Queridos hijos, días vendrán en que los hombres y mujeres de
fe sólo encontrarán la Eucaristía en los lugares secretos. Habrá gran
persecución a los cristianos y todo volverá a ser como en el tiempo en que Mi
Jesús confió Su Iglesia a Pedro. Hoy tienes la mesa harta, pero llegará el día
en que en ella no encontraréis el Precioso Alimento. Los consagrados beberán el
cáliz amargo del dolor. Los Ministros de Mi Jesús que permanecieren fieles
actuarán como en el inicio del Cristianismo; Encontrarán ayuda en las casas de
los fieles y allí celebrarán la Santa Misa. Dios hará surgir mujeres piadosas,
a ejemplo de Ninfa, mujer de fe, que acogió a los hombres de Dios y contribuyó
al crecimiento de su comunidad. Coraje. No retrocedáis. No echéis fuera los
Tesoros que el Señor os concedió. Doblad vuestras rodillas en oración. Abrid
vuestros corazones a las Palabras de Mi Jesús y dejad que Su Amor penetre en
vuestras vidas. Con vuestros ejemplos y palabras, mostrad a todos que estás en
el mundo, pero no sois del mundo. Adelante por el camino que os señalé. Este es
el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por
haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.
Queridos hijos, recordad hoy Mi Presencia en la Cova de la
Iria y los Llamados que hice a la humanidad. Os pido que mantengáis encendida
la llama de vuestra fe. Si los hombres escuchasen Mis Llamados, la humanidad
estaría curada espiritualmente. Los hombres se cerraron a la Gracia de Dios y
se volvieron ciegos espiritualmente. Sufro por aquello que viene para vosotros.
Doblad vuestras rodillas en oración. Valorad la oración en familia. Rezad el
Rosario. Vosotros, Sacerdotes de Mi Hijo Jesús, estad atentos. Vosotros habéis
sido escogidos por Mi Hijo Jesús y no por hombres. Asumid vuestra
responsabilidad por la salvación de las almas. Anunciad la verdad, corrigid los
errores. En vuestra vida y misión, Dios debe ocupar el primer lugar. Alejad a
Mis pobres hijos de las tinieblas de las falsas doctrinas. Amad y defended la
verdad. Si queréis vuestra salvación, debéis obedecer a Dios y no a los
hombres. No dejéis espacio a la media verdad. No os olvidéis: A quien mucho se
le ha dado, mucho será cargado. Coraje. Mirad el ejemplo de Natan y dejaros
conducir por la Acción de Dios. La humanidad se volvió pobre espiritualmente
porque los hombres se cerraron a la verdad. Adelante. Yo soy vuestra Madre y
vine del Cielo para reclamar aquello que es de Dios. No retrocedáis. Yo rogaré
a Mi Jesús por cada uno de vosotros. Huid del pecado y sed del Señor. Con
vuestros ejemplos y palabras, mostrad al mundo que sois Pertenencia del Señor.
Las puertas se cerrarán para todos aquellos que defienden la verdad, pero el
Señor no abandonará a Sus Escogidos. Muchos escogidos para defender la verdad
serán contaminados por las falsas ideologías y el dolor será grande para los
hombres y mujeres de fe. Volved. He aquí el tiempo de la gracia para vuestras
vidas. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima
Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os
bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en
paz.
Queridos hijos, sed fieles a Jesús. Él necesita de vuestro
testimonio público y valiente. El amor a la verdad llevará a la Iglesia de Mi
Jesús a la victoria. Aquellos que siembran confusión serán derrotados. Tened
coraje, fe y esperanza. Yo soy vuestra Madre y estoy con vosotros. No os
desaniméis. Cuando todo os parezca perdido, la Victoria de Dios vendrá para
vosotros. No os olvidéis: En las Manos, el Santo Rosario y las Sagradas
Escrituras; En el corazón, el amor a la verdad. Alejaos de las cosas mundanas,
de las novedades de este mundo, y quedaos con el Evangelio de Jesús y las
Enseñanzas del Verdadero Magisterio de Su Iglesia. Cuando sintáis el peso de la
cruz, llamad por Jesús. En él está la certeza de vuestra Plena Felicidad.
Doblad vuestras rodillas en oración. Un hombre justo ayudará a la Iglesia de Mi
Jesús; Conducirá el rebaño en medio de grandes tribulaciones; Él contribuirá al
Triunfo de la Iglesia, aunque él mismo no verá el Triunfo. Adelante con
alegría. Yo rogaré a Mi Jesús por vosotros. Este es el mensaje que hoy os
transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido
reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.
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