El Padre Federico Lombardi, S.I. Director de la Oficina de
Prensa de la Santa Sede, ha efectuado esta mañana la siguiente declaración:
”En el ámbito de las relaciones personales pastorales del Papa Francisco ha
habido diversas llamadas de teléfono. Como no se trata absolutamente de la
actividad pública del Papa no hay que esperar informaciones o comentarios por
parte de la Oficina de Prensa. Las noticias difundidas sobre esa materia -ya
que están fuera del ámbito propio de las relaciones personales- y su amplificación
mediática no tienen por lo tanto confirmación alguna de fiabilidad y son fuente
de malentendidos y confusión. Por lo tanto hay que evitar deducir de esta
circunstancia consecuencias relativas a la enseñanza de la Iglesia”.
Francisco ha tirado la piedra y ahora esconde la mano. Esto
significa las declaraciones de Lombardi. Lo demás, es negar la Verdad como es.
Ningún Papa verdadero tiene vida privada. Lo privado, en todo Papa, queda
siempre en lo privado, es decir, nadie lo conoce. Y este hecho no es de vida
privada, sino de vida pública. Lombardi miente, porque sabe lo que ha hecho
Francisco.
- Entonces, ¿Francisco habló directamente con vos y te dijo
que sí, que podías comulgar?
- Sí, me dijo eso. Pero yo no sé si es en todos los casos. Momentáneamente es
en el mío.
- Después de eso, ¿fuiste a pedir confesión, comunión?
- No. Todavía, no.
- Pero ¿te sientes ahora con todo el derecho de hacerlo cuando quieras?
- Sí, pero lleva su tiempo comulgar… Tenía que estar tranquila y hacerlo con
fe. No lo quiero hacer arrebatadamente…y volver a la Iglesia tranquila. (Declaraciones de la mujer)
Las brechas de un cisma están apareciendo por todos los
lados.
Un cisma encubierto, que nadie percibe, porque se trabaja en
lo oculto, pero que necesariamente tiene que explotar algún día. Y hasta que no
lo haga, se ven las brechas de ese cisma.
Y hay muchos que viendo esas brechas, todavía les cuesta
discernir lo que es Francisco. Y muchos que son de la Jerarquía, que andan
ilusionados con que este hombre haga algo bueno por la Iglesia.
Francisco muestra gestos pastorales caracterizados por la
herejía y por el cisma. Y a estos gestos muchos los denominan como la
sencillez, la humildad, la santidad de Francisco.
No ven el orgullo de Francisco, sino que lo llaman un acto
humilde, un acto de amor al prójimo, un acto de sencillez, de verdad, de saber
dar el Evangelio como es. Lo llaman vida privada de Francisco.
Nadie ve el cisma, la herejía. Y, cuando no se ve, sólo
significa una cosa: que ya nadie cree en los dogmas. Ya nadie cree en la ley
divina. Ya nadie cree en las verdades absolutas.
Y eso da lugar a una cosa: la lucha por la verdad que cada
uno tiene en su pensamiento humano.
Y esa lucha, si la hace un hombre que se arroga un poder,
-que no posee-, como es Francisco, se llama cisma. Francisco ha iniciado el
cisma. Lo ha hecho de forma encubierta, pero tiene que mostrarse a las claras
en algunas obras que él hace en la Iglesia, porque se obra lo que se piensa.
Se llama a una mujer para que pueda comulgar, porque así se
piensa: tú, mujer, no estás en pecado; por lo tanto, comulga. Y no importa tu
situación canónica. Vete a confesar, sigue en tu pecado, recibe la comunión, y
lo demás, no interesa.
Para aquel que sepa un poco de teología y de derecho
canónico, ve la monstruosidad que ha hecho Francisco en esta llamada.
Si hay una situación de un matrimonio canónico, primero hay
que resolver eso. Si no se anula el matrimonio de ese hombre, entonces, ¿qué
queda entre ese hombre y esa mujer? Una monstruosidad. Por una parte, él sigue
casado por la Iglesia con otra mujer; y la mujer está casada con él por lo
civil. Dos matrimonios distintos; dos uniones distintas. Y con eso, entonces la
mujer va a confesar, ¿qué cosa? ¿Qué piensa confesar esa mujer después de diez
años en que no le ha importado nada la vida espiritual, que no sabe los
mandamientos de Dios, que no sabe lo que es la Eucaristía, que no sabe lo que
es el Matrimonio? ¿Qué cosa va a confesar si no cree en el pecado? ¿De qué se
le va a absolver? ¡Qué cosa más absurda! Y ¿habrá un sacerdote que la absuelva?
Por supuesto, que lo habrá. Y el sacerdote, ¿cómo piensa absolver eso? ¿Sólo
por la palabra de la mujer que le dice que Francisco le da permiso? ¿Disciernen
el lío que hay en esa llamada telefónica?
Con una llamada telefónica, Francisco anula el adulterio. Se
ha puesto por encima de la ley divina.
Dos cosas ha hecho Francisco:
1. Se ha puesto por encima de la ley de Dios: existe el
dogma de la indisolubilidad del matrimonio y el mandamiento de Dios: no
fornicarás.
a. «Cuanto a los casados, precepto es, no mío, sino del
Señor, que la mujer no se separe del marido, y de separarse, que no vuelva a
casarse o se reconcilie con el marido, y que el marido no repudie a su mujer» (1
Cor 7, 10-11).
Aquí está enunciada la indisolubilidad del matrimonio como
precepto divino, como ley divina.
El Señor es claro en su Evangelio:
«El que repudia a su mujer y se casa con otra, adultera
contra aquella, y si la mujer repudia al marido y se casa con otro, comete
adulterio» (Mc 10, 11-12).
«Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra,
adultera, y el que se casa con la repudiada por el marido, comete adulterio» (Lc
16, 18).
Ese hombre tiene un matrimonio que crea un vínculo
indisoluble. Por tanto, no pude estar con esa mujer. Para estar, primero hay
que anular el matrimonio. Francisco dice: no importa ese matrimonio. Confiesa y
comulga. Y, además, no importa tu adulterio; el pecado contra el sexto
mandamiento no es pecado. No existe. Lo anulo con esta llamada telefónica.
2. Ha puesto su orgullo en la Iglesia:
Su voluntad es ley en la Iglesia. Su idea de lo que es un
matrimonio y de lo que es el pecado, es lo que hay que seguir en la Iglesia. Su
visión de la vida de ese hombre y de esa mujer es la visión que hay que tener
en la Iglesia.
Francisco ha aprobado el adulterio. Y no ha dado ninguna
razón teológica. Y tampoco sabe darla. Sólo ha dicho que lo están estudiando.
Pues, en la duda no se hace nada; no se permite nada.
La gente ve a Francisco como una persona formada porque
habla con la gente, habla de la vida común, porque está metido en los asuntos
sociales. No está dando vueltas a los dogmas.
Para un teólogo, para un canonista, Francisco es un
personaje vulgar, sin información, sin cultura, sin inteligencia, sin
sabiduría.
Estas situaciones no se pueden resolver con una llamada
telefónica. Eso es sólo propaganda para Francisco. Y no es más que eso.
Aquí se ve la intención de Francisco. Porque todo hombre que
no se ajusta a la ley de Dios, automáticamente su intención en la obra que hace
no es divina, sino que es con malicia y demoniaca.
Aquel que rebase la ley divina, como lo ha hecho Francisco,
es del demonio.
Porque una cosa es pecar. Otra cosa es institucionalizar el
pecado, aprobarlo, encumbrarlo, justificarlo.
Una cosa es que por debilidad se peque. Eso, cualquier
hombre lo obra. Eso no es ponerse por encima de la ley de Dios. Eso es ir en
contra de la ley divina, pero no ponerse por encima. El pecador humilde, ve su
pecado y se arrepiente de él y lo confiesa.
Francisco se ha puesto por encima de la ley divina y ha
enseñado su pecado a esa mujer y a ese hombre. Les enseña a ponerse por encima
de la ley de Dios.
Aunque tengas un matrimonio por la Iglesia, puedes estar
junto a esa mujer sin anularlo y sin casarte de nuevo.
Aunque estés con ese hombre, y adulteres con él, continua
haciendo eso, que en tu caso no es pecado. Yo, que soy un santo, te digo que
eso no es pecado.
Esto es lo que ha hecho Francisco: su orgullo, que le pone
por encima de Dios, de la ley de Dios. Esto no lo llamen humildad. Llámenlo
obra demoniaca, porque es el mismo pecado que hizo Lucifer.
Ponerse por encima de Dios, de su ley, es no querer
convertirse, es mirar a la condenación, es anular toda verdad, todo dogma; es
vivir de acuerdo al pecado y hacer que otros vivan de ese pecado.
Francisco es un hombre que no sabe ver el pecado en una
persona; entonces, ¿cómo va a saber ver la santidad de una persona? ¿Ustedes
creen que va a canonizar algo el próximo día? Imposible. Y no porque sea un
hereje, porque sea un pecador, sino porque no tiene poder divino para ser Papa.
Tiene un poder humano que lo coloca como un falso Papa, como un impostor, como
un usurpador. Y, como no tiene poder divino para ser Papa, entonces no puede
canonizar a nadie, porque no puede hablar como Papa, que es lo que se necesita
para hacer santos: que el Papa hable como Papa.
Es muy grave esa llamada que ha hecho Francisco. Y muchos no
ven esa gravedad. Es el inicio de la nueva iglesia en Roma. Así tienen que
obrar: desprevenidamente, a lo bruto; imponiendo su pensamiento, guste o no
guste a los demás.
Así ellos inician su nueva iglesia, con estas brechas, que
van marcando un camino de maldad. Y ¡ay del que siga ese camino! ¡ay del que no
vea la maldad que tiene ese camino!. ¡Ay de aquel que siga llamando a Francisco
como bendición de Dios, como persona formada, inteligente, como excelente predicador
de la Palabra de Dios, como el que sabe llegar al corazón de las gentes y a sus
vidas!.
¡Despierten ya! Quien no sepa ver a Francisco como es; quien
no sepa ver que Francisco no es lo que dice ser; quien se empeñe en seguir
buscando una razón para afirmar la santidad de ese hombre, su humildad, sus
sencillez, es que pertenece al demonio; es que su vida no es recta; es que vive
como Francisco vive: haciendo lo que le da la gana en la Iglesia.
Se es Papa para custodiar la Verdad, no para destruirla.
Francisco la destruye. Luego, no es Papa. ¿Todavía no tenéis
inteligencia?
Un verdadero Papa está por encima de toda ley positiva, pero
nunca puede ponerse por encima de la ley divina. Y aquí tienen otra señal de
que Francisco no es Papa. El Papa que Dios elige puede ser muy pecador, pero
nunca se pondrá por encima de Su Ley. Un Papa que eligen los hombres hace eso
que ha hecho Francisco: se pone por encima de Dios.
Por tanto, no puede haber obediencia a un hombre, que dice
ser Papa, y que actúa por encima de Dios. Francisco no es lo que dice ser. No
es Papa porque combate contra Dios, contra Su Ley.
¿Con qué autoridad le dice a esa mujer que puede comulgar
cuando ha rebasado él la Autoridad Divina?
¿Quién se ha creído que es Francisco para interpretar la ley
de Dios?
¿En qué cabeza cabe que para resolver un asunto tan
complicado como es este, se use el teléfono y se dejen las cosas sin resolver?
¿No ven la locura de ese hombre? ¿No ven cómo ha engañado a
esa mujer? ¿No ven cómo engaña a toda la Iglesia?
En los pasillos del Vaticano hay ya Cardenales que están
diciendo: “¿Qué pretende este pequeño argentino?”, “Hemos cometido un error”.
La Jerarquía sabe que Francisco está jugando con fuego. La Jerarquía de la
Iglesia no es tonta. Pero, claro, por debajo hay cantidad de intereses que no
son los de Cristo, que son los de los hombres. Hay división y cisma en el
Vaticano. No hay más ciego que el que no quiera ver.
Y ya tiene que haber un distanciamiento: los que están con
Francisco, los que se oponen a Francisco. Es necesario separar el trigo de la
cizaña. Y ¡cuánto va a costar! ¡Cuánto sufrimiento para toda la Iglesia!
Y aquí el único que sufre con todo esto: Jesucristo. De
nuevo ha sido crucificado en la Eucaristía. De nuevo se pisotea la Eucaristía,
una vez que se ha anulado la Penitencia y el Sacramento del Matrimonio.
Por tanto, no se puede decir y quedarse tan tranquilo que
“las noticias difundidas sobre esa materia -ya que están fuera del ámbito
propio de las relaciones personales- y su amplificación mediática no tienen por
lo tanto confirmación alguna de fiabilidad y son fuente de malentendidos y
confusión”. Ahora, quien ha mentido ha sido esa mujer y ese hombre. Quien ha
mentido ha sido la prensa que ha recogido las declaraciones de esa mujer y de
ese hombre, que han sido claras. No es tan fácil, Lombardi. Este cuento ya
nadie se lo cree, sólo los tontos como él y muchos que le dan oídos a
Francisco. Francisco tiene una boca que no sabéis atarla. Y, por eso, tenéis
que salir con estas inmundicias que revelan el cisma que ya habéis abierto en
la Iglesia.
Visto en :http://josephmaryam.wordpress.com/
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