Rosario vespertino.
Temas:
* Venid pues, Mis pequeños, dejadMe ayudar a vuestros hermanos
y dejadMe santificaros por vuestra donación, os aseguro que gozaréis
inmensamente y eternamente lo que voy a hacer con vosotros.
* Llenaos de Mí, llenaos de Mi Amor, llenaos de las Enseñanzas
de Mi Hijo, pero vividlas desde lo más profundo de vuestro ser, sed auténticos
en el Amor y Yo haré el resto en vosotros.
* Aprended a VerMe, Mis pequeños, en todos los acontecimientos
de vuestra existencia y de la existencia de vuestros hermanos, sabéis que nada
sucede por casualidad.
* No os pido mucho, abrid el Libro de la Vida, ¡el que os va a
dar Vida ante Mis Ojos! Tomad unas cuantas Palabras, meditadlas, hacedlas
vuestras. Al hacerlas vuestras, Me estaréis haciendo vuestro a Mí, vuestro
Dios, porque son Mis Palabras.
* No sois jueces ni tenéis ésa capacidad, solamente Yo conozco
vuestro interior, buscad vuestra santidad de vida y no solamente ganaréis
vosotros, sino todos aquellos que os rodean.
Mensaje de Dios Padre a J. V.
Primer Misterio. Habla Dios Padre.
Sobre: Venid pues, Mis pequeños, dejadMe ayudar a vuestros hermanos y dejadMe
santificaros por vuestra donación, os aseguro que gozaréis inmensamente y
eternamente lo que voy a hacer con vosotros.
Hijitos Míos, la maldad real que está alrededor vuestro, no todos la pueden
ver, porque es una maldad espiritual. Ciertamente estáis viendo una maldad
humana, una maldad que se ha ya materializado, porque lo que sale del corazón
del hombre, vosotros lo materializáis con vuestros actos y, ciertamente, estáis
viendo ésa maldad materializada, pero la peor maldad que está a vuestro
alrededor, todavía no se ha materializado. Es la maldad espiritual que afectará
a todo lo creado.
Ciertamente, satanás está atrás de todo esto y él os quiere destruir, por eso se os ha pedido tanta oración, para que la maldad, que él quiere manifestar, no se dé tan fuertemente como él quisiera. Os he dicho también, que pocas almas totalmente sueltas a Mi Voluntad, pueden ayudar a miles y millones de almas. Protegerlas, cubrirlas con Mi Gracia y con Mi Amor y llevarlas por caminos correctos, ciertamente, son pocas las almas que también esto han entendido.
Esto, Mis pequeños, se resume en donación y, es
por eso que se va retrasando todo y se va aumentando la maldad alrededor
vuestro, porque son pocas las almas que se quieren donar a Mi Voluntad y a lo
que Yo os estoy pidiendo.
Mi Hijo, es el Ejemplo a ésta donación total, es el Ejemplo
de Ser un Niño ante Mí, que sabiendo que había sufrimiento, que había dolor,
que había pecado a su alrededor, que había almas que Lo iban a traicionar, por
agradarMe a Mí, Su Padre, aceptó todo, hasta la Muerte en Cruz.
Sé, que la gran mayoría de vosotros no quisierais pasar por
algo tan grave, pero Yo necesito de vuestra donación y de una total
obediencia a lo que Yo os pida, para que Yo pueda ayudar a infinidad de almas a
su conversión y a su salvación eterna, pero el hombre teme, el hombre no está
seguro de qué voy a hacer con vuestra alma, con todo vuestro ser y preferís
mejor no tomar la tarea que os pido y, así, por esta negación de vuestra parte,
se sigue retrasando vuestro bienestar.
Todavía no queréis daros cuenta de que con vuestra donación,
Yo voy a poder mover todo lo que está mal y os voy a dejar un mundo que va a
ser para vuestro bien, para vuestro gozo.
Yo Soy vuestro Dios y os amo infinitamente y, lo menos que
quiero para vosotros es el dolor y la muerte eterna. Sé cuánto puede
aguantar cada uno de vosotros para que no Me neguéis o no os arrepintáis de
haberos donado a Mi Voluntad. Vuestra donación tiene que ser en total
gusto vuestro que, aún, a pesar del sufrimiento, sabréis perfectamente que
vuestra donación, primeramente, Me está agradando a Mí, como Me agradó la
donación de Mi Hijo y, segundo, que salvaréis a muchas almas que, de otra
forma, no se podrían salvar si no es por vuestra ayuda y vuestra intercesión.
Posiblemente esto sonará raro para muchos de vosotros, que
por vuestra pequeñez, Yo pueda salvar muchas almas. Ciertamente, sois pequeños,
piedrecitas, sois una nada y vuestra nada se hace inmensa al entrar Yo en
vosotros. Cuando un alma se niega a sí misma, entonces Yo puedo entrar en ella
perfectamente, porque no se está oponiendo a nada, se está dejando habitar y Yo
puedo actuar, libremente, a través de éstas almas donadas, que hacen un bien
inmenso a la humanidad y al Universo entero.
Ése es el secreto de la donación, es Mí entrada total en
vuestro ser. Vosotros gozáis inmensamente, el saber que Yo os estoy tomando, y
que Yo voy a hacer, quizá, hasta grandes milagros a través de vosotros.
Vosotros os daréis perfectamente cuenta de todo esto, lo
gozaréis. Vuestros hermanos os verán a vosotros y, gozaréis también esto, pero
en vuestra donación ya también hay mucha humildad y, en ningún momento,
vosotros os vais a quedar con el mérito para vosotros mismos porque,
perfectamente sabréis que Soy Yo el que está trabajando a través vuestro.
Satanás sabe que un alma donada le va a hacer mucho daño, pero vosotros teméis
todavía a ésta donación, por el dolor u otras cosas, que os imagináis, os
puedan suceder. No os gusta quedar nulificados ante vuestros hermanos, aunque
esto no lo sabrán ellos. Cuando vosotros os nulificáis, vuestra
nulificación es espiritual y solamente la sabré Yo, vuestro Dios.
Sed pues, Mis pequeños, almas que Me ayuden a salvar
infinidad de hermanos vuestros y que también ayuden a la transformación, que
vuestro Mundo y el Universo entero, deben tener ya.
Confiad plenamente en Mí, vuestro Dios, sabiendo que Yo os
voy a dar regalos inmensos, inimaginables, porque sois Mis hijos, simplemente
por eso, porque un padre ama inmensamente a los hijos y, como dicen las
Escrituras, un padre no le va a dar a su hijo hambriento una víbora, le va a
dar un pan, le va a dar alimento bueno. Yo Soy más que un padre bueno, Soy el
Padre por excelencia, no debéis tener ninguna duda al respecto, vuestra duda Me
ofende, Me duele. ¿Por qué Me tomáis como alguien perverso, alguien malo, o
como el Dios del Antiguo Testamento, un Dios duro, vengador? ¡No!, Mis
pequeños, Mi Hijo os mostró Mi Corazón, Mi Hijo os mostró Quién Soy y Él mismo
lo dijo, “el que Me ve a Mí, ve al Padre”. Él fue donación, Amor por todos
vosotros, fue el Cordero, no fue un lobo, ¿le teméis acaso a un cordero?
Venid pues, Mis pequeños, dejadMe ayudar a vuestros hermanos
y dejadMe santificaros por vuestra donación, os aseguro que gozaréis
inmensamente y eternamente lo que voy a hacer con vosotros, por el
regalo, de vuestro ser a Mi Voluntad.
Segundo Misterio. Habla Dios Padre.
Sobre: Llenaos de Mí, llenaos de Mi Amor, llenaos de las Enseñanzas de Mi
Hijo, pero vividlas desde lo más profundo de vuestro ser, sed auténticos en el
Amor y Yo haré el resto en vosotros.
Hijitos Míos, el cambio que debéis tener a vuestro alrededor, lo debéis procurar
vosotros mismos. Como os he dicho, sois familia y debéis educar como en familia
a todos aquellos que os rodean. Vuestros hijos aprendieron de vosotros desde
pequeñitos, simplemente al veros. Vuestras acciones, vuestras palabras, todo lo
que hacíais, ellos lo iban copiando. Quizá hicisteis cosas que no queríais que
ellos tomaran, porque no era lo mejor de vosotros, pero la percepción de los
niños pequeños es muy alta y también tomaron de vosotros cosas negativas,
además de las positivas que vosotros les enseñasteis.
El bien siempre es aceptado por un alma, porque todos debéis
tender al bien y, además os agrada vivir en el bien, porque vivís en paz, en
armonía. Cuando hay mal a vuestro alrededor, no os sentís a gusto, tenéis
miedo. Imagináis muchas cosas negativas y eso os va limitando mucho, por eso,
si queréis vivir como Yo quiero que vosotros viváis, debéis transmitir lo que
Mi Hijo os dio, Él lo vio de Mí y vosotros lo veis de Él.
Tratad a vuestros semejantes como verdaderos hermanos que
sois, ayudándoles en diferentes formas, según sus necesidades y así estaréis
vosotros produciendo un cambio, el cambio que necesitáis. Recordad que al mal,
solamente lo podréis atacar con el bien, al mal no se le puede atacar con otro
mal, porque ése mal crece. Al mal, lo nulificáis con el bien, por eso os
debéis llenar del bien que visteis a Mi Hijo hacer y, eso lo aprendéis en las
Sagrada Escrituras.
No os pido que hagáis un cambio radical de un día para otro, empezad poco a
poco, como cuando el bebé empieza a caminar, está aprendiendo a caminar.
Vosotros vais a aprender a ser buenos, poco a poco. Cuando ya vayáis caminando
con más seguridad, o sea, cuando ya vosotros os hayáis llenado de Mi bien,
entonces será más fácil que lo enseñéis a vuestros hermanos, porque ya Mi
Bien fluirá de vosotros como algo natural, no como algo preparado,
artificial, que no viene de lo profundo de vuestro corazón. Mi Bien, que
es el que os transformará, deberá salir sencillo, verdadero, de vuestro ser, no
es aparatoso ni soberbio, Mi Bien, o sea Mi Amor, es sencillo y cualquier alma
lo siente, se alimenta de él, lo busca, porque al momento que lo saborea, se
queda prendado de él y, vosotros, seréis los que transmitiréis ése Amor, que
hará que muchas almas luego lo busquen.
Así pues, Mis pequeños, llenaos de Mí, llenaos
de Mi Amor, llenaos de las Enseñanzas de Mi Hijo, pero vividlas desde lo más
profundo de vuestro ser, sed auténticos en el Amor y Yo haré el resto en
vosotros. Mi Bien, como os dije, fluirá, sencillamente,
verdaderamente, amablemente de vuestro ser, sin pretensiones, sin
soberbias, será Mi Amor Verdadero, como Le visteis hacer a Mi Hijo,
como Le visteis Vivir a Mi Hijo.
Vosotros lo gozaréis y vuestros hermanos aprenderán que sí se puede vivir en el Amor y que ellos también lo necesitan, para que se dé ése cambio que tanto necesitáis todos vosotros.
Gracias, Mis pequeños.
Sobre: Aprended a VerMe, Mis pequeños, en todos los acontecimientos de vuestra
existencia y de la existencia de vuestros hermanos, sabéis que nada sucede por
casualidad.
Hijitos Míos, os acordáis de vuestra adolescencia, os acordáis cómo eráis
inestables, ya no eráis niños, tampoco adultos. Ciertamente es un tiempo de
inseguridad, aún a pesar de que hubierais sido bien guiados, hay una
inestabilidad emocional, física, aún psicológica. ¡Cuántos, cuántos hermanos
vuestros, viven así en una adolescencia espiritual y ahí permanecen, no
crecen!, se mantienen ahí, no se estabilizan y, lo peor de todo, es que no
producen cosas buenas, ni para su propio bien ni para sus hermanos.
Os pido, Mis pequeños, que oréis
por éstas almas inestables, éstas almas que quizá no tuvieron unas bases
espirituales buenas en su hogar, y quizá, hasta fueron muy castigadas, y eso
causa mucha más inestabilidad emocional y crecen con muchas culpas y con muchos
problemas que se van manifestando a lo largo de su vida.
Ciertamente, Mis pequeños, mucho de todo esto, se va dando
en las familias porque no están cerca de Mí, porque no están aceptando Mis
Leyes, Mis Enseñanzas, no viven Mi Amor.
¡Cuántas almas se desperdician porque sus padres no las
supieron guiar ni apoyar ni darles lo que Yo os dejé en las Sagradas
Escrituras! Se vive en el error, en el pecado, en la maldad.
El Amor lo cambia todo, el Amor transforma, el Amor sana,
pero aún así, no sabéis vivir un Amor Verdadero, un Amor puro, un Amor que sea
como lo que Yo quiero que viváis. Todo lo que podéis recibir vosotros, Mis
pequeños, lo recibís a través de la oración, pero ya ni esto queréis hacer
y os vais perdiendo de muchos regalo espirituales que podríais vosotros
gozar a lo largo de vuestra existencia pero, solamente acudís a Mí, cuando ya
no tenéis una salida a tantos problemas que se os vienen encima.
Debéis aprender, desde pequeñitos, a tratarMe, como tratáis
a vuestros padres terrenos. Que Yo sea parte de vuestra familia, y que
realmente Soy. A vosotros os he creado Yo, vuestro Dios y sois parte
de Mi Familia, pero vosotros hacéis vuestra familia terrena y os olvidáis
de tratar a vuestra Familia Celestial ¿Cuándo aprenderéis, Mis pequeños a
incluirMe dentro de vuestra familia? Yo, que más Me lo merezco, puesto que Soy
vuestro Creador, pero se os olvida tan rápido.
Estáis en el Mundo y preferís el Mundo, vivís en lo que veis
y tocáis, pero no vivís en vuestra realidad espiritual, en la que Yo habito y
que, además, os rodea. Aprended a VerMe, Mis pequeños, en todos los
acontecimientos de vuestra existencia y de la existencia de vuestros hermanos,
sabéis que nada sucede por casualidad, que todo lleva un “porqué”, pero si no
vivís en la oración, si no vivís atentos a lo que Yo os quiera decir en los
acontecimientos, os mantenéis como analfabetas, no sabéis leer a vuestro Dios
en lo que os rodea. Yo Estoy en todo lo que tenéis, en todo lo que veis y
aún en lo que no veis, pero tenéis que aprender a verMe y, eso,
solamente podréis hacerlo, buscándoMe.
Cuando vosotros os interesáis por algo, estudiáis para
conocer más de ello, ciertamente, os volvéis expertos y es cuando os dais
cuenta que vuestros hermanos no saben ver y apreciar lo que vosotros ya estáis
viendo, pero porque vosotros quisisteis aprender sobre ello y, así, es Conmigo
también, Mis pequeños. Cuando vosotros aprendéis a encontrarMe en todos lo
acontecimientos, porque hubo interés de vuestra parte por conocerMe y buscarMe, Yo
Me dejo encontrar.
Daos por Mí, Mis pequeños y Yo Me daré por vosotros, Me
dejaré encontrar para que Me gocéis y podáis transmitir ése gozo a vuestros
hermanos.
Gracias, Mis pequeños.
Sobre: No os pido mucho, abrid el Libro de la Vida, ¡el que os va a dar
Vida ante Mis Ojos! Tomad unas cuantas Palabras, meditadlas, hacedlas vuestras.
Al hacerlas vuestras, Me estaréis haciendo vuestro a Mí, vuestro Dios, porque
son Mis Palabras.
Hijitos Míos, la humanidad ha perdido el rumbo y hacia dónde debéis conduciros.
A pesar de que se os ha guiado a través de todas las Enseñanzas de Mi Hijo, ¿cuántos,
realmente, de vuestros hermanos abren las Sagradas Escrituras para aprender de
Mi Sabiduría Divina?
El hombre, sigue siendo el mismo hombre de la antigüedad, no
cambiáis, seguís cometiendo los mismos errores, porque no queréis mejoraros. Tenéis
el Libro de la Sabiduría, ¡que os puede enseñar tanto! Ahí está reflejado el
hombre, el actuar del hombre sus errores, pero también el cómo puede obtener
sus logros, sus éxitos, cómo manejarse entre sus hermanos. Tenéis los
Salmos, que alaban Mi Santo Nombre, Yo Me gozo y derramo bendiciones sobre
aquellos que Me recuerdan y que ensalzan Mi Nombre.
¡Tenéis tanto qué aprender!, tenéis la Vida de Mi Hijo,
prácticamente paso a paso, Sus Enseñanzas, Sus Consejos. No apreciáis los
tesoros del Cielo.
Tenéis un Libro maravilloso, exquisito, Divino, que os puede
dar tanto, que puede transformaros, que os puede llevar, desde el lodo y el
estiércol, hacia una santidad inmensa y desperdiciáis todo esto, Mis pequeños.
Preferís otras lecturas, que no os dejan nada bueno, que no os ayudan a crecer
y, quizá, hasta os destruyan espiritualmente.
¡Cuánto desperdiciáis! ¡Cuánto dejáis de aprovechar! lo
tenéis todo y lo hacéis a un lado. Os vuelvo a preguntar, ¿cuántos de
vosotros sacáis provecho de las Sagradas Escrituras? ¿Cuántos de vosotros
la abrís día a día, para aprender un poco, que os va a llevar a ser grandes
ante Mis Ojos?
No os pido mucho, abrid el Libro de la Vida, ¡el que os
va a dar Vida ante Mis Ojos! Tomad unas cuantas Palabras, meditadlas,
hacedlas vuestras. Al hacerlas vuestras, Me estaréis haciendo vuestro a Mí,
vuestro Dios, porque son Mis Palabras y Yo entraré en vuestro corazón, en
vuestra mente en todo vuestro ser y os iré transformando para que seáis
plenamente Míos.
Gracias, Mis pequeños.
Sobre: No sois jueces ni tenéis ésa capacidad, solamente Yo conozco
vuestro interior, buscad vuestra santidad de vida y no solamente ganaréis
vosotros, sino todos aquellos que os rodean.
Hijitos Míos, ciertamente, el poder de transformar todo, lo tengo Yo y
vosotros podéis hacer uso de ése Poder transformador.
Cuando vuestra petición sale de lo profundo de vuestro
corazón, todo lo podéis lograr, porque ésa petición de corazón, llega a Mi
Corazón y Yo Me derramo sobre las almas necesitadas.
Muchos de vosotros, Mis hijos, pasáis por el mundo sin que
os importe nada. Veis a vuestros hermanos necesitados y pasáis de largo. Así,
como lo leísteis en las Sagradas Escrituras, pocos son los que se acercan a las
almas necesitadas, pero porque tienen amor, quieren ayudar, quieren que sus
hermanos cambien o mejoren de vida, o que se les trate dignamente.
Por otro lado, ciertamente, que hay hermanos vuestros, que solamente se aprovechan de la bondad, de vuestra bondad, de vuestros sentimientos. No quieren trabajar, no quieren hacer cosas de provecho, a éstos debéis enseñarles a que se deben ganar el pan, como vosotros mismos lucháis. De cualquier manera, Mis pequeños, siempre que salga algo bueno de vuestro corazón hacia vuestros hermanos, aunque haya malas intenciones de parte de ellos, vuestra acción ya contó para vuestra santificación y para un mejor lugar en el Reino de los Cielos.
Dad siempre el mejor ejemplo que podáis, porque cerca de éstas almas aprovechadas y malas, siempre habrá un alma buena que aprenderá de vosotros. Vosotros, tratad de no juzgar a aquellos que se acercan a pedir un bien, debéis dejar siempre ejemplo, como Mi Hijo lo dejó entre vosotros, y así vosotros recibiréis Mis Bendiciones. El que actuó mal, recibirá su castigo, pero Yo Soy el que puede premiar o castigar, no vosotros. Entendedlo muy bien, Mis pequeños, porque no sois jueces ni tenéis ésa capacidad, solamente Yo conozco vuestro interior, buscad vuestra santidad de vida y no solamente ganaréis vosotros, sino todos aquellos que os rodean, porque les enseñaréis, con vuestro ejemplo, y ellos aprenderán de un alma que es verdadera, que no tiene revés, que es auténtica, como Mi Hijo lo Es.
Gracias, Mis pequeños.
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