¿Hurto Piadoso? El ladrón que todos llevamos dentro
La desconcertante anécdota papal y su efecto moral
Puede parecer un tema menor, pero… robar es pecado.
Los pecados pueden ser graves o leves según la materia con
la que se relacionen. Hay hurtos menores, hay robos agravados, hay latrocinios
que claman al cielo. Todos son pecados.
En los manuales de moral –clásicamente- se establecen dos
excepciones al mandamiento “no robar”, o sea, no apropiarse de lo ajeno, que es
un pecado contra la justicia. Una de ellas, bien conocida, es el llamado “hurto
famélico”. Por hambre, quien padece necesidad extrema, queda exento de culpa y
pena si hurta –es decir, si se apodera sin violencia- de lo que necesita para
aliviar esa situación. No debe haber violencia, y lo hurtado debe ser
proporcional a la necesidad. Si debo alimentar a mis 6 hijos no puedo robar un
millón. No todavía, aún no llegamos a esas cifras en la Argentina, aunque no
falta mucho.
Otra excepción del mandamiento, en realidad, la distinción
de un acto que parece un hurto, es la “oculta compensación”. Y consiste en restituirse por
medios ocultos algo que es propio y ha sido arrebatado por otro. Digamos, mi
vecino me robó una gallina, la ponedora, y yo no tengo otro medio de
recuperarla que yendo a la noche a su gallinero y trayéndomela de vuelta.
Porque mi vecino es puntero político y la policía no le hace nada, y además es
grandote y si lo enfrento me rompe la cara. El robó, yo recupero lo mío, con
apariencia de robo. Pero solo apariencia y porque no tengo otro recurso, salvo
perder los dientes, y la gallina…
También existe un límite al derecho de propiedad. Esto se ha
discutido en Panorama con bastante pasión. A veces la necesidad común permite a
la autoridad pública expropiar un bien, pagando el precio justo al poseedor,
aunque este no desee venderlo ni enajenarlo. Suele ser materia de abusos y
latrocinios bajo capa de “justicia social”.
Robar es siempre malo
O sea, robar es pecado, con frecuencia grave, inclusive
gravísimo. La Iglesia manda confesar la falta, restituir el biena la
víctima o a sus legítimos herederos, y en caso de no haberlos, donarlo a obras
de caridad.
Más claro, el ladrón nunca puede quedarse con el bien
robado, bajo pena de que no remitir la culpa, aunque la confiese. Si la robó,
mi amigo, devuélvala o se va al infierno. Clarito.
La misericordia misericordiante
Desde hace un año, parece, se ha descubierto la
misericordia. Al menos, la misericordia sub specie “dejate
misericordiar”. Un concepto nuevo según el cual uno puede cometer un
pecado y Dios lo perdona sin lo que hasta el momento la doctrina católica
–siguiendo la divina Revelación- ha establecido como condición sine qua
NON es posible alcanzar el perdón. O sea, el arrepentimiento.
Hoy predomina la doctrina kasperiana (no la del
fantasma Kasper, pero igualmente fantasmal) según la cual la misericordia de
Dios es tan pero taaaaaan grande que violenta la justicia. No solo la humana,
sino la divina. O sea, robo, Dios me perdona. Mato, Dios me perdona. Fornico,
Dios me perdona. Soy neopelagiano… no perdón. Hay cosas que Dios no puede
perdonar.
Y sin embargo Dios perdona todo -inclusive aquello que la
propia sagrada escritura dice que no tiene perdón- cuando se cumple la
condición que hace perdonable lo imperdonable: el arrepentimiento. Puede
ser contrición, puede ser atrición. Porque me pesa haber ofendido a Dios, haber
hecho injusticia al prójimo, o porque tengo miedo de condenarme (para lo cual
necesito tener Fe). Dios perdona todo, si hay arrepentimiento.
Pero, peeero, los niños del catecismo, si alguno queda
(algunos neopelagianos quedan) saben que no hay perdón si no se repara la falta
cometida, restituyendo el bien, o de otro modo cuando el bien no puede ser
restituido (si matamos a alguien… la cosa se pone difícil) reparando como se
pueda el daño. Y haciendo penitencia para alcanzar esa remisión de pena
que nos espera en el Purgatorio donde seremos almas benditas, pero
sudaremos la gota gorda con la penitencia del fuego y la privación temporal de
la visión de Dios.
Los niños del catecismo neopelagiano lo saben, y algunos
cardenales lo ignoran, o prefieren hacerse los suecos. Y Francisco… argentino.
Entonces, la “misericordia” del verbo “misericordiar” no tiene nada que ver con
la misericordia del Evangelio. “Tu Fe te ha salvado… vete y no peques más”.
No. Ahora es: tu dignidad humana te ha salvado, continúa pecando. Porque
la dignidad de la persona humana sobrepuja cualquier pecado, y obnubila de
tal modo la justicia de Dios, dicen Kasper et al, que Dios solo necesita
que el pecador sea hombre y ya lo perdonó. Y siga Pancho por la vía...
Eso se nos viene, o amenaza venirse, en materia de moral
sexual, lo que significa que se dirán vaguedadeskasperianas, y cada uno hará lo
que mejor le cuadre, con la misericordiosa bendición de las altas esferas. ¿Quién
soy yo para juzgar? se pregunta Dios, perplejo y desconcertado, mientras
reparte perdones a trochemoche. Ahí está el quid de la doctrina vigente
desde hace 365 días de un modo oficial; pare de buscar.
No dejéis nunca de robar
Pero el tema de este comentario es el robo. Un arrabal de la
ética al que la misericordia misericordiante arriba con aire triunfal. Alguien
dirá que no es tan grave como el fornicio, el adulterio o el homicidio. Pero
sí, es más grave. Es cierto, un petit larceny como la cruz de un
rosario, por devoción a la piadosa figura del muerto allí solo sin su alma, y
apenas vigilado por cuatro viejas… y sin embargo hemos robado, ¡a un cadáver!
¡invocando la ayuda de Dios para cometer el latrocinio!
¡Cosa de Mandinga!
¡No, basta! Es el ladrón que todos llevamos dentro.
Levante la mano el que nunca robó nada… Está bien, bájenla.
Sí, hay gente que no tiene adentro un ladrón. La debilidad, la tentación puede
ser, pero el ladrón… es mucho admitir, y dejar a los ladrones tan frescos. ¡Si
hasta el papa roba, y lo dice!
Claro que es un robo piadoso. Como la mentira piadosa, algo…
inadmisible, aunque ahora –como si no hubiera suficiente cantidad- los
ladrones, piadosos o no, se sentirán justificados.
San Dimas, ¡ruega por nosotros!
http://panoramacatolico.info/articulo/hurto-piadoso-el-ladr-n-que-todos-llevamos-dentro
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ALGUNOS SACERDOTES ANTEPONEN SUS CRITERIOS EN MATERIA DE FE A LOS DEL MAGISTERIO DE LA IGLESIA
(...)
http://www.adiosloqueesdedios.blogspot.com.es/search/label/ALGUNOS%20SACERDOTES%20ANTEPONEN%20SUS%20CRITERIOS%20EN%20MATERIA%20DE%20FE%20A%20LOS%20DE%20LA%20IGLESIA.
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ALGUNOS SACERDOTES ANTEPONEN SUS CRITERIOS EN MATERIA DE FE A LOS DEL MAGISTERIO DE LA IGLESIA
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http://www.adiosloqueesdedios.blogspot.com.es/search/label/ALGUNOS%20SACERDOTES%20ANTEPONEN%20SUS%20CRITERIOS%20EN%20MATERIA%20DE%20FE%20A%20LOS%20DE%20LA%20IGLESIA.
CUANDO ALGUIEN SE SALTA LOS MANDAMIENTOS AUNQUE SEA UNO SOLO YA VA POR UN CAMINO PEDREGOSO DONDE LE COSTARÁ MUCHO ALCANZAR LA PERFECCIÓN
(...)
http://traslashuellasdelcielo.blogspot.com.es/2013/09/cuando-alguien-se-salta-los.html
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