distinto, cruz distinta, silla distinta y hasta habitación y casa distinta al resto de los Papas, que siempre se habían acomodado humildemente a lo ya existente, sin requerir de cosas “especiales” para ellos.

En esos días estaba yo tratando de recuperarme del dolor inmenso que sentía por la renuncia de mi queridísimo y admiradísimo Papa Benedicto XVI, con quien me identifiqué desde el inicio de manera extrema, por su claridad en sus enseñanzas (es el mejor profesor del mundo), por su fidelidad a la Sagrada Liturgia, por su valentía en defender la recta doctrina en medio de los enemigos de la Iglesia y por mil cosas más que no enumeraré. Con él en el timón de la Barca de Pedro, yo sentía que pisaba sobre tierra firme. Y con su renuncia, sentí que la tierra desaparecía bajo mis pies, pero la entendí, pues realmente los vientos estaban demasiado tempestuosos y el papado significaba algo demasiado rudo para sus fuerzas disminuidas por la edad, en la terrible y violenta guerra cultural que estaba librando.

Me sentía como abandonada en medio de la guerra, en pleno terremoto, en lo más feroz de un huracán y fue cuando llegaste tú a sustituirlo en el timón. ¡Tenemos capitán de nuevo, demos gracias a Dios! Confié plenamente (sin ninguna duda de por medio) en que, con la asistencia del Espíritu Santo, con la oración de todos los fieles, con el peso de la responsabilidad, con la asesoría del equipo de trabajo en el Vaticano y con la consciencia de estar siendo observado por todo el mundo, el Papa Francisco dejaría atrás las cosas especiales y las ambivalencias del Card. Bergoglio y tomaría de inmediato el mando del ejército, para, con fuerzas renovadas, continuar los pasos en la lucha intensa que su predecesor venía librando.

Pero, para mi sorpresa y desconcierto, mi nuevo general, en lugar de tomar las armas al llegar, comenzó su mandato utilizando el tiempo del Papa para telefonearle a su peluquero, a su dentista, a su casero y a su periodiquero, atrayendo las miradas hacia su propia persona y no hacia los asuntos relevantes del papado.

Han pasado seis meses desde entonces y reconozco, con cariño y emoción, que has hecho trillones de cosas buenas. Me gustan mucho (muchísimo) tus discursos formales (a los políticos, a los ginecólogos, a los comunicadores, en la Jornada de la Paz, etcétera) y tus homilías en las Fiestas Solemnes, porque en ellas se nota una minuciosa preparación y una profunda meditación de cada palabra empleada. Tus palabras, en esos discursos y homilías, han sido un verdadero alimento para mi espíritu. Me gusta mucho que la gente te quiera y te aplauda. ¡Eres mi Papa, el Jefe Supremo de mi Iglesia, de la Iglesia de Cristo!

Sin embargo, y esta es la razón de mi carta, debo decirte que también he sufrido (y sufro) con muchas de tus palabras, porque has dicho cosas que las he sentido como estocadas en el bajo vientre a mis intentos sinceros de fidelidad al Papa y al Magisterio.

Me siento triste, sí, pero la mejor palabra para expresar mis sentimientos actuales es la perplejidad. No sé, de verdad, qué debo hacer, no sé qué debo decir y qué callar, no sé hacia dónde tirar ni hacia dónde aflojar. Necesito que me orientes, querido Papa Francisco. De verdad estoy sufriendo, y mucho, por esa perplejidad que me tiene inmóvil.

Mi grave problema es que he dedicado gran parte de mi vida al estudio de la Sagrada Escritura, de la Tradición y el Magisterio, con el objetivo de tener razones firmes para defender mi fe. Y ahora, muchas de esas bases firmes resultan contradictorias con lo que mi querido Papa hace y dice. Estoy perpleja, de verdad, y necesito que me digas qué debo hacer.

Me explico con algunos ejemplos:

No puedo aplaudirle a un Papa que no hace la genuflexión frente al Sagrario ni en la Consagración como lo marca el ritual de la Misa, pero tampoco puedo criticarlo, pues ¡Es el Papa!

Benedicto XVI nos pidió, en la Redemptionis Sacramentum, que informáramos al obispo del lugar de las infidelidades y abusos litúrgicos que viéramos. Pero… ¿debo informar al Papa, o a quién, por encima de él, que el Papa no respeta la liturgia? ¿O al Papa no se le reporta? No sé qué debo hacer. ¿Desobedezco las indicaciones de nuestro Papa emérito?

No puedo sentirme feliz de que hayas eliminado el uso de la patena y los reclinatorios para los comulgantes; y menos me puede encantar que no bajes nunca a dar la comunión a los fieles, que no te llames a ti mismo “el Papa” sino sólo “el obispo de Roma”, que no uses ya el anillo de pescador, pero tampoco puedo quejarme, pues ¡eres el Papa!

No puedo sentirme orgullosa de que le hayas lavado los pies a una mujer musulmana en el Jueves Santo, pues es una violación a las normas litúrgicas, pero no puedo decir ni pío, pues ¡Eres el Papa, a quien respeto y le debo ser fiel!

Me dolió terriblemente cuando castigaste a los frailes franciscanos de la Inmaculada porque celebraban la Misa en el rito antiguo, pues tenían el permiso expreso de tu predecesor en la Summorum Pontificum. Y castigarlos, significa ir en contra de las enseñanzas de los Papas anteriores. Pero ¿a quién le puedo contar mi dolor? ¡Eres el Papa!

No supe qué pensar ni qué decir, cuando te burlaste públicamente del grupo que te mandó un ramillete espiritual, llamándoles “ésos que cuentan las oraciones”. Siendo el ramillete espiritual una tradición hermosísima en la Iglesia, ¿qué debo pensar yo, si a mi Papa no le gusta y se burla de quienes los ofrecen?

Tengo mil amigos “pro-vida” que, siendo católicos de primera, los derrumbaste hace unos días al llamarles obsesionados y obsesivos. ¿Qué debo hacer yo? ¿Consolarlos, suavizando falsamente tus palabras o herirlos más, repitiendo lo que tú dijiste de ellos, por querer ser fiel al Papa y a sus enseñanzas?

En la JMJ llamaste a los jóvenes a que “armaran lío en las calles”. La palabra “lío”, hasta donde yo sé, es sinónimo de “desorden”, “caos”, “confusión”. ¿De verdad eso es lo que quieres que armen los jóvenes cristianos en las calles? ¿No hay ya bastante confusión y desorden como para incrementarlo?

Conozco a muchas mujeres solteras mayores (solteronas), que son muy alegres, muy simpáticas y muy generosas y que se sintieron verdaderas piltrafas cuando tú le dijiste a las religiosas que no debían tener cara de solteronas. Hiciste sentir muy mal a mis amigas y a mí me dolió en el alma por ellas, pues no tiene nada de malo haberse quedado soltera y dedicar la vida a las buenas obras (de hecho, la soltería viene especificada como una vocación en el Catecismo). ¿Qué les debo decir yo a mis amigas “solteronas”? ¿Que el Papa no hablaba en serio (cosa que no puede hacer un Papa) o mejor les digo que apoyo al Papa en que todas las solteronas tienen cara de religiosas amargadas?

Hace un par de semanas dijiste que “éste, que estamos viviendo, es uno de los mejores tiempos de la Iglesia”. ¿Cómo puede decir eso el Papa, cuando todos sabemos que hay millones de jóvenes católicos viviendo en concubinato y otros tantos millones de matrimonios católicos tomando anticonceptivos; cuando el divorcio es “nuestro pan de cada día” y millones de madres católicas matan a sus hijos no nacidos con la ayuda de médicos católicos; cuando hay millones de empresarios católicos que no se guían por la doctrina social de la Iglesia, sino por la ambición y la avaricia; cuando hay miles de sacerdotes que cometen abusos litúrgicos; cuando hay cientos de millones de católicos que jamás han tenido un encuentro con Cristo y no conocen ni lo más esencial de la doctrina; cuando la educación y los gobiernos están en manos de la masonería y la economía mundial en manos del sionismo? ¿Es éste el mejor tiempo de la Iglesia?

Cuando lo dijiste, querido Papa, me aterré pensando si lo decías en serio. Si el capitán no está viendo el iceberg que tenemos enfrente, es muy probable que nos estrellemos contra él. ¿Lo decías en serio porque así lo crees sinceramente o fue “sólo un decir”?

Muchos grandes predicadores se han sentido desolados al saber que dijiste que ya no hay que hablar más de los temas de los cuales la Iglesia ya ha hablado y que están escritos en el Catecismo. Dime, querido Papa Francisco, ¿qué debemos hacer, entonces, los cristianos que queremos ser fieles al Papa y también al Magisterio y a la Tradición? ¿Dejamos de predicar aunque San Pablo nos haya dicho que hay que hacerlo a tiempo y destiempo? ¿Acabamos con los predicadores valientes, los forzamos a enmudecer, mientras apapachamos a los pecadores y con dulzura les decimos que, si pueden y quieren, lean el Catecismo para que sepan lo que la Iglesia dice?

Cada vez que hablas de “los pastores con olor a oveja”, pienso en todos aquellos sacerdotes que se han dejado contaminar por las cosas del mundo y que han perdido su aroma sacerdotal para adquirir cierto olor a podredumbre. Yo no quiero pastores con olor a oveja, sino ovejas que no huelen a estiércol porque su pastor las cuida y las mantiene siempre limpias.

Hace unos días hablaste de la vocación de Mateo con estas palabras: “Me impresiona el gesto de Mateo. Se aferra a su dinero, como diciendo: ‘¡No, no a mí! No, ¡este dinero es mío!”. No pude evitar comparar tus palabras con el Evangelio (Mt 9, 9), contra lo que el mismo Mateo dice de su vocación: “Y saliendo Jesús de allí, vio a un hombre que estaba sentado frente al telonio, el cual se llamaba Mateo, y le dijo: Sígueme. Y éste se levantó y le siguió.”

No puedo ver en dónde está el aferramiento al dinero (tampoco lo veo en el cuadro de Caravaggio). Veo dos narraciones distintas y una exégesis equivocada. ¿A quién debo creer, al Evangelio o al Papa, si quiero (como de verdad quiero) ser fiel al Evangelio y al Papa?

Cuando hablaste de la mujer que vive en concubinato después de un divorcio y un aborto, dijiste que “ahora vive en paz”. Me pregunto: ¿Puede vivir en paz una mujer que está voluntariamente alejada de la gracia de Dios?

Los Papas anteriores, desde San Pedro hasta Benedicto XVI, han dicho que no es posible encontrar la paz lejos de Dios, pero el Papa Francisco lo ha afirmado. ¿Qué debo apoyar, el magisterio de siempre o esta novedad? ¿Debo afirmar, a partir de hoy, para ser fiel al Papa, que la paz se puede encontrar en una vida de pecado?

Después, soltaste la pregunta pero dejaste sin respuesta lo que debe hacer el confesor, como si quisieras abrir la caja de Pandora, sabiendo que hay cientos de sacerdotes que, equivocadamente, aconsejan seguir en concubinato. ¿Por qué mi Papa, mi querido Papa, no nos dijo en pocas palabras lo que se debe aconsejar en casos como éste, en lugar de abrir la duda en los corazones sinceros?

Conocí al cardenal Bergoglio en plan casi familiar y soy testigo fiel de que es un hombre inteligente, simpático, espontáneo, muy dicharachero y muy ocurrente. Pero, no me gusta que la prensa esté publicando todos tus dichos y ocurrencias, porque no eres un párroco de pueblo; no eres ya el arzobispo de Buenos Aires; ahora eres ¡el Papa! y cada palabra que dices como Papa, adquiere valor de magisterio ordinario para muchos de los que te leemos y escuchamos.

En fin, ya escribí demasiado abusando de tu tiempo, mi buen Papa. Con los ejemplos que te he dado (aunque hay muchos otros) creo que he dejado claro el dolor por la incertidumbre y perplejidad que estoy viviendo.

Sólo tú puedes ayudarme. Necesito un guía que ilumine mis pasos con base en lo que siempre ha dicho la Iglesia, que hable con valentía y claridad, que no ofenda a quienes trabajamos por ser fieles al mandato de Jesús; que le llame “al pan, pan y al vino, vino”, ‘pecado’ al pecado y ‘virtud’ a la virtud, aunque con ello arriesgue su popularidad. Necesito de tu sabiduría, de tu firmeza y claridad. Te pido ayuda, por favor, pues estoy sufriendo mucho.

Sé que Dios te ha dotado de una inteligencia muy aguda, así que, tratando de consolarme a mí misma, he podido imaginar que todo lo que haces y dices es parte de una estrategia para desconcertar al enemigo, presentándote ante él con bandera blanca y logrando así que baje la guardia. Pero me gustaría que nos compartieras tu estrategia a los que luchamos de tu lado, pues, además de desconcertar al enemigo, también nos estás desconcertando a nosotros y ya no sabemos hacia dónde está nuestro cuartel y hacia dónde está el frente enemigo.

Te agradezco, una vez más, todo lo bueno que has hecho y dicho en las fiestas grandes, cuando tus homilías y discursos han sido hermosos, porque de verdad me han servido muchísimo. Tus palabras me han animado e impulsado a amar más, a amar siempre, a amar mejor y a enseñarle al mundo entero el rostro amoroso de Jesús.

Te mando un abrazo filial muy cariñoso, mi querido Papa, con la seguridad de mis oraciones. Te pido también las tuyas, por mí y por mi familia, de la cual te anexo una fotografía, para que puedas rezar por nosotros, con caras y cuerpos conocidos.

Tu hija que te quiere y reza todos los días por ti,

Lucrecia Rego de Planas