La verdad escuece. El engaño se hace cada vez más palpable
22/05/2017 . by Montserrat Sanmartí
Fernández
La actualidad eclesial está que echa chispas. Y no es para
menos. ¿El motivo? Un simple prólogo de Benedicto XVI al libro del Cardenal
Sarah: La fuerza del silencio frente a la dictadura del ruído, y que ya
aparecerá en las próximas ediciones del mismo. Nos hacíamos eco de la noticia aquí.
Como habrán podido comprobar, Benedicto refrenda la labor de monseñor Sarah, (pueden leer el prólogo completo del libro en
aquí)
Prefecto para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, diciendo, en
resumidas cuentas que “La liturgia está en buenas manos con monseñor”.
Tal y como era previsible, poco han tardado los detractores
de Sarah y de Benedicto en “perder los papeles” y en comenzar a desacreditar al
Papa emérito por tales afirmaciones. Y es que, estas palabras tan sencillas y
tan educadas, no pueden soportarlas aquellos que están deseando cambiar la
Iglesia hasta el punto de que no la conozca ni el propio Jesucristo.
El primero en “saltar y molestar estrepitosamente”, haciendo
honor a su apellido, ha sido Andrea Grillo, profesor de Teología en el
Pontificio Ateneo San Anselmo de Roma. De Sarah dijo que era un “incompetente e
inadecuado”. De Benedicto que es mejor que se calle porque es obispo emérito.
Puede leer más aquí.
Es fácil entender el por qué este señor ha entrado en
cólera, y ha sido, ni más ni menos, porque ha visto en las
sencillas palabras de Benedicto una amenaza a su “labor”, muy alejada, por
cierto, de la del cardenal Sarah.
Otro que no ha tardado en mostrar sus uñas ha sido José
Manuel Vidal, en la siguiente
entrada al blog francisquista Religión Digital. Sus palabras, que
vienen a ser el reflejo de las de Grillo, no tienen desperdicio. Tilda de
“pecado” la intervención de Benedicto con estas expresiones:
“El ‘pecado’ ratzingeriano no consiste tanto en escribir el
prólogo a un libro, sino en escribir un prólogo a un libro del cardenal Sarah, uno
de los purpurados con poder más resistentes al pontificado y a las
reformas de Francisco. Más aún, en el susodicho prólogo exalta al prefecto del
dicasterio de Liturgia, que tantos quebraderos de cabeza está ocasionando al
Papa Bergoglio. Porque Sarah, el cardenal africano, no es un purpurado
cualquiera. Es, junto al alemán Müller, prefecto de Doctrina de la Fe, la
dupla de los cardenales resistentes con auténtico poder en la Iglesia. Porque
son ‘ministros’ del Papa. Eso sí, ministros que disienten, incluso
públicamente, de las órdenes de su ‘jefe'”.
Andrea Grillo, desacredita duramente a Benedicto XVI
por el
prólogo del libro del Cardenal Sarah, y también
llama a Sarah incompetente e
inadecuado.
Según se desprende de su escrito, que como decimos es un
fiel reflejo de las palabras vertidas por Grillo, Benedicto, hasta ahora, había
cumplido muy bien con su “papel de estarse quietecito y calladito”, porque su
renuncia, según ellos, así lo exige. Pero ahora, el nonagenario ha cruzado la
“línea roja” y ha decidido hablar en una cuestión, a nuestro parecer, de vital
importancia en los momentos que estamos viviendo, porque, de no hablar,
estaríamos a un paso de “aprobar por silencio cómplice” los cambios que sabemos
se están gestando para reunir en una sola celebración a luteranos y católicos,
es decir, el poder llegar a la “intercomunión católico-luterana”, tal como
hemos sido testigos en los festejos de Lund y en el propio Vaticano con la mal
llamada Celebración del 5º centenario de la iglesia luterana . Era, pues, de
rigor, que como siempre, la sutileza e inteligencia de Ratzinger saltara
en el momento oportuno. No el momento que todos los católicos estábamos
reclamando a Dios en nuestras oraciones por Benedicto. ¡NO! Tanto que se le ha
criticado de parte de ciertos sectores, acusándole de pusilánime o cobarde por
“renunciar” y por guardar silencio. Muchos de nosotros, no obstante, creíamos
en nuestro foro más interno, que Benedicto está donde está por algo, que
sigue vistiendo de blanco por algo, que sigue haciéndose llamar Su Santidad por
algo……..Pero parece que muchos prefieren a un Benedicto amordazado, silenciado
y ocupado únicamente en rezar y ofrecer su vida en aras de la Iglesia
francisquista. Por eso, esta intervención les ha resultado como un golpe bajo
que no esperaban, porque después de cuatro años de sufrido silencio creían que
todo lo tenían controlado. De todos modos, nosotros tenemos serias dudas de que
haya estado siempre callado, a pesar de que se le haya tratado de silenciar, y
prueba de ello son sin duda las siguientes intervenciones:
– una para decir que la evangelización no puede ser
reemplazada por el ecumenismo (que molestó muchísimo):
– otra para alabar el primer libro de Sarah “Dios o nada”:
– otra para alabar al Card. Sarah y su testimonio en Guinea
en una visita que le hizo:
– otra, para comentar la crisis de claridad doctrinal que
vino a la Iglesia tras el CVII:
-otra más en la celbración del 60 aniversario de su
ordenación sacerdotal en el Vaticano donde habló de la Transubstanciación, a
sabiendas de lo que están tramando:
Por tano, no es exactamente que BXVI haya guardado silencio
hasta ahora, sino que, en realidad, si nos ponemos a pensar, ha ido pastoreando
la Iglesia con intervenciones puntuales, porque él sigue sintiendo la
responsabilidad de guiar a la Iglesia verdadera instituida por Jesucristo. Pero
ciertamente, la intervención a la que nos referimos en el presente artículo ha
sido la que más les ha molestado, porque de alguna manera, trunca las
espectativas ecuménicas que están deseando introducir velozmente y eso ha hecho
que los partidarios de Francisco hayan saltado con expresiones coléricas e
inapropiadas que nadie esperaría de “personas misericordiosas” que siguen el
llamado de cambio y apertura que se está propiciando desde la Sede Petrina.
Me pregunto ¿Quiénes son los que tienen derecho a decir lo
que piensan en una Iglesia que es tan “misericordiosa”, tan “tendedora de
puentes”, tan a la “escucha del hermano? ¿Quiénes pueden hablar? ¿Los que obran
el mal y vienen a la nueva Iglesia para conciliar sus conciencias embadurnadas
de pecado? ¿Puede un abuelo en su propia casa aleccionar a sus hijos y nietos,
mostrarles su opinión frente a lo que ve que está bien o lo que está mal,
aunque las decisiones ya no sean tomadas por él directamente? ¿Puede hablar, en
este caso Benedicto, como persona sabia y erudita, conocedora en extremo de
todo el entramado eclesial? ¿O directamente se le “descarta” (otra de las
palabras preferidas de Francisco), porque ya cumplió su papel y es mejor que se
calle porque ya está de más, porque es “emérito”? ¿Acaso la edad no es un
grado? A estos que se las dan de eruditos y sabios, tal vez les viniera muy
bien leer las Fábulas de Esopo, donde la petulancia, la altivez y la
arrogancia, quedan siempre mal paradas, porque siempre triunfa la verdad y la
humildad.
Creo que todos estos hechos, que en principio pueden descorazonarnos, deben ser un motivo más de gozo, porque son un gran bien para la Verdadera Iglesia. Benedicto ha salido en el momento preciso, cual faro que alumbra a los naúfragos perdidos en la oscura tormenta. Su brillo ha sido magistral. El que quiera entender, puede hacerlo, porque ahora ya sabe, de boca del propio Ratzinger, lo que está bien y lo que está mal. Ya nadie podrá alegar desconocimiento, ignorancia. Benedicto ha hablado y lo ha hecho maravillosamente. Este hecho, unido a otros que estamos viendo estos días, como la intervención del P. Clovis, que ha afirmado que Francisco está haciendo emerger la falsa Iglesia, o el cardenal Cafarra que nos mueve a ser testigos de la verdad en la Iglesia y en el mundo, creo que son un punto de inflexión crucial.
Creo que todos estos hechos, que en principio pueden descorazonarnos, deben ser un motivo más de gozo, porque son un gran bien para la Verdadera Iglesia. Benedicto ha salido en el momento preciso, cual faro que alumbra a los naúfragos perdidos en la oscura tormenta. Su brillo ha sido magistral. El que quiera entender, puede hacerlo, porque ahora ya sabe, de boca del propio Ratzinger, lo que está bien y lo que está mal. Ya nadie podrá alegar desconocimiento, ignorancia. Benedicto ha hablado y lo ha hecho maravillosamente. Este hecho, unido a otros que estamos viendo estos días, como la intervención del P. Clovis, que ha afirmado que Francisco está haciendo emerger la falsa Iglesia, o el cardenal Cafarra que nos mueve a ser testigos de la verdad en la Iglesia y en el mundo, creo que son un punto de inflexión crucial.
Me pregunto si pronto presenciaremos el Cisma profetizado
por la beata Anna Catalina Emmerich. Convendría desempolvar sus escritos porque
mucho me temo que están cumpliéndose al dedillo y los hechos que estamos
presenciando coinciden plenamente con los descritos por ella. Me pregunto, así
mismo, si en este año del Centenario de Fátima estarán también por cumplirse
las palabras del “Obispo vestido de blanco”, que han tratado de hacernos creer
que ya se cumpleron, o como en Fátima hace escasos días, hubo quien se
autodefinió como si de él se tratara, pero que, a poco que se investigue,
es todo una falsedad. ¿Puede ser que el “Obispo vestido de blanco” sea el
mismo que ha desatado toda esta tormenta mediática en el horizonte
digital? Toca seguir observando de cerca todos los acontecimientos, pero creo
que este año es crucial para la Iglesia de Cristo. Como decía el título de este
artículo: La verdad escuece. El engaño se hace cada vez más palpable. Y añado:
la verdad se defiende sola.
Nadie desea un Cisma, ningún católico lo quiere, porque
muchos podrían correr el riesgo de perderse eternamente. Pero es claro que ya
se están formando dos bandos bien visibles para cualquiera que sea un poco
observador, que esté interesado en su fe y en su Iglesia y desee estar en la
verdad. Todo lo que suceda, no cabe duda que será el plan trazado por Dios y
para bien de sus fieles y para que se cumpla hasta la última tilde de la
Escritura. Si es como suponemos, estos hechos adelantarán el tiempo para que se
den el Triunfo de la Iglesia, que no defeccionará, y del Corazón
Inmaculado de María.
Que estas cosas llenen de alegría nuestros corazones y podamos hacer nuestras las palabras del Evangelio (Lucas 21;28)
Que estas cosas llenen de alegría nuestros corazones y podamos hacer nuestras las palabras del Evangelio (Lucas 21;28)
“Cuando estas cosas empiecen a suceder, erguíos y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra redención.”
Montse Sanmartí
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