Habla La Santísima Virgen María,
Sobre: Mis pequeños, humanidad entera, os anuncio la pronta purificación de la
Iglesia, de la Iglesia de Mi Hijo.
Hijitos Míos, Soy vuestra Madre, La Siempre Virgen María. ¡cuánto dolor Me
causa ver la Iglesia actual! ¡Cuánto dolor Me causan los que debieran cuidar la
Iglesia que dejó Mi Hijo para todos los hombres!
¡Oh!, ministros y pastores de la
Iglesia, a pesar de las advertencias que Yo os he dado en Mis Apariciones
pasadas, no hicisteis caso, os pedía, Mis pastores, sacerdotes de la Iglesia de
Mi Hijo, que cuidarais lo que se os dio, un regalo tremendo, grandísimo para
los hombres y no hicisteis caso. Vosotros, como sacerdotes y ciertamente
hombres, quisisteis manteneros más como hombres y no como ministros, habéis
buscado más los bienes de la Tierra cuando teníais la oportunidad de traer a Mi
Hijo a la Tierra, a través de la Eucaristía y, de ésta forma, se os reconociera
como hombres santos, hombres de ejemplo ante todos los demás hermanos vuestros.
No os disteis cuenta y no llegasteis a valorar lo que significa ser sacerdote
para la Iglesia de Mi Hijo. Una situación grandiosa para el hombre y la
desaprovechasteis. Fuisteis consagrados sacerdotes de la Iglesia de Mi Hijo y
esto os da una posición altísima dentro del nivel humano, pero quisisteis
aprovechar más ésta situación para llenaros de las cosas del mundo. Os habéis
envanecido, creyéndoos superiores a vuestros hermanos, cuando debisteis haber
sido servidores de ellos, porque sois servidores de Mi Hijo y no os disteis
como tales, al contrario, la soberbia inundó vuestro corazón. No os hicisteis
pequeñitos, quisisteis que se os glorificara, como si fuerais dioses en la
Tierra y así echasteis a perder la grandiosidad del ser sacerdotes para la
Iglesia de Mi Hijo y ahora, en lugar de ser ejemplo para vuestros hermanos, la
gran mayoría de vosotros sois escándalo para la Iglesia que Yo cuido, que Yo
protejo, porque así Me lo pidió Mi Hijo.
Desde el Cielo ahora se escucha y se ha venido escuchando el
clamor de los buenos hijos de Dios, de aquellos hijos Míos, verdaderos, que
quieren tener nuevamente lo bello que os dejó Mi Hijo sobre la Tierra y, así ha
de ser.
Mis pequeños, humanidad entera, os anuncio la pronta
purificación de la Iglesia, de la Iglesia de Mi Hijo, de la Iglesia que Yo
cuido. Momentos difíciles pasaréis en toda la humanidad. La Iglesia será
renovada, purificada, santificada, se eliminará toda aquella maldad que se ha
introducido dentro de ella. Le permitisteis a satanás entrar en Mi Iglesia, la
Iglesia de Mi Hijo, la cizaña ha crecido y está ahogando a los buenos
sacerdotes y a los buenos fieles y ésa cizaña será arrancada y arrojada al
fuego, junto con aquellos ministros traidores, aquellos ministros tibios,
aquellos falsos sacerdotes, aquellos lobos con piel de oveja que se
introdujeron dentro de ella.
Ciertamente vendrá un escándalo tremendo, en toda la
humanidad cuando se dé a luz para todos los hombres, de toda la falsedad, de
toda la corrupción, de toda la maldad que hay dentro de ella, pero vosotros,
Mis pequeños, tanto sacerdotes como los fieles que os habéis mantenido amando
ésta Institución que Mi Hijo os dio, no desfallezcáis, no os entristezcáis con
lo que veréis, al contrario, alegraos porque la Iglesia será renovada y os
tocará ver y vivir la nueva Iglesia Santificada, aquella que no quisieron
cuidar los que la debieron haber cuidado.
Mucho dolor habrá dentro de ella, veréis cosas terribles,
lloraréis porque no comprenderéis cómo es que la Iglesia, Mi Iglesia, la
herencia de Mi Hijo fue pisoteada en tal forma por satanás y por aquellos que
hicieron trato con él. Os dolerá vuestro corazón el ver cómo satanás se
introdujo a ella y alteró los órdenes, fundados por Mi Hijo, buscando su
destrucción. Satanás se introdujo a través de mentiras, de falsedades para
tratar de destruir las Enseñanzas de Mi Hijo y los Sacramentos que os regaló.
Pero nuevamente os digo, Mis pequeños, alegraos, porque por fin veréis lo que
Mi Hijo os dejó, veréis lo que en realidad es la Iglesia de Mi Hijo y la
santidad de sus sacerdotes, que muchos de ellos han sido despreciados y
desechados, por las autoridades eclesiásticas, que ahora comandan la Iglesia,
porque son buenos, porque son ejemplo y porque no se han querido adherir a las
maniobras destructivas de satanás. Han persistido en el bien, han tratado de
cuidar lo que es verdadero, y pronto, muy pronto podrán ellos mismos y vosotros
también, ver cómo es recuperada Mi Iglesia, la Iglesia de Mi Hijo.
Pobres de aquellos falsos sacerdotes y ministros, ¡Ay! de
aquellos que la traicionaron, buscando solamente los bienes materiales,
aquellos que la ultrajaron, aquellos ministros sacrílegos que, creyéndose con
poder, hicieron desmán y medio dentro de ella. Se burlaron de Mi Hijo, en los
Sacramentos, en la Eucaristía, no mantuvieron el orden dado y las obligaciones
que tenían que cumplir. Ciertamente conocerán su pecado antes de ser juzgados y
querrán morir antes que enfrentarse a la Justicia de Mi Hijo, querrán
esconderse debajo de las piedras, para no ver a Mi Hijo, para no ver Sus Ojos,
que los fulminará. No os disteis cuenta ministros falsos y traidores, que
estabais sirviendo al Dios del universo y a vuestro Salvador, miserables
creaturas, que os creísteis dioses, que creísteis que os merecíais todo por
tener el Sacramento Sacerdotal, el cual, no lo llevasteis con dignidad ni con
respeto, no fuisteis ejemplo para vuestros hermanos, causasteis escándalo y en
lugar de engrandecer el rebaño de Mi Hijo, hicisteis que éste se desperdigara.
Mucho se os avisó, Mensajes fuertes os di para que
regresarais al buen camino y os mantuvisteis en la traición y en el desprecio a
la Divinidad de Mi Hijo. Mucha maldad cometisteis, mucho dolor causasteis al
Corazón de Mi Hijo, no quisisteis escuchar las advertencias dadas desde el
Cielo y ahora sufriréis el castigo fuerte que se os impondrá, castigo eterno,
fuego eterno que tendréis, porque no os preocupó el cuidar de los bienes de Mi
Hijo ni de cuidar el rebaño que se os encomendó. Tuvisteis oportunidad de ganar
santidad ante los hombres, porque teníais todo lo necesario para llegar a ello,
solamente teníais que seguir las Enseñanzas de Mi Hijo y manteneros como Mi
Hijo os enseñó, sencillos, humildes, maestros ante los demás y servidores, pero
la soberbia os ganó y el mundo os ofuscó, vosotros ya no pertenecíais al mundo,
habíais sido apartados del mundo para vivir con Mi Hijo. Estabais en una posición
más alta y la despreciasteis, vuestro mundo eran las Sagradas Escrituras y
vosotros preferíais leer otras cosas y vivir para otras cosas que no eran
propias para vuestra dignidad sacerdotal.
La espada ya está sobre vosotros, la Justicia se llevará a
cabo, seréis eliminados, falsos sacerdotes traidores. Todos aquellos que
quisieron destruir la Obra de Mi Hijo en la Iglesia seréis eliminados. Así
empezará la gran purificación, limpiando lo más grande que tenéis en la Tierra,
la Santa Iglesia que Mi Hijo fundó para todos vosotros, para que os
alimentarais de ella, para que la Sabiduría Divina llegara a todos los pueblos
de la Tierra, para que crecierais en santidad y en amor.
Por eso se os tiene que mostrar lo que es la verdadera
Iglesia, para que apreciéis, Mis pequeños, lo que verdaderamente Mi Hijo os
dio, y no lo que tenéis ahora, que es un remedo satánico de lo que Mi Hijo os
había dado en un principio.
Esa paz, esa armonía, esas bondades que debisteis haber
vivido y sentido al entrar en cada Iglesia en el mundo, se perdieron en gran
parte, porque hasta a Mi Hijo lo hicieron a un lado por manipulaciones de
satanás. Se le hizo a un lado a Mi Hijo, ya no es el centro de la Iglesia,
hasta allí llegó la soberbia del hombre, se sintieron los sacerdotes falsos y
malos, como dioses y los fieles solamente veían al hombre ante el altar y,
¿dónde estaba Mi Hijo?, a un lado, fuera a donde muy pocos lo irían a visitar.
La maldad nunca vence, Mis pequeños, la maldad siempre es
derrotada y en breve veréis el triunfo de Mi Hijo sobre la maldad en la
Iglesia.
Gracias, Mis pequeños.
Julia S. nos ha enviado este correo, lo publicamos y le damos las gracias
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